Esa película ya la vimos
La Cuarta Transformación y el gobierno de EPN se parecen en algo: comenzaron el sexenio frenando el gasto.
En diciembre de 2012 EPN comenzaba espectacularmente con el anuncio del Pacto por México. Al cierre de noviembre se había aprobado la reforma laboral y estaba en marcha la iniciativa para la reforma educativa.
Sin embargo, el gasto realizado en el primer mes del gobierno de Peña tuvo una caída de 15.1 por ciento en términos reales respecto a la cifra del año anterior.
La reducción del gasto público siguió en 2013. En el primer trimestre la caída del gasto programable fue de 14.1 por ciento en términos reales, y en el conjunto del primer semestre el resultado fue un descenso de 3.4 por ciento.
Esta caída tuvo un impacto en el crecimiento de la economía durante el segundo y tercer trimestres del 2013, en los cuales el crecimiento del PIB fue de apenas 1.1 y 1.5 por ciento.
El gasto público equivale aproximadamente a la cuarta parte del PIB, por lo que su caída frecuentemente arrastra al conjunto de la economía.
La razón no es solamente la magnitud. El Estado es el principal comprador de bienes y servicios del país, de modo que cuando deja de hacerlo usualmente afecta no sólo a quien directamente le vende, sino a toda una cadena de proveeduría.
Y ahora, con la administración de AMLO parece estarse repitiendo la historia.
En diciembre pasado, el gasto programable cayó en 25.3 por ciento, cuando apenas en noviembre había subido 14 por ciento en términos reales.
Si este comportamiento se replica en los primeros meses del 2019, lo más probable es que tengamos un primer semestre con tasas de crecimiento por debajo de las que se están anticipando ahora, quizás inferiores al 1 por ciento.
No es que el gobierno de López Obrador intencionadamente esté provocando un freno en la economía. Es lo último que quisiera.
Sin embargo, los cambios de plantillas completas de funcionarios públicos de alto nivel en prácticamente todas las dependencias, así como de los métodos para su ejercicio, centralizando todo en la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda, ha provocado recortes generalizados.
Cuando el gobierno de Peña frenó la economía, ésta venía de un crecimiento de 3.0 por ciento en el último trimestre del gobierno de Calderón.
Si la economía frena en los próximos meses, vendrá de un alza de sólo 1.9 por ciento en el último trimestre del gobierno de Peña, lo que hace mayor el riesgo de un freno.
Para dimensionar las cosas, hay que recordar que con EPN se frenó al grado de que hubo un crecimiento de sólo 1.0 por ciento en el segundo trimestre del 2013, el peor de todo el sexenio. Hoy, seis años después, las cosas podrían ser peores.
Estamos todavía a tiempo para que, sin dejar de aplicar la austeridad, se ejerza el gasto.
La propuesta de AMLO, más que reducirlo es reasignarlo.
Hay ya en el ambiente internacional suficientes elementos para frenar a la economía en este año como para que adicionalmente, la caída del gasto público se convierta en otro lastre que pare la actividad productiva.
Es factible combatir la corrupción y eficientar el gasto sin tener que cerrar la llave.
De lo contrario, el gobierno se meterá un autogol económico en la primera mitad del año.