Operadores de Graco
En la Fiscalía General del Estado, con Uriel Carmona Gándara
se tiene al inmejorable alborotador, al operador correcto,
el que sirve para convulsionar la impartición de justicia
y para lanzar dardos envenenados al Palacio de Gobierno
se tiene al inmejorable alborotador, al operador correcto,
el que sirve para convulsionar la impartición de justicia
y para lanzar dardos envenenados al Palacio de Gobierno
Pedro Martínez Serrano
"Sí señor... A sus órdenes" |
Hacia fines de agosto del año anterior, mencioné que el entonces gobernador Graco Ramírez terminaba de colocar estratégicamente, a quienes se convertirían en sus muros de contención, en sus defensores, cuando llegara el momento de distraer la acción de la justicia.
Aquel momento llegó y, desde la Fiscalía General del Estado, el graquista Uriel Carmona Gándara cumple a cabalidad el compromiso que asumió cuando aceptó ser impuesto en el cargo que hoy ocupa, con la complacencia de diputados a la LIV Legislatura, pastoreados por la señora Tania Valentina Rodríguez Ruiz.
Ambos personajes, apoyados por alfiles del graquismo, infiltrados en el gobierno, lo mismo en el Ejecutivo estatal, que en el legislativo, cuando menos una decena de diputados y en el judicial, jueces y magistrados al servicio de la causa del pasado, porque a él se deben, como la mismísima presidenta del máximo tribunal de la entidad, María del Carmen Cuevas López, son fieles tapaderas del saqueo e infiltrados que previenen cualquier acción legal en contra del jefe de su cartel.
Lo anterior viene a tema, porque precisamente cuando se empiezan a interponer denuncias en contra de Graco Ramírez, Elena Cepeda y su hijo, Rodrigo Gayosso, el Fiscal Uriel Carmona Gándara, se coloca a la cabeza de un movimiento que busca paralizar a la Fiscalía General del Estado. Exigen un aumento de sueldo que les fue ofrecido por Marco Antonio Adame, negado por el tabasqueño y cobrado, ahora sí, a Cuauhtémoc Blanco.
El tema de la fiscalía tiene una amplísima cobertura en medios y por medio de quienes en la administración anterior, fueron colocados por su propio jefe Graco Ramírez, en una lujosa piscina, pero presos al fin (de sus intereses), como focas de circo. “Cuando se les paga, aplauden como focas”, dijo entonces. Hoy lo hacen al ritmo que se les marca, lo mismo en Morelos que en la Ciudad de México.
Los operadores de Graco, Elena y Rodrigo van a vienen, suben y bajan, tiran línea en el Congreso del Estado, la recibe Tania Valentina y “la baja” a sus incondicionales, ese grupo de diputados corruptos, vividores y traidores, que resultaron peor que la basura que se desechó en la legislatura anterior.
En la Fiscalía General del Estado, con Uriel Carmona Gándara se tiene al inmejorable alborotador, al operador correcto, el que sirve para convulsionar la impartición de justicia y para lanzar dardos envenenados al Palacio de Gobierno. “Soy respetuoso de sus derechos”, dice en un grupo de WhatsApp, en el que se multiplica el descontento, porque no se les ha aumentado de sueldo, porque el presupuesto de la institución “no ha sido liberado”.
La conducta del fiscal es tan burda, que representantes de abogados lo acusan directamente, como el presidente del Foro Morelense, Pedro Martínez Bello quien llama al Fiscal General, “Uriel Carmona Gándara a que deje de utilizar políticamente a los trabajadores, para conseguir recursos, debido a que recientemente les han quitado las prestaciones de seguridad médica”.
El dirigente de los profesionales del derecho, denunció que Carmona utiliza al personal como medida de presión y para desestabilizar al gobierno de Cuauhtémoc Blanco para la entrega de los 250 millones de pesos correspondientes al ejercicio fiscal 2018, así como los recursos del presupuesto del presente año.
A su vez, quienes operan medios de comunicación para Graco, lo mismo en Morelos que en la Ciudad de México, deben repartir jugosas cantidades de dinero, para que las cosas se publiquen a su modo o se minimicen a su gusto.
Así las cosas, la batalla final de Graco está en curso y creo que le marca el principio del fin. Tic… Tac… Tic… Tac.
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