El significado del rechazo a la propuesta de Pemex
Pues no convenció. La propuesta que el gobierno hizo el viernes pasado para fortalecer financieramente a Pemex fue “decepcionante”, según juicio de JP Morgan.
Pero, permítame remontarme unos días atrás y contarle lo que pasó previamente.
El miércoles pasado, la empresa estatal circuló entre inversionistas un documento que hablaba de los recursos adicionales que recibiría la empresa en 2019. Estos correspondían a 1 mil 300 millones de pesos de capitalización (ya incluida en el Presupuesto 2019); de la monetización de los pagarés del gobierno que tiene Pemex por apoyo a la reestructuración de pensiones por 1 mil 800 millones de dólares; y finalmente, el ya anunciado incentivo fiscal a las inversiones que sumaría 600 millones de dólares este año.
Además, se estimó que la recuperación de ingresos por el combate al huachicol sería de aproximadamente 1 mil 600 millones de dólares anuales.
La suma daba 5 mil 200 millones de dólares.
El jueves, el presidente López Obrador, en su conferencia mañanera anunció que el viernes habrían de ser anunciadas medidas para fortalecer a Pemex, lo que generó la expectativa de que habría anuncios adicionales.
Esto motivó que el dólar se abaratara anticipando las medidas adicionales, y en ese camino también hubo una recuperación del valor de los bonos de Pemex.
Los anuncios durante la conferencia mañanera del viernes propiciaron más bien una caída de los precios de los bonos y un alza del dólar.
La crítica a la propuesta fue generalizada: no había en ella recursos adicionales a los que ya se conocían. La capitalización ya había sido anunciada; los pagarés por reestructuración sólo implican sustitución de activos y no aumento; el beneficio fiscal ya se conocía (sólo tuvo un aumento de la estimación en 4 mil millones de pesos al año) y los recursos derivados del combate al huachicol son inciertos.
El juicio más duro fue hecho por JP Morgan, que en una comunicación expresó estar “fuertemente decepcionado” con las medidas anunciadas y señaló que ve en el horizonte de 12 meses posibilidades de degradación de la deuda de Pemex o incluso de la deuda soberana del país.
En su perspectiva, el anuncio del viernes pasado sólo implicó un agregado de 4 mil millones de pesos en el beneficio fiscal, lo que equivale en números redondos a 200 millones de dólares. Por eso la decepción.
Veremos este día cómo enfrenta el gobierno las reacciones negativas de los mercados internacionales o si las ignora.
Si hubiera un completo rechazo, criticando a las instituciones que cuestionaron el esquema, llenándolas de calificativos, más valdría ‘preparar los paracaídas’ porque con esa actitud, tarde o temprano tendríamos una gran crisis financiera.
Si la actitud fuera orientada a la rectificación y a verdaderamente comprometer los recursos necesarios y el cambio de modelo de gestión para rescatar Pemex, entonces, la historia puede ser otra.
Si el presidente López Obrador insiste en enfrentarse a los mercados financieros internacionales bajo la lógica de que no pueden estar por encima de la soberanía, esa actitud no sólo lo haría perder sino crearía un muy alto riesgo para el desempeño de todos los programas de su administración, y con ello la posibilidad de transformar el país.