La cuestionada consulta
No se puede soslayar el valor de las consultas. Es un acto democrático que permite tomar decisiones con certeza, también da pauta para tener un termómetro de lo que quieren, piensan y sienten los ciudadanos.
Las experiencias que hemos tenido sobre las consultas han sido desiguales. El nieto de Emiliano Zapata, Jorge, decía hace algunos días: los que hacen la consultas siempre las ganan; las hacen para eso.
Algo tiene de razón, sobre todo si nos atenemos a las consultas que ha hecho López Obrador, como Presidente electo y Mandatario. Si algo se debe evitar es que caigan en una especie de “mesa que más aplauda”.
La consultas deben ser espacios en los que los ciudadanos, con información precisa y, sobre todo, completa, decidan y participen en la toma de decisiones.
Si en algo ha tratado de distinguirse el actual Gobierno, ha sido en ser sensible. En muchos casos lo ha sido, y lo es, pensemos en lo que está tratando de estructurar para el desarrollo económico con el objetivo de que el país tenga una efectiva y justa distribución de la riqueza.
Con el debate en el Senado sobre la creación de la Guardia Nacional tuvimos otra afortunada muestra de sensibilidad, y, sobre todo, de escuchar a los otros.
Sin embargo, en otras ocasiones no ha sido así. En varias áreas ha instrumentado cuestionables y confusas decisiones, en particular en los muchos despidos de trabajadores, los cuales, como decíamos hace algunos días, pareciera que su pecado, para hablar con el código actual, fue ser parte de sexenios anteriores.
Donde también le ha fallado la sensibilidad ha sido con las consultas. Por más que esté logrando lo que se propone, los mecanismos que utiliza, para lo que terminan sirviendo, es para lograr lo que realmente quiere hacer el Gobierno. Recordemos la consulta sobre la construcción del nuevo aeropuerto, la cual fue cuestionada en forma y fondo, pasando por el método utilizado. Viéndolo bajo esta perspectiva, el nieto de Zapata tiene mucho de razón.
Con la consulta convocada sobre la construcción o no de la termoeléctrica en Huexca, Morelos, se repitieron errores y, además, apareció una dosis inquietante de insensibilidad que sorprendió.
Uno de los principales opositores a la construcción de la termoeléctrica fue asesinado en la puerta de su casa, en la comunidad de Amilcingo, Morelos, el miércoles pasado. Hasta ahora no se sabe quién fue el culpable, ni el móvil del lamentable hecho que le privó la vida a Samir Flores Soberanes, quien también era locutor de radio.
El gobierno de Morelos, de manera inopinada, se adelantó tratando de sacar de la jugada la construcción de la termoeléctrica como presunto móvil. Aseguró que no había elementos para considerarlo, siendo que no habían pasado ni 48 horas del asesinato. Ahora ha optado mejor por no hablar, lo que urge, como fuere, es saber quién o quiénes y por qué perpetraron el asesinato.
Con estos antecedentes, más la abierta oposición de un buen número de habitantes de la zona, ¿valen la pena los riesgos que han corrido y aferrarse a no dejar de hacer la consulta? ¿No era mejor,y prudente, hacer un acto de sensibilidad y luto por Samir Flores y posponer, que no cancelar, la consulta?
Habrá que ver qué lectura le dan a los muchos incidentes que se presentaron a lo largo del fin de semana, por más que hayan echado a andar la maquinaria del voto. No tiene sentido jugar a minimizarlos, porque los mismos que se opusieron a la consulta van a ser los mismos que se van a parar frente a la termoeléctrica para impedir su construcción, como ya lo hicieron antes.
Era solo cuestión de entender los tiempos, los ánimos, la indignación y la tristeza.
RESQUICIOS.
El sábado pasado, en la explanada del Castillo de Chapultepec, se estrenó la opera histórica de Israel Cahue, De Veracruz a la República de Juárez. La obra es didáctica y es interpretada por la gran soprano Olivia Gorra. Si la ve por ahí, no se la pierda, en verdad lo vale.