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“¡Nos están matando!”, clama Guadalupe I. Chávez Cardoso

 

-En su intervención, la acreedora a la presea “Xochiquetzalli” afirmó que en lo que va del año, se han ultimado a 29 féminas

-Demandó a las autoridades no más mujeres violentadas y que se extermine el “machismo”

“¡Nos están matando!”, clamó, con voz aguda, la acreedora a la presea “Xochiquetzalli”, Guadalupe Isela Chávez Cardoso, en el recinto legislativo. Eran las 10:22. Su voz se diseminó en la atmósfera.

En su disertación, frente a los 20 diputados de la 54 Legislatura y del gobernador, Cuauhtémoc Blanco Bravo, afirmó que en lo que va de este año, se han ultimado a 29 féminas.

Las miradas eran impávidas, a medida que su mensaje avanzaba. El atril  sostenía las hojas de papel. Su faz se erguía. Al filo de las 10:36, demandó a las autoridades no más mujeres violentadas. Que se extermine el “machismo” y, además, convocó a integrar una alianza entre ambos sexos, para erradicar estos hábitos, que “lastiman a la sociedad”.

Dos minutos después, confirmó lo que es del conocimiento de la opinión pública: los municipios más estigmatizados por la sangre de la mujer son Cuernavaca, Jiutepec y Yautepec. La zona centro del estado concentra el mayor nivel de este flagelo.

Conforme a las estadísticas y, a consecuencia de la espiral bélica, dijo que las cifras de ejecuciones contra las mujeres se van a “superar”. Por tanto (incrementando los decibeles de su voz), urgió a las autoridades a actuar de inmediato.

Al principio, y como una manera de epílogo, citó al escritor uruguayo, Eduardo Galeano: “Hay criminales que proclaman tan campantes ‘la maté porque era mía’, así no más, como si fuera cosa de sentido común y justo de toda justicia y derecho de propiedad privada, que hace al hombre dueño de la mujer. Pero ninguno, ninguno, ni el más macho de los supermachos tiene la valentía de confesar ‘la maté por miedo’, porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo”.

Tras esa frase, mencionó que en el 2018 se asesinaron a 294 féminas, ante la nula actuación y serenidad de quienes, entonces, procuraban la justicia y combate al delito. Ensimismada en su arenga, dijo que “basta de discursos vacíos”.

El Salón de Plenos estaba pletórico de mujeres (en su mayoría); ahí, ella expuso que aún existen esclavas “modernas” en los hogares, que son sometidas a diversos abusos: físicos y verbales. La cultura del abuso se reproduce a través de la vía oral y del ejemplo de la figura masculina y la sobreprotección materna.

Alrededor de las 11:00 horas, hizo una pausa… Respiró y, retomando bríos, confesó su “martirio”, al lado de un “macho”. Esto y, sobre todo, su vástago, le motivaron a continuar su lucha a favor de la población femenina, que sigue siendo castigada.

Demandó sororidad (apoyo entre ellas), para denunciar y salir del silencio de la agonía.

Al final, cerca de las 11:30, los aplausos se gestaron, de modo ininterrumpido, por un minuto. Y Guadalupe se retiró a su lugar…

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