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SERPIENTES Y ESCALERAS

La policía y los influyentes

 
 

Lo detuvieron para una revisión de rutina, pero en ningún momento le pidieron que se bajara del auto; llevaba chofer. Él se bajó y arremetió contra los uniformados: los ofendió por su nivel socioeconómico, por su preparación académica, presumió su dinero y los amenazó con hablarle al gobernador. Los policías fueron prudentes, nunca alzaron la voz ni lo ofendieron, pero grabaron todo. Al final Sergio Sánchez Paris se fue tranquilo y tras ser exhibido trató de limpiar su imagen ofreciendo una disculpa. Los uniformados fueron obligados por la CES a recibir la mano de quien antes los insultó. ¿Así le podemos pedir a la policía que arriesgue su vida por los demás?

 

La lucha contra la delincuencia ha sido una tarea muy difícil en México y el trabajo de los policías es una de las labores más ingratas en esta batalla. La violencia se disparó en el país en 2006 cuando Felipe Calderón declaró la guerra al narcotráfico y en Morelos las cosas se complicaron luego de la muerte de Arturo Beltrán Leyva en Cuernavaca en el 2009; el surgimiento de nuevos grupos criminales y la llegada de cárteles del narcotráfico a disputar la plaza bañaron de sangre un estado otrora tranquilo y apacible.

El problema se acentuó con la complicidad de los gobiernos y la falta de una estrategia efectiva para contener el avance de los grupos criminales. La cereza del pastel en esta historia es la prepotencia de algunos personajes que por su posición económica o amistades políticas pretenden pasar por encima de las instituciones y evadir la ley que aplica a los demás.

Los últimos meses han sido una pesadilla para nuestro estado en materia de seguridad, la herencia que dejó el gobierno de Graco Ramírez al de Cuauhtémoc Blanco ha provocado un repunte de la violencia y una descomposición del ambiente social y la calidad de vida de los ciudadanos. No es para menos: antes de irse el tabasqueño desmanteló la Comisión Estatal de Seguridad y liberó a más de mil delincuentes que se encontraban detenidos en diferentes cárceles.

El gasto hecho en seguridad por el gobierno del PRD en Morelos no tiene precedente: en 5 años la administración perredista destinó miles de millones de pesos a la construcción y equipamiento del Centro de Control e Inteligencia del estado (C5); esta inversión fue presumida durante todo el sexenio: decían que teníamos una policía depurada, bien pagada, capacitada, bien equipada y el centro de comando más moderno y eficiente del país. ¿Qué podía fallar?

Pero como muchas cosas más, lo dicho por Graco Ramírez en este tema fue una mentira: el C5 se construyó y equipó a sobreprecio, el número de cámaras instaladas era menor al que se reportaba, los policías no recibieron mejor sueldo que antes, los cursos de capacitación se pagaban pero no se los daban, no se compró el software necesario para el buen funcionamiento del equipo de video vigilancia y sobre todo, el número de elementos en activo y el número de patrullas con las que contaba el estado no eran los que el gobernador afirmaba en sus discursos.

Al asumir el control del estado Cuauhtémoc Blanco se dio cuenta que el poderío de la Policía Morelos era una falacia: de los más de 5 mil elementos que reportaba el gobierno anterior  sólo había 1 mil 200, incluyendo a la Policía Industrial Bancaria (PIBA), el personal no fue depurado ni capacitado y el sueldo de los uniformados no mejoró ni se homologó durante el sexenio, pues en algunos municipios los policías todavía ganan 3 mil pesos mensuales; tampoco el equipamiento del C5 era el que declaraba Graco Ramírez: no se compraron mil cámaras, de las que hay no todas funcionan, en donde se colocaron están mal orientadas a propósito y no existe equipo de rastreo para identificar personas o vehículos a través de las cámaras.

¿Es todo? No. El gobierno del estado cuenta hoy con tan sólo 22 patrullas para todo el estado porque las que presumía el gobernador perredista estaban rentadas y tuvieron que ser devueltas el último día del sexenio pasado. ¿Y los helicópteros? Tampoco hay: uno era rentado, el otro se dijo que había sido donado al estado pero ya no está y el que dejó Sergio Estrada Cajigal se perdió.

Con todo lo anterior no podíamos esperar algo distinto a lo que hoy estamos viendo: nuestra policía está mal pagada, no recibe capacitación, carece de los elementos técnicos necesarios para hacer su labor y además es presa constante de abusos y maltratos de parte de ciudadanos que se sienten influyentes, como el último caso de Sergio Sánchez Paris, un grosero amigo de Graco Ramírez dedicado la compra venta de arte; vecino del club de golf Tabachines Sánchez Paris fue muy cercano a la familia gubernamental en el sexenio pasado, presume formar parte del Grupo de los 19 (una especie de club de empresarios morelenses), dice haber regalado patrullas al C5 (dónde están?) y amenazó a los policías con ser vecino del gobernador Cuauhtémoc Blanco.

La violencia que se ha desatado en la entidad en este arranque de año y los últimos hechos de sangre que se han suscitado en la capital del estado obligaron al gobierno estatal a reforzar las medidas de prevención del delito, a pedir apoyo federal y a multiplicar las labores de vigilancia con el apoyo del ejército.

No fue una ocurrencia ni tampoco algo nuevo: la gente demandó a Cuauhtémoc Blanco tomar acciones extraordinarias, redoblar los esfuerzos y aumentar la vigilancia; esas mismas medidas se han implementado varias veces a lo largo de la última década en todo el país: los puestos de control, los retenes y las revisiones aleatorias forman parte de una estrategia que se aplica desde hace años. “Así hemos ubicado a gente armada o con droga” dice un policía.

¿Qué de malo tiene que la autoridad revise un vehículo cuando se trata de una labor de prevención? ¿En qué punto se vulneran los derechos al solicitar a un conductor que haga un alto momentáneo en su camino para una supervisión de rutina en su unidad? ¿No es acaso seguridad lo que pedimos los ciudadanos ante tanta violencia? ¿Por qué alterarse cuando, como en el caso del “vecino” del gobernador, los uniformados fueron educados y nunca agredieron al conductor ni a sus acompañantes? ¿Para qué amenazar con pertenecer a un grupo empresarial si no se oculta nada? ¿No es prevención lo que se necesita para recuperar la paz?

La escena que protagonizó Sergio Sánchez Paris refleja lo más putrefacto de la sociedad mexicana: es un sujeto prepotente y maleducado que presume su poder económico y amedrenta a quienes a la vez, exige que le brinden seguridad; su actuar refleja un serio problema de salud mental y también la personalidad irascible de un tipo acostumbrado a evadir la ley, a negociar con el poder y librar las reglas por ser adinerado.

¿Qué sensación queda en los elementos policiacos luego de ver que al final, a pesar de todos los insultos que recibieron y las amenazas de que fueron objeto, sus superiores los obligaron a aceptar una falsa disculpa enfrente de las cámaras para tratar de limpiar la imagen de un hombre que los ofendió por ser pobres y no haber terminado la prepa (sic)? ¿Cómo pedirle a nuestros policías que arriesguen la vida por los ciudadanos cuando este tipo de personajes tienen el poder para lastimarlos sin ser molestados? ¿Pensó en eso Mario Isaac Vargas (secretario particular del comisionado de seguridad en Morelos) cuando obligó a sus policías a grabar un video con el “vecino” del gobernador?

Lo que hizo Sergio Sánchez Paris no es un incidente menor producto de la personalidad de un hombre enfermo de poder; lo ocurrido refleja la otra lucha contra la inseguridad, la dura batalla de la policía contra figuras que por su nivel socioeconómico o político evaden la justicia y son capaces de cualquier cosa: de ofender a un oficial, de pedir su destitución o incluso, en algunos casos, hasta de proteger a delincuentes.

El video donde aparece este nefasto personaje se hizo viral y marcará al sujeto de por vida; la gente ve en él a un sujeto que representa un cáncer social, que ofende a los demás por tener dinero y se burla de la ley por sus relaciones. El gobernador felicitó a los policías por su trabajo y reiteró que no habrá tolerancia a la corrupción, pero el jefe de la policía, en cambio, obligó a sus elementos a posar para la foto en un intento de limpiar la imagen de Sánchez Paris. ¿A quién sirve Ortiz Guarneros?

La lucha contra la inseguridad en Morelos es muy difícil y compleja, el gobierno pelea en desventaja contra los criminales y los policías, mal pagados, maltratados y ofendidos, arriesgan la vida y sufren los maltratos de tipos influyentes.

La inseguridad en Morelos tiene varios rostros: uno es el de los criminales y otro el de sujetos como Sergio Sánchez París que cotidianamente tratan de evadir la ley.

¿Así son todos en el Grupo de los 19?

·         posdata

Combatir el delito no es tarea fácil en Morelos; además de la carencia de recursos y la presencia de personajes influyentes que evaden la ley o protegen delincuentes, está la actuación de jueces que de manera reiterada liberan a los criminales. Esto denuncia el comandante de la 24 Zona Militar de Cuernavaca a la revista Proceso:

Al menos 42 presuntos delincuentes que habían sido detenidos y puestos a disposición de la autoridad competente fueron puestos en libertad por jueces, sin concluir su proceso penal, sin causa justificada, dijo Armando Gómez Mendoza.

El pasado 27 de agosto fue detenido Alexis Oswaldo, hijo de Santiago Mazari Miranda o Mazari Hernández, mejor conocido como El Carrete, quien dirige el grupo delictivo de Los Rojos. Junto a este personaje fue detenido Seth, otro joven; ambos fueron puestos a disposición de las autoridades.

No obstante, todo parece indicar que Seth fue puesto en libertad, pues durante esta semana fue capturado de nueva cuenta por elementos del Ejército cuando se enfrentaron a balazos en una carretera de Amacuzac, territorio del que es oriundo El Carrete.

“Esa es la parte penosa que tenemos, cuando logramos procesar en el sistema penal pero por actividades administrativas de algunas personas en materia de impartición de justicia nos dicen si hacen mal, salen esos delincuentes y siguen estando en la calle”.

Aunque no hizo señalamientos directos, dijo que la responsabilidad era del aparato de justicia: “pero veo que delincuentes salen por trámites administrativos, no puedo decir nada pero están en las calles, gente que nosotros procesamos con armas y con droga; tenemos estadística de cuánta gente está en esa condición”.

“Al alrededor de 42 individuos que salieron de prisión en su primer juicio de primera instancia, se apeló y se ganó en la primera, pero como en el primer juicio salieron libres, ahora nuevamente los tenemos que apresar, pero ya no los ubicamos y tienen órdenes de aprehensión; no se de quién sea responsabilidad, pero así es el hecho”. Hasta aquí la nota.

Así las cosas en la lucha contra la delincuencia en Morelos. Nos quejamos del gobierno, cuestionamos a la policía y criticamos al ejército, pero muchas veces olvidamos a las otras instancias que deben coadyuvar en el proceso o bien, como en este caso, juegan en el bando contrario.

·         nota

Vaya publicidad negativa al Grupo de los 19. La mayoría de los morelenses no conocía su existencia y aún no sabe quiénes son o a qué se dedican, pero a partir de ahora cada vez que se les mencione la primera imagen que vendrá a la mente será la de Sergio Sánchez Paris.

Es obvio que en el Grupo de los 19 no se reservan el derecho de admisión.

·         post it

La reacción de la Policía Morelos ante el intento de asalto a la bodega de Coca Cola y la actitud de los uniformados en el caso de #LordGrupoDeLos19 son puntos a favor de los uniformados.

La lucha no está perdida. Con mucho esfuerzo, pero sí es posible recuperar la paz en Morelos.

·         redes sociales

La escena protagonizada por Sergio Sánchez Paris, un empresario amigo de Graco Ramírez, Elena Cepeda y Rodrigo Gayosso quedó grabada en las redes sociales. El empresario miembro del Grupo de los 19 quedó expuesto como lo que es y hasta el gobernador, su vecino, felicitó a los policías por su actuar.

A pesar de ello, para tratar de limpiar la imagen del rabioso sujeto los uniformados fueron obligados a grabar un video recibiendo su disculpa.

La clave de esta historia fueron las redes sociales: de no haberse hecho pública la escena, Sánchez París jamás hubiera tenido que disculparse. Punto a favor de los ciudadanos que compartieron el video; lástima por Comisionado de Seguridad que obligó a sus policías a prestarse a un montaje.

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