¡Les vale madre la honestidad!
Dice la jerga de la política que, tanto en el triunfo como en la derrota, siempre hay consecuencias. Es decir, ante la victoria o la caída, todo cambia.
Sin embargo, parece que en el PRI no acaban de entender que el voto de castigo que les hizo perder siete gobiernos estatales tiene su origen en el enojo ciudadano por la corruptela, las raterías y la impunidad para castigar a malos gobernadores como los de Veracruz, Tamaulipas, Chihuahua, Oaxaca y muchos otros, de todos los partidos, quienes fueron reprobados en las urnas.
Es decir, a pesar de que en las elecciones del 5 de junio al PRI “se le apareció el diablo” —literalmente—, los jefes del viejo partido no solo “no se santiguan”, sino que tampoco se hincan y menos piensan corregir los errores y horrores cometidos por alcaldes, gobernadores, legisladores y buena parte de la clase política.
Y es que no han pasado 10 días de la escandalosa derrota de junio y la alianza PRI-PVEM se disparó no al pie, sino a la cabeza: decidió engañar a los ciudadanos al “descafeinar” en el Congreso la iniciativa de transparencia conocida como 3de3. Y con ello confirman que les vale madre la transparencia.
Como saben, la 3de3 es una iniciativa que pretendía transparentar las declaraciones fiscal, patrimonial y de conflicto de intereses de servidores públicos y aspirantes a puestos de elección popular, como punto de partida para contener la corrupción.
Sin embargo, una mayoría de PRI y PVEM en el Senado decidió que la 3de3 sería opcional y no obligatoria, con el pretexto de que al exhibir los bienes de los servidores públicos se corría el riesgo de “ponerlos” a merced del crimen organizado.
Y, en efecto, es real el riesgo de que la información sobre los bienes de los servidores llegue a manos criminales. Sin embargo, también es cierto que existen otros formatos para la presentación de la 3de3 sin que exista el riesgo criminal. Más aún, para eso es la política y los grupos colegiados, para debatir y encontrar una salida a un problema dado.
Lo cierto —y más allá de justificaciones reales o imaginarias— es que la transparencia no va bien con los políticos mexicanos —por lo menos los de PRI-PVEM y los identificados con Morena—, quienes prefirieron ausentarse del salón de plenos para forzar el voto contra la iniciativa 3de3.
Pero hay más. Resulta que los senadores que “descafeinaron” la 3de3 emprendieron una suerte de venganza contra los ciudadanos al obligar —en la misma ley— a que los proveedores del gobierno presenten también la 3de3. ¿Y qué significa lo anterior? Una vulgar revancha política contra los ciudadanos, contra los mandantes, por parte de los mandatarios. Los patos le tiran a las escopetas.
Pero hay más. ¿Por qué creen que senadores afines a Morena se aliaron al PRI-PVEM contra la 3de3? Porque el primer obligado a transparentar sus ingresos se llama Andrés Manuel López Obrador. ¿De dónde han salido los ingresos millonarios en los últimos 10 años que le permiten vivir como rey?
Pero el asunto tampoco termina en la grosera pantomima de PRI-PVEM. ¿Por qué?
Porque en rigor, la negativa a la 3de3 es generalizada, en la que participaron todos los partidos. Es un engaño colectivo. Y si lo dudan, basta recordar que por lo menos 50 por cierto de candidatos a puestos de elección popular se negaron a realizar la 3de3 en la elección del 5 de junio.
Lo cierto es que a muchos políticos —de todos los partidos— les vale madre la honestidad y la transparencia. Prefieren engañar a los ciudadanos, sin importar el precio que deban pagar.
Al tiempo.
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