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Piden a AMLO reabrir caso Colosio

“No fue cena, como contó Andrés Manuel (en su conferencia mañanera), sólo les preparé café y galletas, los recibí, vi cómo se saludaron y los dejé platicar tranquilos; me fui”: Clara Jusidman

Piden a AMLO reabrir caso Colosio | La Crónica de Hoy

Era la tarde del lunes 21 de marzo de 1994. Clara Jusidman, quien para entonces se había alejado de la política para concentrarse en el trabajo de organizaciones sociales, alistó café y galletas para el encuentro entre el candidato priista a la presidencia: Luis Donaldo Colosio, y el aspirante a la gubernatura de Tabasco por el PRD: Andrés Manuel López Obrador, quien apenas un mes antes había protestado para la encomienda.

—Ya hablé con Luis Donaldo, me gustaría reunirme con él otra vez en tu casa —le había pedido el tabasqueño, a quien conoció cuando ella dirigía el Instituto Nacional del Consumidor. “Me lo recomendó Ignacio Ovalle, a quien ahora nombró en el gobierno como titular de Seguridad Alimentaria Mexicana. Andrés estuvo colaborando conmigo uno o dos años, pero luego se fue al Frente Democrático que fundaron Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez. En ese tiempo tuvimos una relación cercana: conocí a su primera esposa y a sus hijos, cuando estaban pequeñitos”, cuenta Jusidman a Crónica.

 

En realidad, era la segunda reunión con Colosio en casa de doña Clara, en las Lomas de Chapultepec.

“No fue cena, como contó Andrés Manuel (en su conferencia mañanera), sólo les preparé café y galletas, los recibí, vi cómo se saludaron y los dejé platicar tranquilos; me fui”.

¿Por qué el interés de López Obrador por reunirse con Luis Donaldo?

—Estaba claro que Andrés Manuel no podía hablar con el presidente Carlos Salinas de Gortari desde que tomó la decisión de unirse al Frente Democrático para buscar el gobierno de Tabasco. Salinas se enojó muchísimo, no lo quería ni ver, y Luis Donaldo era más amable y conciliador; la idea era charlar con él para ver si podía hacer algo en las elecciones de Tabasco, a Andrés Manuel no le gustaba Roberto Madrazo para el estado, había tenido conflictos serios con él y trataba de evitar que fuera el candidato a la gubernatura, ya después se conocería que efectivamente Madrazo era deshonesto y tramposo; ésa era la preocupación.

¿Por qué en su casa?

—Ambos sabían que yo estaba en una posición neutral, había dejado de participar en los gobiernos del PRI desde 1991, cuando salí de la Subsecretaría de Pesca, ahí hice una ruptura con la política para dedicarme a luchar por la democracia. Mi casa era un espacio neutro: Luis Donaldo aceptaría sin problemas y Andrés Manuel se sentía muy cómodo, por eso me pidió que fuera ahí.

¿Era usted amiga de Luis Donaldo?

—Él era un hombre muy gentil, lo había conocido desde que era presidente del IEPES (Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales del PRI) en el Distrito Federal, durante la campaña de Carlos Salinas, y luego coincidimos en las secretarías de Gobernación y Presupuesto, y Desarrollo Social. Yo dejé el gobierno federal, pero participaba en el Consejo del Programa Nacional de Solidaridad, y Luis Donaldo presidía las reuniones de ese Consejo. Digamos que nos conocíamos bien, por trabajos propios de la administración pública.

¿Qué recuerda de aquel encuentro de marzo?

—Luis Donaldo llegó muy quemado de la piel, por las constantes giras de campaña. ¿Qué quieren tomar?, les pregunté. Aceptaron el café y las galletas, pero tenía que ser respetuosa del diálogo entre ellos, sólo era facilitadora del espacio. Los dos tenían una personalidad muy pacífica y civilizada, y así los vi cuando se saludaron. Por el temperamento de ambos, no iban a entrar en conflicto, se iban a escuchar en un diálogo entre iguales.

Seguro fue la última vez que vio a Colosio…

—Sí, dos días después lo mataron. Fue algo muy sorpresivo y doloroso para todos, porque sabíamos que no buscaba el poder por el poder, se preocupaba de manera genuina por las personas y por el desarrollo social, fue un shock terrible. Ese magnicidio fue el primer gran ejemplo de la pérdida del sentido de la vida del otro, lo que sigue prevaleciendo hasta nuestros días.

 —¿Tuvo después la oportunidad de hablar con Andrés Manuel sobre esas dos reuniones con Colosio?

—Ya no… Lo vi algunas veces en su casa de campaña, pero ya no platicamos sobre eso. Desde entonces lo he visto pocas veces: unas tres o cuatro. Cuando él era presidente del PRD lo fuimos a ver por temas de la reforma política y después por temas electorales. Ya no hubo ocasión de encontrarnos en términos de trabajo. Nos fuimos por rumbos distintos: él se enfocó al activismo político y yo al social, pero quedan en la memoria aquellos encuentros en la casa donde he vivido más de 50 años…

Ámbito: 
Nacional
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