No son tantos los puntos de desacuerdo de la CNTE con la reforma educativa peñanietista, pero lo rechazado en esa y la nueva nada tiene que ver con la instrucción escolar sino con el indecente negocio de las plazas y querer arrebatar al Estado su rectoría de la enseñanza básica.
Uno más es claramente subjetivo, y lo maneja como una especie de afrenta al honor del magisterio: la evaluación, a la que mentirosamente llama “punitiva” porque no admite que a los profes incapaces se les reubique fuera del salón de clases, donde no maleduquen a los niños y jóvenes de preescolar, primaria y secundaria.
La patraña le fue comprada por Andrés Manuel López Obrador quien ahora, ante el pataleo de la facciosa organización para que no prospere su iniciativa de nueva reforma educativa, dice de plano que evaluar a los maestros “no es prioridad”, porque supone que no incide en la calidad de la enseñanza. Por esto mismo, confía, se armará un plan para “fortalecer” las escuelas normales.
El mes anterior, en la quinta de las audiencias públicas que tuvieron lugar en la Cámara de Diputados y resultaron estériles, la representación de la Unesco en México pidió que no se elimine el concepto de calidad en la educación ni la evaluación. “Se requiere especificar con claridad, como lo hacen ahora las normas del Servicio Profesional Docente, las formas de acceso y promoción dentro del magisterio, para que sean profesionales y tengan oportunidad de acceder y promoverse con base en su mérito y esfuerzo”, expresó Adolfo Rodríguez.
A principios de marzo, el secretario Ejecutivo del Coneval, Gonzalo Hernández Licona, pidió recordar que con la evaluación de las actividades gubernamentales lo que se busca es la mejora continua de los servicios y que los programas tengan buenos resultados.
Entre los alarmados por la desaparición de las evaluaciones al magisterio figura el lector Luis Castañeda (“preocupado padre de familia”), quien escribe:
“Leo con atención tu texto de ayer y vi el programa de El asalto… con el doctor Diego Valadés. Me surge la inquietud y pregunto: ¿en qué parte del mundo, para darte un aumento salarial, no se requiere evaluarte? Si en México lo que se quiere es imponer al holgazán, al que no se quiere capacitar, ¿interpondré un amparo para que mis hijos no sean evaluados por sus profesores? Porque podría alegar que se trata de una acción punitiva, ¿o no? ¿Qué opinas…?”.
Opino que el gobierno de la “cuarta transformación” comienza a pagar carísimo su alianza con una temible organización delincuencial. No podrá cumplir lo que le prometió (incluida la devolución del Instituto de Educación Pública de Oaxaca), porque la CNTE, después, le exigiría la entrega de la secretaría de Estado que encabeza Esteban Moctezuma Barragán.
Aniquilados casi por el peñanietismo, los corruptos líderes de la CNTE estaban empequeñecidos pero, en el circo de la política, también crecen los enanos.