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Miguel Angel Provisor |
2016-06-17

El acuerdo que llevó a Julio Espín Navarrete a ser diputado local por el Partido Nueva Alianza en la actual legislatura del Congreso del Estado de Morelos, estaba inscrito en la lógica democrática.

 

Espín Navarrete defendió la plataforma turquesa en el Legislativo local porque se asumía que creía en el ideario de Nueva Alianza. Por lo menos eso dijo a sus electores y al partido que lo recibió cuando en el PRI lo desecharon y en otros sitios le cerraron las puertas.

Así, los meses como turquesa, Espín Navarrete fue, como todos los conversos, fanático defensor de las políticas que impulsa Nueva Alianza, y así las reproducía, por lo menos en el discurso, y en sus espacios en redes sociales. Julio Espín no era de izquierda, o por lo menos no lo parecía, porque Nueva Alianza no es un partido de izquierda.

En su perspectiva liberal, Nueva Alianza es un partido que se ha caracterizado por defender el derecho de la gente a pensar, a creer, a militar, de acuerdo con sus conciencias. Pero una de las cuestiones que debemos exigir los ciudadanos es la congruencia; esa misma que Espín Navarrete extravió cuando, por razones que él tendrá que explicar, decidió irse al Partido de la Revolución Democrática, especialista, por cierto, en el reciclaje.

Porque de la noche a la mañana, Julio Espín decidió que se le había despertado la conciencia de izquierda graquista y se reunió con el dirigente del partido del gobernador, Graco Ramírez Garrido, y se transformó en un ilustre militante de la izquierda morelense, a la que combatió desde el PRI y a la que derrotó con el ideario de Nueva Alianza en las más recientes elecciones. El de Espín Navarrete no fue un cambio gradual, por lo menos en la mente del público. Los ciudadanos lo que han visto es alguien que se fue a dormir turquesa y despertó amarillo. Y no se trata de un cambio pequeño, bastaría revisar los idearios, declaraciones de principios y plataformas del PRD y Nueva Alianza para entender que un viraje de una fuerza a otra es sumamente complicado, si es que se han leído y se cree en los idearios, declaraciones de principios y plataformas. Si sólo se buscan los espacios partidistas para vivir del erario, entonces puede esperarse cualquier cosa, puesto que la ideología y los principios se vuelven irrelevantes, lo que importa es el posicionamiento.

Espín Navarrete consideró, hasta donde todo apunta, que su futuro político dependía, no de sus ideas, tampoco de sus aportes profesionales o ciudadanos, sino de su posición en la estrategia de alguien más. Así, se fue al PRD no porque creyera más en las ideas de izquierda, que cualquier histrión puede defender en diversas tribunas; sino porque ese partido le ofrecía mejores posiciones en lo inmediato, y según el cálculo del mismo diputado, en el futuro cercano.

Por supuesto que el escenario no es tan simple. Para muchos, el PRD carece de capital político para ganar en el proceso electoral del 2018. Si concedemos que Espín Navarrete es hábil en el cálculo político, su llegada al PRD tendría, así lo percibe la gente, motivos menos estratégicos que el posicionamiento electoral.

Mucho se oirá como justificación al fraude que Espín Navarrete cometió con la confianza de quienes votaron por Nueva Alianza en el noveno distrito de Morelos, que “la gente votó por el candidato”, y a lo mejor en algunos casos es cierto, pero si el problema de Espín Navarrete es sujetarse a principios ideológicos, ¿por qué no se postuló como candidato independiente? ¿Por qué no abandonó a los turquesas con la misma figura? Buscar refugio en otro partido político evidenciaría que el interés tiene que ver con posiciones que generan altos dividendos económicos, en el Congreso y fuera de él, al tiempo…

BREVES: Tal vez el único defensor social con principios ideológicos que hay en el estado, como lo es el rector de la UAEM Alejandro Vera Jiménez, tenga que enfrentar muchos más ataques orquestados desde espacios oficiales y de los esbirros en algunos medios de comunicación animados desde allí mismo. Lo cierto es que Vera Jiménez tiene causas justas para defender y se ha levantado como una de las pocas voces a las que indigna la ignominiosa situación de violencia, inseguridad y corrupción que vive el estado, y que las autoridades y los políticos simplemente quieren ignorar. Si el rector quisiera buscar un cargo público mediante el voto popular, sería interesante saber qué piensa la ciudadanía…

 

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