Según ella, la creciente inseguridad se debe a “la descomposición social, que es intencional, porque obedece al esquema político del neoliberalismo…”.
¡Chíngale!
O sea que sabe pero, temerosa o cobarde, no se atreve a revelar la identidad de los Chicago boys que supone detrás de la masacre de Minatitlán.
Tonta pero no tanto, la representante de la entidad para asuntos relacionados con el pacto federal quiso explicar su disparate usando el ciberespacio para evitar volver a dar la cara a los magnificadores periodistas. Tuiteó: mi comentario de que los medios han 'magnificado el drama' subraya el hecho como un suceso infortunado que nos conmueve vivamente (esta es una de las acepciones de la palabra 'drama'). Lo ocurrido en Minatitlán me duele profundamente y lo lamento. Respeto al periodismo objetivo. Desafortunadamente algunos medios y la oposición recurren al golpeteo político para decir que en la 4T no cumplimos.
Intentando parecer ilustrada con el breviario (¡muchas gracias!) sobre una de las acepciones de la palabra 'drama', delata su ignorancia supina con la tontería de que respeta lo que no existe: el “periodismo objetivo”, ya que este oficio es consustancial, inevitablemente subjetivo.
Pobres veracruzanos, atenidos a que por ellos hablen quienes no entienden sus necesidades ni tienen la menor idea de lo que es la narcoviolencia, entre éstos la senadora de marras.
Nada comparable, sin embargo, al gobernador (igualmente morenista) Cuitláhuac García: con casi cinco meses en el cargo, no solamente ignoró o consintió que solo 19 de 202 cámaras de vigilancia funcionaran en Minatitlán (reduciendo la posibilidad de saber por dónde llegaron y huyeron los asesinos), sino que aprovecha la tragedia para balandronear con la vacilada de que el esclarecimiento del multihomicidio se resolverá con o sin la participación del fiscal general del estado, Jorge Winckler. Esto quiere decir que el mandatario (inexplicable también) ignora que las investigaciones criminales son facultad exclusiva del Ministerio Público, no de él ni de su rebasada policía preventiva.
En la maraña de señales cruzadas y confusas del morenismo empoderado, no aclara nada el propio presidente Andrés Manuel López Obrador, quien a la pregunta de si considera la exigencia de paz como exclusiva de los conservadores, respondió que sí: “Básicamente. Sobre todo promovida, auspiciada…”.