La Dirección Jurídica de Bio Pappel reaccionó a la “petición personal y amistosa que hace el presidente de la República a Miguel Rincón” (encabeza el Consejo de Administración), recordando que es la mayor del ramo en América Latina e informando que sus operaciones con el gobierno federal “solo representan el dos por ciento de sus ventas totales”; que participó “legítima y competitivamente” en la licitación de la Conaliteg y que, “para apoyar la visión de transparencia a prueba de suspicacias”, apoya lo de olvidarse del concurso que ganó y se retira sin patalear, o sea, “sin exigir indemnización alguna, como corresponde por ley a una cancelación injustificada”. Y participa a los inversionistas de la Bolsa Mexicana de Valores que no hay impedimento alguno “ni conflicto de intereses” para “volver a participar en el futuro en cualquier licitación pública” de la Federación, “de acuerdo al Estado de Derecho…”.
Cada quién, pues, con su golpe. Ojalá que la medida no repercuta en un gasto mayor para el gobierno de la austeridad franciscana y la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos termine pagando más de lo que ofertó la papelera del compadre que ha resultado más bien cómodo al padrino de la niña Mercedes.
La despensa del sospechosismo redivivo, sin embargo, rebosa de ingredientes para los apetentes de potajes nauseabundos:
En los señalamientos de lavado de dinero en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, a la que se le congelaron todas sus cuentas bancarias por detectarle más de 150 millones de dólares “de procedencia ilícita”, la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda tiene ante sí el reto de incluir en sus investigaciones a los responsables de instituciones que durante 11 años y en 31 ocasiones encubrieron los probables crímenes financieros, entre otras: la Auditoría Superior de la Federación, su equivalente en el estado, el Sistema de Administración Tributaria y la Secretaría federal de la Función Pública, que atribuyeron a la gestión de esa casa de estudios 100 por ciento de transparencia.
Revelado por el titular de la Unidad, el caso es de gran trascendencia, no únicamente porque se trata de la quinta universidad mejor calificada de México y una de las mil 240 reconocidas entre 25 mil del mundo, sino porque ni a las que han sido evidenciadas por la Auditoría Superior de expedir facturas apócrifas y estafar con empresas fantasma les han congelado sus cuentas.
Y es que, como quizá no sucedió en ninguna otra del país, el patronato de la UAEH resolvió hace más de 20 años invertir el dinero “ilícito” de sus negocios (incluidas una productora de lácteos y una gasolinera), las aportaciones federales y estatales y el fondo de jubilación en el (suizo, claro) Credit Suiss, pero HSBS le ofreció mejores dividendos, se hizo la transferencia y ¡Eureka!, la perspicaz UIF de Santiago Nieto descubrió… el aire.