El chasquido de Thanos
Como si emulara el guión de la taquillera película de los hermanos Joe y Anthony Russo o recreara el proverbio de “puso un circo y le crecieron los enanos”, a la Cuarta Transformación se le están complicando muy rápido las cosas. Los viejos políticos que desaparecieron en la pasada elección pronto estarán de vuelta, enojados y en busca de revancha.
El chasquido de Thanos
El tempranero desgaste de las figuras gubernamentales en Morelos puede lograr lo que no han podido hacer desde hace tiempo las dirigencias de los partidos: revivir a la oposición. La aplanadora del pasado 01 de julio fue como un chasquido de dedos de Thanos para la clase política local, pero los yerros de los actuales gobernantes son el camino para regresar en el tiempo y traer de vuelta a viejos actores de poder, incluyendo a quienes habían desaparecido del mapa. El reto de Cuauhtémoc Blanco ya no es solo enfrentar los problemas cotidianos del estado, como la inseguridad, la crisis económica y las embestidas del graquismo, pronto sentirá el ataque de muchos políticos que vendrán de regreso por la revancha.
La luna de miel se acabó en Morelos para todos los integrantes de la Cuarta Transformación; la paciencia ciudadana se agotó muy rápido porque ninguno de quienes ganaron en las elecciones pasadas ha sabido responder a las demandas ciudadanas, ni podido cumplir con sus compromisos de campaña.
La figura más llamativa en este sentido es sin duda la del gobernador Cuauhtémoc Blanco: la misma inercia que lo catapultó a la gubernatura hoy lo arrastra hacia un precipicio social del cual le va a ser muy difícil salir si no actúa rápido y de manera adecuada.
El jefe del ejecutivo perdió meses valiosos del inicio de gestión en conflictos personales que nada bueno dejaron para su gobierno; cedió el control del estado a su jefe de la gubernatura, pero sus ausencias en el escenario político local no pudieron ser llenadas por un hombre que se ha empeñado en el cargo, pero simplemente no fue por el que la gente votó en las urnas.
Durante meses el ex seleccionado nacional ha sido cuestionado desde diferentes trincheras políticas, le han reclamado su falta de participación en las decisiones estatales y sus constantes actividades fuera del estado. De muchas maneras sus opositores políticos lo señalaron, le reclamaron y trataron de desgastar su imagen sin resultados, pero ahora son sus propios tropiezos los que lo tienen en un momento muy complicado, una crisis de inicio de sexenio.
Es ahí donde hoy el equipo que rodea al futbolista debe tener cuidado: su oposición ya no son los partidos políticos, ni sus adversarios de poder, sino la ciudadanía que en otro momento lo prefirió sobre los otros candidatos y le festejaban cada una de sus ocurrencias y ataques en contra del régimen pasado.
Es ahí donde las cosas se ponen realmente complicadas para el oriundo de Tlatilco y su equipo: enfrentan a un monstruo de mil cabezas que está enfadado, que ya perdió la paciencia y está a punto salir a las calles. La posibilidad de que revivan viejos políticos es posible, incluso de aquellos que parecían lo peor y aprovecharán la coyuntura para reaparecer y encabezar movimientos sociales. No sería la primera vez que eso ocurra en Morelos.
Los ingredientes para que los adversarios de Cuauhtémoc Blanco Bravo reaparezcan están en la mesa; el problema de inseguridad, la severa recesión económica y la falta de justicia son la mezcla perfecta para la oposición. Ítem más: la inacción del ejecutivo y la ausencia de liderazgos ciudadanos en el escenario son un regalo para cualquiera que desde ahora quiera comenzar a pavimentar una campaña electoral rumbo al 2021.
En el ejecutivo estatal existe arrogancia frente a los problemas, su falta de actuación y decisiones confirman ausencia de mando y falta de ideas; ninguno de quienes están en el primer círculo de decisión advierten el enorme riesgo al que se enfrentan y ese factor es el que más ayuda a los que quieren arrebatar el control político del estado a Morena y a Cuauhtémoc Blanco.
Morelos es gobernado (en el estado, la capital y el congreso) por la coalición Juntos Haremos Historia, una alianza conformada por tres partidos (Morena, PES y PT) y hasta el momento ninguno de ellos (o sus integrantes) ha alzado la voz contra la violencia, la impunidad y los elevados índices de inseguridad que se viven. Pero agreguemos: ningún partido lo ha hecho: el PAN se convirtió en apéndice del gobierno estatal, el PRI carece de liderazgo y el PRD no existe.
Por eso la oposición real a los actores políticos de hoy está en la sociedad y eso representa un enorme reto para cualquier administración. La falta de crítica partidista en los tres niveles de gobierno y los tres poderes del estado generó un vacío que ya fue llenado por el ciudadano común que no está conforme con el rumbo que llevan las cosas, ni con los resultados que vemos en el estado, en la capital y en varios municipios. Peor: para muchos su voto por una coalición legislativa fue un desperdicio, pues el parlamento local se ha convertido en todo lo que criticaron y están superando los abusos de sus antecesores.
Esta severa descomposición política estatal pronto dará pie a un movimiento social sin cabeza (o con muchas cabezas), que tomará forma en las calles y ya está presente en las redes sociales. Los ciudadanos no están satisfechos con el estado de las cosas, no aceptan que cada día su calidad de vida se deteriore y frente a ello tengamos gobernantes ausentes o de paseo por Nueva York.
Es aquí donde pueden aparecer nuevos liderazgos sociales o reaparecer viejas figuras políticas; la crisis actual es caldo de cultivo para que la oposición al gobierno resurja, abandere causas sociales y encabece las inconformidades. Pongámoslo en perspectiva: eso fue lo que en otro tiempo hicieron el PAN con Sergio Estrada, el PRD con Graco Ramírez o la coalición con Cuauhtémoc Blanco.
El ejecutivo estatal ya no tiene tiempo que perder, debe tomar las riendas del estado, necesita verse como el hombre que gobierna Morelos y le urge realizar ajustes en su gabinete. Los números no mienten y tratar de ocultarlos puede ser su más grande error; a siete meses de gestión esta crisis es un llamado de atención a tiempo para que replantee el camino, para que de un golpe de timón y comience a hacer política.
El problema de los gobernantes es que casi siempre son incapaces de ver la realidad, prefieren esconderse en su propia versión de las cosas y al hacerlo se hunden más. Cuauhtémoc Blanco no puede darse ese lujo, él no es como los políticos que conocemos y por ello tendría que actuar diferente.
La realidad es una: el gobernador de Morelos tienen muchos problemas, su figura se ha desgastado y hay muchos enemigos políticos locales y nacionales deseosos de cobrar venganza contra su persona.
Ojo: un golpe como el que puede recibir Cuauhtémoc Blanco como gobernador no sólo acabaría con su carrera política, también desvanecería su fama como futbolista y le cerraría puertas a sus aspiraciones deportivas personales.
En política los amigos son de mentiras, pero los enemigos son de verdad.
- posdata
Morelos igual que el resto de los estados del país tiene un delegado federal especial encargado de los programas sociales y coordinador de todas las acciones que el Gobierno de México realiza en los estados.
En la tierra de Zapata hay más de 50 delegaciones federales que atienden desde la salud hasta la economía, pasando por la seguridad, la migración, la educación, el empleo y el medio ambiente.
Por años se ha dicho que tantas delegaciones son innecesarias porque muy poco ayudan a las entidades federativas y en algunos casos hasta duplican funciones. Por esa razón el presidente López Obrador decidió ajustarlas y crear la figura de súper delegados para mejorar su operación, hacer más eficiente su funcionamiento, disminuir los costos y sobre todo, mejorar la atención a la gente.
En Morelos el coordinador de delegados es Hugo Erick Flores, ex diputado federal y presidente del extinto Partido Encuentro Social; a él le corresponde ser el enlace de la federación y resolver los temas que incumben al Gobierno de México en esta tierra. Su primera encomienda fue la termoeléctrica de Huexca.
Hugo Erick no iba a ser delegado en Morelos, pero su llegada fue solicitada directamente por el gobernador Cuauhtémoc Blanco; la primera opción del presidente de México para ese cargo fue Rabín Salazar, quien incluso fue presentado por Andrés Manuel López Obrador en un acto público, pero lo bajaron a petición del ex capitán del América.
Las delegaciones federales manejan en conjunto mucho (pero mucho) más recursos que el gobierno estatal, están presentes en todos los sectores de la sociedad y abarcan a todas las zonas de la entidad; a través de ellas se envían recursos a campesinos, productores, amas de casa, estudiantes, comerciantes… y se realizan obras y acciones de gran impacto social.
Pregunto ¿Qué ha hecho el gobierno federal en Morelos en estos primeros cinco meses del 2019 (seis desde que inició la era AMLO)? ¿Es Hugo Erick Flores un buen delegado? ¿Ha mejorado el funcionamiento de las dependencias federales? ¿Ha coadyuvado al trabajo político del gobierno estatal? ¿Ha resuelto los problemas del Gobierno de México en Morelos? ¿Su trabajo se traduce en simpatía ciudadana con las autoridades federales, estatales y municipales?
Los súper delegados nombrados por el presidente López Obrador tienen una enorme responsabilidad y su trabajo se verá reflejado en el resultado de las elecciones del 2021.
¿Qué cuentas entregará Hugo Erick Flores al presidente de México? ¿Qué ayuda le está dando el delegado al gobernador de Morelos?
- nota
En más o menos un mes se llevará a cabo la Marcha por la Paz que organiza la iglesia católica de Morelos. Será la quinta marcha y cada año ha sido multitudinaria; la que viene no será la excepción.
El jefe e la gubernatura ya dialogó con el Obispo Ramón Castro, le explicó las acciones que realiza el ejecutivo en materia de seguridad y la lucha que cada día se da en ese sentido. El objetivo del encuentro fue obvio: si el prelado está consciente de que el gobierno está dando la pelea, su mensaje al final de la marcha será moderado hacia el ejecutivo. “El Obispo está con nosotros” presume Gerardo Becerra.
Pero aunque el Obispo “esté” con el gobierno (lo cual dudo), difícilmente el jefe e la iglesia católica asumirá el costo del problema de violencia que vive la entidad. Ramón Castro no es un obispo político como lo era Florencio Olvera, es un hombre con un profundo sentido social cuya lucha siempre ha estado a favor de la gente, lo cual le trajo como consecuencia el ataque sistemático del anterior gobierno y la persecución personal de Graco Ramírez.
Ramón Castro Castro puede moderar su discurso al final de la marcha, pero no excusará a ningún gobierno de los problemas que derivan de la inseguridad. Es más: es probable que en su mensaje el prelado reconozca que la violencia ha aumentado y como ya lo dijo anteriormente, Morelos “vive un problema mayor al que se padecía en el pasado”.
Si la caminata por la paz es multitudinaria y el mensaje del Obispo de Cuernavaca es fuerte, la marcha puede marcar el inicio de la debacle de esta administración.
Con la iglesia igual que con otros sectores, el ejecutivo estatal necesita hacer política con políticos profesionales. Para anticipar una marcha como la que organiza la iglesia se necesita mucho más que una charla informal.
- post it
En cuestiones públicas la crítica no siempre es ataque, lo mismo que un apapacho no siempre es ayuda. Las crisis se previenen y se resuelven con información, tomando decisiones y tomando al toro por los cuernos.
- redes sociales
¿Qué ha hecho en cuatro meses y medio el alcalde de Cuernavaca, además de tomarse selfies, organizar eventos políticos, limpiar una coladera, viajar a NY… y ver las tangas de las muchachas?
Comentarios para una columna sonriente:
Twitter: @eolopacheco
Facebook: Eolopachecomx
Instagram: eolopachecomx