El Gobierno de la autodenominada Cuarta Transformación tiene su primera baja. Germán Martínez, el director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), dimitió este martes con una dura carta que refleja las luchas de poder y las tensiones dentro del Gabinete de Andrés Manuel López Obrador. A punto de cumplirse seis meses del nuevo Gobierno, Martínez es el primero en tirar la toalla. “El presidente de México necesita de nuestro apoyo, no nuestras disputas”, escribió. El mandatario llegó a Palacio Nacional con un discurso de combate a la corrupción y la promesa de austeridad. Pero los recortes están haciendo mella en algunos funcionarios, como refleja el larguísimo texto de renuncia de un político que dejó 30 años de militancia en el conservador Partido Acción Nacional (PAN) para apostar por el proyecto del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
El texto de renuncia del exdirector del IMSS es atípico en un país donde los políticos suelen dejar sus cargos con escuetos comunicados llenos de lacónico lenguaje burocrático. La carta de Martínez, de 11 cuartillas, en cambio, es un extenso recorrido por los obstáculos y maltratos que dice haber sufrido en los cinco meses y 20 días que lleva al frente de un instituto con 68 millones de derechohabientes, la más grande de América Latina. Además, identifica a la fuente de las supuestas vejaciones: la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
López Obrador ha aceptado la denuncia, pero no se le vio dispuesto a detenerse demasiado en la primera baja del Gabinete. “Afortunadamente hay muy buenos servidores públicos en el equipo y vamos a sustituirlo”, dijo. El líder del Morena aseguró que el exfuncionario volverá a su escaño en el Senado, que dejó en diciembre pasado para saltar a la Administración. El presidente, quien dijo no compartir la visión de Martínez, ha admitido que conocía los estire y aflojes entre el IMSS y Hacienda. No obstante, se decantó por los encargados de la política económica. “Hacienda tiene que cuidar que no haya déficit, ni deuda, que las finanzas estén sanas”, añadió.
“Algunos funcionarios de la Secretaría de Hacienda tienen injerencia perniciosa en el IMSS y ponen en riesgo la vocación igualitaria, de justicia y, concretamente, de prestación de servicios de salud que tiene el Seguro Social”, ha escrito Martínez en su carta. El exdirector del instituto afirma que los encargados de la hacienda pública tienen “esencia neoliberal”, por lo que han primado los ahorros y el recorte del personal. También acusa a estos funcionarios de intentar imponer “delegados administrativos” en las 32 representaciones del IMSS en los Estados del país. Estos rivalizarían con los delgados aprobados por el Consejo Técnico del instituto.
En el fondo de este conflicto se encuentra la decisión del Gobierno de López Obrador de centralizar en la Oficialía Mayor de Hacienda las compras de la Administración. Esta iniciativa dotó de un gran poder a la funcionaria en el cargo, Raquel Buenrostro. La veedora de SHCP maneja un presupuesto de compras de un billón de pesos al año, 52.000 millones de dólares. En una entrevista reciente con el diario La Jornada, Buenrostro explicaba lo que trata de combatir. “Todavía hoy las delegaciones del IMSS tienen cierta autonomía de compras. Entonces, mientras en oficinas centrales compramos un medicamento en 40 pesos (2 dólares), en una delegación del IMSS lo compran en 2.200 pesos (115 dólares)”.
Martínez explica que el férreo control presupuestario al que ha sido sometido ha generado falta de certeza para muchos trabajadores, el aumento de las vacantes, rezago en infraestructura y en el pago a proveedores, ha parado la compra de equipos y aumentado los reclamos y litigios. El abasto de medicamentos es precario, reconoce. Esto ha empeorado los servicios en un instituto con 33.000 camas cuyo servicio no goza de la mejor reputación. “Ese control de gastos tiene dos consecuencias fatales… pasillos de espera llenos de personas adoloridas y maltrato o retraso en la atención de pacientes”. El otro efecto, según Martínez, es que los hospitales privados se han visto beneficiados por el declive del servicio público de salud. “Gobernar el Seguro Social… requiere un director general fuerte, respaldado por todos, sin dudas ni vacilaciones”, añadió.
El exdirector del IMSS también describió la falta de diálogo con Hacienda. El exfuncionario escribió al ministerio para conocer con exactitud los criterios de control del presupuesto y para solicitar recursos para contratar personal y rediseñar el instituto. Los oficios tuvieron la callada por respuesta. Cuando hizo una cita el 2 de mayo para entrevistarse con funcionarios de Hacienda, la entrevista fue cancelada “de última hora y sin explicación”. “Nadie en su sano juicio se hará cargo desde el IMSS de instrucciones o resoluciones falladas solo en la Secretaría de Hacienda”, dejó entrever Martínez en un ominoso mensaje destinado a quien será su sucesor.
La llegada de Germán Martínez al equipo de López Obrador había sido un tanto para Morena durante la campaña. El apoyo de un expresidente nacional del PAN y antiguo colaborador del exmandatario Felipe Calderón (2006-2012) mostraba que el proyecto del candidato de izquierdas podía atraer a distintos polos ideológicos. La aventura de Martínez ha terminado meses después con una aciaga advertencia: “la ineficiencia igual que la corrupción, juegan en el lado de los mismos que construyeron la sociedad de privilegios que el presidente busca desaparecer”.