Tensiones en el gobierno: lo que falta
Era claro que la Cuarta Transformación no iba a ser un día de campo.
Las políticas instrumentadas por el gobierno de López Obrador van a traer tensiones tanto al interior del gobierno, como entre el gobierno y la sociedad.
Va a haber bajas en el gabinete. La de Germán Martínez es apenas la primera. No fue sorpresiva.
En esta página, en El Financiero, habíamos publicado el 30 de abril, hace 23 días, una imagen del director general del IMSS poniendo una manta del sindicato del IMSS, reclamando por los recortes presupuestales y la escasez de medicamentos.
La renuncia de Germán era cuestión de tiempo.
Los recortes en las instituciones de salud se convirtieron en los más sensibles, por razones naturales. Sin embargo, las reducciones del gasto han sido generalizadas.
Lo que refleja el caso del IMSS es simplemente el eslabón más débil. Se trataba de un funcionario que no era miembro de Morena, con un escaño en el Senado, que tenía los márgenes de libertad para cuestionar y criticar.
Ya ocurrió hace muchos meses otra baja en el gobierno central por la misma razón. Gerardo Esquivel, como subsecretario de Egresos designado, cuestionó los ajustes del gasto.
Hubo diferencias y se procesaron proponiendo a Esquivel para la Junta de Gobierno del Banco de México.
Pero no todos los funcionarios que disienten pueden tener un tratamiento semejante.
Germán logró convertirse en vocero de muchos que reclaman los ajustes. Recibió respaldo de medio mundo; preciso, de casi todo el mundo, menos del presidente.
Ignoro si él sabía a dónde iba cuando aceptó el puesto. O quizás sí sabía y corrió el riesgo. O no sabía y pecó de ingenuidad.
Pero Germán sabe perfectamente que la responsabilidad de los recortes no es de Hacienda.
Para el primer trimestre del año, el IMSS tenía autorizada una erogación de 167 mil 664 millones de pesos. Se ejercieron 147 mil 568 millones, 19 mil 187 millones de pesos menos.
Sin embargo, el gasto total del IMSS en el primer trimestre del año creció en 3.9 por ciento en términos reales, frente a una reducción de 5.0 por ciento del gasto programable del sector público. Vaya, no es a quien le va peor.
Como en el IMSS, en casi todas las dependencias hay ajustes y recortes.
Hay cierta ingenuidad política de Germán Martínez si pensaba que era designado por un órgano tripartita.
Por favor. Todos saben que los sectores obrero y empresarial respaldarían las decisiones de AMLO, sin chistar.
No confundamos. Los obuses de Germán, muy bien disparados, con el oficio político que le dan muchos kilómetros de vuelo en las lides partidistas, apuntan a Hacienda.
Pero, la nave capitana no está allí.
No es causalidad que apenas unas horas después de la renuncia, el presidente de la República le haya dado un espaldarazo a la dependencia encabezada por Carlos Urzúa.
Lo único que ellos están haciendo es operando las instrucciones del presidente de la República.
Que en el IMSS hay muchos gastos que pueden reducirse, está fuera de discusión. Que el nivel de atención se ha deteriorado desde hace años y no solo con AMLO, también es cierto.
Sin embargo, el presupuesto del IMSS creció en 29.3 por ciento en términos reales durante el sexenio de Peña, mientras que la población derechohabiente adscrita a alguna clínica creció en 20 por ciento.
Qué bueno que Germán Martínez haya traído a la mesa la discusión de los recortes.
Sin embargo, creo que hay que discutir el tema integralmente y no solo desde la perspectiva del funcionario que renunció.