No es solo la renuncia del director general del IMSS, son las razones que aduce en su larga carta. Germán Martínez Cázares ha lanzado un “Yo acuso” que puede cimbrar a la Cuarta Transformación.
“Algunos funcionarios de la Secretaría de Hacienda –explica el exfuncionario– tienen una influencia perniciosa en el IMSS y ponen en riesgo la vocación igualitaria, de justicia y, concretamente, de prestación de servicios de salud que tiene el Seguro Social. El Presidente del Gobierno de México proclamó el fin del neoliberalismo, pero en el IMSS algunas injerencias de Hacienda son de esencia neoliberal: ahorro y más ahorro, recortes de personal y más recortes de personal, y un rediseño institucional donde importa más el ‘cargo’ que el ‘encargo’”.
La carta es importante y ratifica las dificultades de hacer los cambios de fondo que ofrece la Cuarta Transformación ante las realidades económicas.
Nadie cuestiona la necesidad de austeridad. Una de las razones por las que se mantiene alto el peso en los mercados financieros es porque los analistas ven una disminución del gasto que baja el déficit presupuestario sin subir impuestos. El Presidente está cumpliendo sus promesas financieras. Sin embargo, según Martínez Cázares, “ese control del gasto tiene dos consecuencias fatales: una directa para el IMSS: pasillos de espera llenos de personas adoloridas y mal trato o retraso en la atención a pacientes; y un segundo efecto indirecto todavía peor: el fortalecimiento de los servicios de salud privados, que ocasionará mayor ‘gasto de bolsillo’ de las familias cuando sus seres queridos tengan un padecimiento”.
El linchamiento de Martínez Cázares por los lopezobradoristas ya ha comenzado. El exdirector es un blanco muy fácil para los ataques: que si fue panista, y además calderonista; que si escribía en un diario fifí como el Reforma. Federico Arreola, de sdpnoticias.com, comentó ayer: “Germán Martínez, como el alacrán, fiel a su naturaleza traiciona a AMLO”. Quien lea con honestidad la inusual carta de renuncia, sin embargo, entenderá que se trata de una renuncia de principios.
El sistema de salud enfrenta enormes retos y no de ahora. Tenemos una red dividida por clases sociales y privilegios. El servicio privado tiene un segmento de altísimo nivel y carísimo, y otro que atiende a pacientes que se cansan del deficiente sistema público y ofrece precios razonables pero calidad regular. Dentro del sistema público están los privilegiados con acceso a los servicios de las Fuerzas Armadas o de Pemex, y los menos privilegiados que tienen IMSS o ISSSTE. Luego están los que no tienen seguridad social y acuden a las instituciones que antes eran de la Secretaría de Salud y posteriormente del Seguro Popular donde los servicios son sumamente deficientes.
A todos se les prometen servicios de salud, pero los recursos se reducen cada vez más. Incluso el IMSS y el ISSSTE, que antes eran para privilegiados, tienen que reducir cada vez más la calidad de sus servicios. No hay medicamentos ni otros insumos. Los médicos reciben pagos muy bajos y se les hacen exigencias cada vez mayores. Martínez Cázares tiene razón: estamos viviendo una creciente privatización de la salud. El propio Presidente, que es todo menos fifí, acude a Médica Sur. Pero esto es consecuencia de políticas que pretenden ser sociales y que solo están bajando la calidad de los servicios de salud pública.
Lo sustituimos
“Hacienda tiene que participar en todo lo que corresponde al Seguro Social y al ISSSTE”, respondió el presidente López Obrador ante la renuncia de Martínez Cázares. “Afortunadamente hay muy buenos servidores públicos en el equipo y vamos a sustituirlo”. Así de simple.