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SERPIENTES Y ESCALERAS

Economía estancada

Serpientes y escaleras - Economía estancada

 

 

El gobierno dejó de comprar a proveedores locales; ahí comenzó la crisis.

Economía estancada

Muchas veces se ha hablado del problema económico que sufre Morelos, consecuencia de la poca inversión pública del gobierno en los últimos años. El estado vive un momento muy complejo en materia económica, es una especie de recesión que ha provocado el cierre de negocios y empresas, con el consecuente despido de cientos o miles de ciudadanos en la última década. El problema de inseguridad que padecemos en la entidad está directamente relacionado con este hecho.

Si comparamos el discurso gubernamental del sexenio pasado con las estadísticas oficiales en materia de desarrollo económico y la realidad que viven todos los días miles de ciudadanos, nos daremos cuenta que algo no cuadra. Explico:

A lo largo de su administración Graco Ramírez contrató diversos créditos por un monto superior a los 7 mil millones de pesos. Sumado a los recursos propios que anualmente recibió el estado (alrededor de 24 mil millones de pesos anuales) y los pasivos que dejó el gobierno perredista, estamos hablando de una cantidad histórica que debió (en teoría) detonar el desarrollo en el estado y potenciar a todos los sectores productivos de la entidad. Pero no fue así.

Como nunca antes, la administración estatal contrató empréstitos millonarios y destinó fondos públicos para obra pública y contratación de diversos servicios que, dijeron en su momento, atenderían las necesidades más sensibles de la población, desde los sectores más vulnerables hasta los polos de desarrollo y las áreas más productivas de la sociedad.

Muchas veces el gobernador perredista ensalzó sus políticas públicas y su programa de desarrollo, dijo que sentaban un precedente histórico y representaría el despegue de áreas que estaban estancadas e históricamente habían sido olvidadas por los gobiernos. Con estos créditos, fideicomisos e inversión público-privada, Morelos se convertiría en un vergel, en una potencia económica en el centro del país.

A la vuelta de seis años, empero, vemos que todo ese gasto no fue suficiente para detonar la economía y en algunos casos, ni siquiera pudo sacar del abandono a los sectores marginados. Fue muchísimo dinero, como nunca antes en la historia, pero a pesar de eso las cosas no mejoraron, por el contrario, la economía se contrajo y las cosas se pusieron peor para todos. ¿Por qué?

Partamos de una base simple: si el gobierno estatal recibió anualmente alrededor de 25 mil millones de pesos de presupuesto y contrató en promedio otros 2 mil millones anuales a través de créditos ¿Por qué el Producto Interno Bruto (PIB) en lugar de crecer, decreció? La respuesta es simple: no hubo inversión pública, todo fue una simulación del gobierno anterior.

El daño que provocó la administración perredista a Morelos es enorme y no sólo se circunscribe al deterioro de la calidad de vida de la sociedad, el aumento de los niveles delictivos y la abierta corrupción gubernamental; el golpe múltiple que dio el régimen de Graco Ramírez al estado es brutal, representa un hundimiento económico y costará varias décadas subsanar.

Recordemos que las pocas obras que realizó la administración pasada fueron a sobre precio, de bajo impacto social y casi todas realizadas por empresas foráneas, con personal que llegaba de otras entidades. Lo mismo ocurrió con las compras y las contrataciones del gobierno estatal, adjudicaciones directas que se hicieron en su mayoría a proveedores de otros estados y cuyos insumos eran adquiridos más allá de las fronteras locales, lo que repercutió en la quiebra de cientos de negocios y el despido masivo de miles de personas.

Es probable que en este punto salgan algunos Graquistas a defender al ex gobernador presumiendo la edificación de un nuevo estadio de fútbol en Zacatepec, la remodelación del auditorio de Teopanzolco o el nacimiento del Museo Juan Soriano. Quizá algunos añadan a esta lista la remodelación de la plaza de armas, las calles aledañas al centro histórico, el puente de Porfirio Díaz y el mini parque de Patios de la Estación.

A ellos habría que preguntarles cuál es el verdadero impacto social y potencial económico o de desarrollo de un estadio que se construyó sin estacionamiento, un auditorio hecho con recursos federales y cuyo precio inicial programado se duplicó o los beneficios de un museo que se inunda y fue realizado en un predio que se compró con un sobreprecio del 800 por ciento. Y qué decir de calles pagadas a precio de oro de mala calidad o la remodelación de una plaza (el zócalo) que costó 150 millones de pesos. Todas estas obras, por cierto, fueron realizadas sin licitación y adjudicadas a empresas extranjeras o de amigos del hijastro del gobernador.

Piénsalo de esta manera, lectora lector querido: cuando un gobierno deja de gastar, el efecto económico que provoca en su entorno es enorme. La administración de Graco Ramírez no sólo dejó de contratar obras y servicios a proveedores locales (lo cual representa un golpe durísimo a la economía morelense), también canalizó las compras a empresas, comercios y negocios cuya sede está fuera del estado, que contrataban a trabajadores de otras entidades, que pagaba impuestos en otros lugares y cuya cadena de compras estuvo fuera del territorio local. El resultado es terrible: cientos de empresas y negocios quebraron.

Los datos están a la vista y son oficiales: Morelos fue uno de los estados que más deuda pública contrató y más se endeudó en el sexenio anterior, pero en lugar de que ello se reflejara en un crecimiento económico a través del Producto Interno Bruto, lo que pasó es que el PIB se vino abajo, lo que significa que Morelos se hizo más pobre. Véanlo de otra forma: ¿Tienen más dinero que antes en la bolsa? ¿Ves más gente comprando o consumiendo en los negocios locales?

Este fenómeno económico tiene un efecto social: cuando la economía se estanca y el desempleo aumenta, los niveles de criminalidad suben; obvio, si no hay dinero circulante y la gente no tiene empleo o no le alcanza para vivir con lo que gana, comienza una descomposición social que provoca lo que hoy vemos por todos lados: delincuencia.

Morelos enfrenta un problema económico muy fuerte que va más allá de las multimillonarias deudas que heredó la administración anterior; este fenómeno rebasa la esfera gubernamental, está presente en todos los sectores de la población y se palpa en la economía de la mayoría de las familias.

La tasa de desempleo actual en Morelos es muy alta y la recesión económica está a la vista en todos los sectores; el circulante escasea, los negocios cierran y los empleos son mal pagados. La mayoría de las empresas sufren para cumplir con sus obligaciones institucionales y muchas veces no juntan el dinero de su nómina. La historia no es de pronta solución, porque la administración actual no ha podido revertir el problema; la razón es que no tiene mucho margen de gasto debido a los enormes pasivos heredados.

Empresas, gobiernos y personas enfrentan actualmente un serio problema económico en Morelos; el escenario que dejó Graco Ramírez a los morelenses no fue sólo un incremento sustancial de la delincuencia y el asentamiento de múltiples grupos delictivos, también nos dejó sembrada una crisis económica de largo plazo que ha impactado en la calidad de vida de miles de ciudadanos, que es razón de que la inseguridad aumente y cuya salida tomará más de una década.

… Y a pesar de todo esto todavía no le han hecho nada a Alí Babá Ramírez y sus 40 hijastros.

  • posdata

Es comprensible que a pesar de todos los intentos que ha hecho el gobierno estatal para llevar a juicio al ex gobernador y a su familia, las cosas no avancen tan rápido, por la sencilla razón de que ni el ex jefe del ejecutivo ni su familia firmaban nada.

Todos sabemos que eran ellos quienes estaban detrás de los negocios, pero también entendemos que estos se hacían por vías no institucionales, con órdenes verbales y a través de prestanombres.

No es el caso de otros funcionarios que fueron los operadores de los negocios, que sí tenían un cargo público, que sí formaban y sí tienen responsabilidad, como Andrik Ruíz de Chávez o Sergio Beltrán Toto.

A ellos sí los puede alcanzar el brazo de la justicia y contra ellos sí existen elementos legales para actuar. ¿Por qué la administración de Cauhtémoc Blanco no ha hecho nada al respecto?

Lo dicho por el gobernador la semana pasada a propósito de este tema causa pena y desencanto: “Hay justicia divina”. ¿O sea que está dando por sentado que no podrá actuar en contra de los corruptos?

Ojalá y no sea así.

  • nota

El próximo sábado se llevará a cabo la caminata por la paz en Morelos, organizada por la iglesia católica y cuya convocatoria corre a cargo del obispo de Cuernavaca Ramón Castro.

Esta será la quinta edición de la caminata, hubo cuatro durante el gobierno de Graco Ramírez y será la primera con Cuauhtémoc Blanco como gobernador

No es difícil anticipar lo que veremos el fin de semana, lo más probable es que como en ocasiones pasadas acudan miles de personas a exigir un cese al fuego, alto a la violencia, paz.

Seguramente será una caminata blanca en todos los sentidos, por los colores claros de la vestimenta y el silencio que imperará en los asistentes; al final habrá un mensaje del Obispo Castro, sin personalizar ni culpar a nadie (nunca lo ha hecho), pero exigiendo a las autoridades que hagan su trabajo para detener el baño de sangre.

Las cuatro ocasiones anteriores la marcha fue atacada desde palacio de gobierno, se trató de boicotear, de callar y descalificar; desde palacio decían que era un movimiento político, un plan desestabilizador, un acto fuera de la ley del jefe de la iglesia católica.

Alguna vez el gobernador perredista de Morelos se trasladó al episcopado mexicano acompañado de las representantes de los otros dos poderes (Carmen Cuevas y Beatriz Alatriste); ahí pidió la remoción del Obispo de Cuernavaca. En otro momento su partido, el PRD, denunció a Ramón Castro ante la Secretaría de Gobernación y demandó que se le sancionara legalmente. Ninguna queja prosperó.

Hoy el Cuauhtémoc Blanco estará del otro lado del escritorio, ya no lo veremos vestido de blanco acompañando al Obispo de Cuernavaca en la caminata, ahora él será receptor del sentir ciudadano y veremos cuál es su actitud ante la petición.

Ojalá la prudencia quepa en el mandatario y la reacción de su gobierno sea la correcta; esperemos que en lugar de tomar la marcha como una afrenta personal o un ataque a su administración, entienda la validez del reclamo y la necesidad de sumarse a esta lucha colectiva por el bien de todos.

Las caminatas por la paz son como las olas del mar: Graco Ramírez intentó detenerlas y nunca pudo; Cuauhtémoc puede seguir su corriente y utilizar su fuerza para formar un gran frente social para pacificar las cosas.

Así sea.

  • post it

El comentario me lo hace un amigo:

“Fui a la feria del pescado que promocionó la Secretaría de Turismo; terrible decepción. No eran más de diez puestos en la calle y sólo vendían mojarra frita (que parecía un charal disecado) y tamal de pescado. ¡Me da uno de estos!, pedí en un puesto señalando un pescado anunciado por el gobierno del estado. ¿Eso qué es? ¡De eso no vendemos aquí!” Fin de la historia.

¿Supervisa Margarita Saravia qué es lo que promociona su oficina? Vamos: ¿Sabe qué es lo que debe hacer un promotor turístico y en qué terminan los eventos que promociona? ¿Conoce son los planes y programas de su secretaría? ¿Los tienen?

La simulación es un grave problema en todos los gobiernos.

  • redes sociales

¿Acudirán políticos a la caminata por la paz? ¿Lo harán quienes en formaron parte del gobierno de Graco Ramírez o quienes desde su trinchera lo promovieron y protegieron? ¿Serán tan cínicos?

Comentarios para una columna optimista:

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