La caminata por la paz en la que participación miles de católicos y ciudadanos morelenses que exigen un alto a la grave situación de inseguridad, y que tristemente se sigue reflejando todos los días a lo largo y ancho en la entidad, fue una muestra del hartazgo social que existe porque no hay nadie que ponga orden y al final, impera la ley de los grupos criminales y quizá algo peor, la impunidad que provoca que sigan aumentando delitos de alto impacto.
LAS IGLESIAS, PORTAVOCES DE LAS VÍCTIMAS.- Las miles de personas que caminaron desde Tlaltenango hasta la catedral, en su mayoría vestidos de blanco se unificaron por la petición del Obispo Ramón Castro Castro, de exigirle no solo a las autoridades federales, estatales y municipales una estrategia real, concreta para que puedan enfrentar a los grupos delictivos que han hecho de las suyas en la tierra de mi general Zapata. Y es que, basta acudir cada semana a las iglesias en donde los sacerdotes ofician su misa para darse cuenta de que son ellos, los verdaderos portavoces de las familias que han resultado damnificadas por los actos criminales que a diario se registra y que, por temor y desconfianza, la mayoría no se denuncian ante la Fiscalía General del Estado.
Lo cierto, es que además de los asesinatos que se cometen de entre cuatro a cinco diarios, provocando con ello que los cinco meses que van de la presente administración haya sido considerada por los especialistas como los más violentos de las últimas décadas. Algo que debe de poner no solo a pensar sino a impulsar estrategias en el combate a la inseguridad a los jefes policíacos y al propio titular del poder Ejecutivo porque no solo ese delito lacera a las familias morelenses. Tristemente, casos como secuestros, extorsiones, cobro por derecho de piso, robo de vehículos con violencia y asaltos a transeúntes son los que más que se cometen y lamentablemente, quienes incurren en estos actos delictivos difícilmente se les sanciona y peor aún, escasos delincuentes pisan la cárcel por las fechorías que cometen.
Son los sacerdotes los que se están convirtiendo en las voces de las familias de las víctimas que no saben qué hacer, cuyo dolor tienen que ocultar ante el temor de que sigan siendo víctimas de los grupos que operan en Morelos sin que puedan ser detenidos por las corporaciones policíacas. El daño está hecho.
CIERRE DE NEGOCIOS POR INSEGURIDAD.- En las últimas semanas hemos podido constatar empresarios de Coparmex, Canacintra, Canacope, entre otras organizaciones camarales han reconocido la grave problemática en la que se encuentran por el cierre de centros nocturnos, bares, discotecas y negocios de pequeños y micro empresarios por el problema de la inseguridad que sigue prevaleciendo en la entidad. Son docenas, quizá cientos en los 33 municipios de la entidad los establecimientos que por derecho de piso y extorsión han tenido que bajar sus cortinas ante la imposibilidad de entregarles las fuertes cantidades que los grupos delictivos solicitan para dejarlos trabajar.
Esta situación no es privativa de Morelos porque sucede en casi todo el país pero lo cierto, es que el tema se ha ido agravando en la entidad sin que autoridad alguna trate de frenar este conflicto por una simple razón: están rebasadas las corporaciones policíacas por los grupos delictivos.
Y para quienes dicen que uno exagera, que las cosas van bien y que el comercio está en todo su apogeo con mucha gente en sus establecimientos, los reto a que salgan a cualquier comercio a partir de las 10 de la noche y constaten que tristemente, la mayoría de los comercios que funcionan a esas horas tienen muy pocos clientes en gran medida por el temor de que algo les suceda por la ola delictiva que se siente en este ambiente nocturno.
SINOPSIS.- CRISIS DE PARTIDOS POLÍTICOS. En México y Morelos no es la excepción, viven una severa crisis de credibilidad la mayoría de los partidos políticos a los que la sociedad les ha dado la espalda en reiteradas ocasiones. Lo sucedido el domingo pasado donde se registró un abstencionismo del 70 por ciento, en razón de que solo el 30 por ciento restante fueron los que salieron a emitir su sufragio, evidenciando su desencanto y rechazo a los partidos y sus candidatos a cargos de elección popular.
Un ejemplo de ello es lo que sucede en el PRI en el estado que cuenta con un partido abandonado, en razón de que su presidente Alberto Martínez González, durante casi dos años sólo se ha dedicado a beneficiarse personalmente así como a su reducido grupo político. Para nadie es un secreto sus gustos por el alcohol –que lo llevaron a tener el sobrenombre “El Chupes”- y las mujeres. El partido hoy en día vive sus peores momentos en la historia política del tricolor que se suma a lo poco que queda de lo que se hacen llamar como sectores y organizaciones que son todo menos institutos fuertes social y políticamente, puesto que son órganos que sólo los utilizan como trampolín político y caja económica para sus titulares.
El Chupes, Alberto Martínez, en los últimos meses se le ha visto casi todos los días muy de cerca de Mariana Moguel Robles -hija de Rosario Robles Berlanga, ex integrante del gabinete de Enrique Peña Nieto- y quien fura presidenta del PRI en la Ciudad de México, y ex diputada local del Distrito XXXIV. Y es mediante esta amistada como busca mantenerse firme en lo que queda del partido, sin rendirle cuentas a la militancia tricolor ni a los demás grupos políticos que los respaldaron para que llegara a la dirigencia del CDE. Hoy su interés, además de nadar a muertito y no participar en ninguna actividad partidista por aquello de los abucheos, mentadas de madre y los reclamos de que es un traidor, que no cumple los acuerdos y de beneficiarse únicamente de los dineros del partido, tal como sucedió en las asambleas distritales que se desarrollaron en los municipios de Xochitepec y Mazatepec. Y pese a ello, sigue en su alocada y trasnochada idea de alcanzar la candidatura a la diputación federal por la vía plurinominal para el proceso electoral del 2021. Además de que La Pave, ya giró instrucciones de que la línea en Morelos para la dirigencia nacional que en septiembre se puede renovar, será con José Narro, el ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México. Al final, decidió ya no participar en la reunión que sostendrían en Cuernavaca porque sabe que le ha ido muy mal con la militancia que exige un cambio inmediato, a la voz de ya o de lo contrario, el PRI en los próximos dos años podría desaparecer.
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