Una delgada línea
Ayer las protestas magisteriales en Morelos, con poca asistencia, causaron sin embargo enorme malestar porque bloquearon el acceso más importante a Cuernavaca por el norte.
Lo de ayer fue en apoyo a sus homólogos de Oaxaca, enfrentados con la fuerza pública federal a un precio de seis fallecidos y decenas de lesionados de ambas partes.
En la entidad el reclamo principal de los profesores tiene que ver con los efectos de la llamada reforma educativa y los extravíos del actual gobierno, que ha dejado de pagar prestaciones que se había comprometido a mantener.
Cualquier torpeza de los funcionarios locales puede hacer que se cruce la delgada línea entre protestas que no alteran la vida
de Morelos y una movilización como la de hace seis años.
Y como los funcionarios encargados de la educación y del control de la entidad no son precisamente los mejores ni los más sensibles, habrá que vivir con el temor de que otra vez seamos titulares de los medios de comunicación nacionales e internacionales.
Del gobernador y sus asistentes depende que no llegue ese futuro.