Además de incomodar, hay verdades que también son pecaminosas
Florestán
Yo era de los que no veía cómo México iba a impedir que ayer entraran en vigor los aranceles a las exportaciones mexicanas a Estados Unidos que había anunciado Donald Trump, cuando ningún país en el mundo ha logrado acuerdo alguno con él y menos en materia comercial que, por cierto, es un tema que nunca estuvo en la mesa, donde solo se discutió de migración, que después de lo electoral, es su prioridad.
Y así fue.
El presidente López Obrador reaccionó con una carta a Trump y el jueves mandó a Marcelo Ebrard al frente de una misión a Washington, a donde llegó el viernes.
El lunes se acordó que se reuniría con Mike Pompeo en el Departamento de Estado, el martes por la tarde el encuentro se cambió a la Casa Blanca y por la noche se supo que sería encabezado por el vicepresidente Mike Pence.
Y apenas se sentó el miércoles en la mesa, lo primero que le soltaron fue que para evitar los aranceles México tenía que convertirse de inmediato en un tercer país seguro, lo que rechazó porque, les dijo, ni sabía qué documento iba a firmar y no podía hacerlo sin pasar por el Congreso, a lo que le confirmaron que entonces iban los aranceles, lo que fue el peor momento de la negociación y así se levantaron de la mesa. Una hora después, se reunió con Pompeo y éste le reiteró condición y amenaza, a lo que el canciller le respondió que si establecían las tarifas el lunes (hoy), México respondería igual y se iniciaría una guerra comercial de las que nadie sabe cuándo ni cómo terminan y ya habló de México primer país de asilo, con los países del triángulo del norte y Brasil y de los 6 mil guardias nacionales a la frontera sur, que ya había planteado en la Casa Blanca.
Así siguieron atorados el jueves y el viernes, cuando finalmente Pompeo estuvo de acuerdo con su propuesta pero sujeta a resultados: que se redujera o frenara el ingreso de migrantes de Centroamérica y se sentaran en 45 días para ver los resultados.
He escuchado voces que hablan de derrota y yo lo veo como una negociación en la que cada parte tiene que ceder algo para todos ganar algo.
Estados Unidos cedió en no imponer los aranceles, que era a lo que iba Ebrard, y México en vigilar su frontera sur para impedir el ingreso de centroamericanos.
Los resultados a finales de julio.
Y si no los hay, a sentarse de nuevo en medio de las amenazas amplificadas de Trump sobre los aranceles, tema al que volverá todas las veces que electoralmente le sea necesario.
RETALES
1. AVERSIÓN. Hay dos temas que López Obrador no quiere: pelearse con Trump y una crisis económica. Ya lo hablaremos;
2. GUARDIAS. El siguiente paso es el despliegue en la frontera sur, donde no hay frontera, y la reducción de esa migración; y
3. TRÁMITE. Ya hay fechas en el PRI, donde no veo cómo vayan a impedir que Alejandro Moreno sea su dirigente nacional.
Nos vemos mañana, pero en privado
@lopezdoriga
lopezdoriga.com