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SERPIENTES Y ESCALERAS

La ciudad de la esperanza, la llamaron hace unos años. La esperanza fue secuestrada.

 

Vecino incómodo

La Ciudad de México vive una severa crisis de violencia e inseguridad, la más fuerte de los últimos años. Según datos oficiales los delitos de Secuestro aumentaron en un 550 por ciento, la Extorsión 127% el Robo a Negocios 62%, el Robo de Vehículos 46%, el Homicidio 48% y el Narcomenudeo 31%. Aunque la jefa de gobierno diga que la estrategia de seguridad funciona y el presidente la aplauda y diga que a Claudia Sheinbaum la atacan los grandotes y le heredaron un gran problema, no hay manera de ver el lado bueno de las cosas. Lo que sucede en la CdMx afecta a toda la zona metropolitana y a los estados vecinos.

Ayer por la mañana el Presidente de México anunció la entrada de la Guardia Nacional a la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador dijo que la jefa de gobierno “Hace un gran trabajo, todos los días atiende el problema y en efecto, al principio se pensó que no haría falta que actuara la Guardia Nacional, pero por la situación que se padece, sí habrá Guardia Nacional en toda la Ciudad de México”.

La decisión que anunció el jefe del ejecutivo federal fue a petición de la regente capitalina y porque las autoridades estatales y federales reconocen que en la gran ciudad operan grupos de la delincuencia organizada porque la pasada administración dejó que echaran raíces (sic).

“Se dejó que echaran raíz bandas de la ciudad que no había, entraron grupos de la delincuencia organizada, calculo que esta situación se presentó a partir del 2018, en algunas demarcaciones, pero ya se tiene una estrategia para todo eso” dijo López Obrador al tiempo de reconocer que los delitos están creciendo: “el homicidio pasó de 2 a 6 diarios, aumentó mucho”.

Lo que sucede en el otrora Distrito Federal es algo que a los morelenses nos debe interesar: la violencia que hay en la entidad vecina no es ajena a las ciudades limítrofes; es imposible pensar que se trata de hechos distintos o que los grupos delictivos no se comunican entre sí. La batalla que se libra en la capital de la república es muy parecida a las luchas que han en otros lados, incluso con los mismos grupos delincuenciales.

Muchas veces hemos escuchado hablar del efecto cucaracha, que no es más que el éxodo delictivo de un lugar a otro como consecuencia de la implementación de planes de seguridad más duros. Explico: cuando un estado refuerza la lucha contra la delincuencia, muchos criminales huyen hacia entidades donde la persecución no sea tan fuerte. Eso va a pasar ahora que la Guardia Nacional entre a la CdMx.

En el caso de Morelos las señales de alerta están encendidas desde hace mucho tiempo, el repunte de los niveles de violencia desde el inicio del año deriva de la actuación de grupos delincuenciales que vienen de otros estados e incluso de bandas que se conforman por ciudadanos nativos de otros países, particularmente colombianos. Gran parte de la delincuencia que opera en Morelos entra y sale del estado, llega, golpea y huye, vienen de Guerrero, del Estado de México y de la capital de la república, por eso hay que estar atento a las acciones que implementará el gobierno federal en la capital mexicana.

A pesar de que en las últimas semanas en Morelos entramos a una especie de limbo delictivo y disminuyeron un poco los niveles de inseguridad, el estado vive un momento muy complicado en materia de seguridad y estamos lejos de haber ganado la batalla, sobre todo ahora que en la capital se implementará un nuevo plan con la presencia de la Guardia Nacional, lo que provocará un efecto cucaracha con repercusiones en nuestra entidad. ¿Ya anticiparon nuestras autoridades lo que resultará de ese movimiento?

Al presidente López Obrador le urge tranquilizar la capital mexicana y disminuir los índices de violencia; en la Ciudad de México están sentados los tres poderes del país y también algunos de los más importantes grupos económicos y financieros de México. La CdMx fue la primera ciudad gobernada por la izquierda mexicana (Andrés Manuel fue el segundo jefe de gobierno electo por los capitalinos), actualmente es gobernada por Morena y la titular del gobierno es una persona muy cercana al presidente.

Meter la Guardia Nacional a la CdMx va a tener consecuencias en Morelos; puede ser que disminuyan los índices delictivos y se controle la incontrolable violencia que se ha desatado en la capital del país, pero seguramente habrá un movimiento en los grupos delictivos y un éxodo de la violencia hacia otros estados, como Morelos.

En la tierra de Zapata es urgente que se analice con cuidado lo que va a suceder en la zona metropolitana del país luego del ingreso de la Guardia Nacional; es importante que las autoridades locales prevengan escenarios y dialoguen con las autoridades de los estados vecinos para que de manera conjunta establezcan un plan de contingencia que anticipe el efecto cucaracha.

No hace falta ser un experto en la materia para saber lo que viene luego del ingreso de la GN a la capital: criminales y grupos delictivos saldrán de la ciudad, buscarán refugio en distintos lugares y comenzarán a operar en otras entidades hasta que las cosas se calmen; históricamente Morelos siempre ha padecido el efecto cucaracha.

Muchas veces el gobernador Cuauhtémoc Blanco ha pedido al gobierno federal que mande ayuda a Morelos; es momento de llevar la petición a otro nivel, de que los tres poderes del estado cierren filas en este tema y de manera conjunta soliciten al presidente que también apoye a Morelos en materia delictiva.

Si el gobierno estatal no toma medidas en paralelo a la entrada de la Guardia Nacional a la Ciudad de México, si las autoridades de los estados vecinos a la capital mexicana no acuerdan un plan de seguridad conjunto y se preparan para el efecto cucaracha, en las próximas semanas y meses podríamos ver nuevamente un aumento de los niveles delictivos y de violencia.

Por varias razones sociales, económicas y políticas la CdMx es importante para el Presidente de México, pero ninguna de esas razones hace a la capital mexicana más importante que el resto de las entidades del país.

Es momento de que los tres poderes del estado actúen como uno solo en beneficio de los morelenses.

  • posdata

Esta semana un ex funcionario del DIF Morelos, cercano a Elena Cepeda, compareció en los juzgados de Atlacholoaya acusado de enriquecimiento ilícito. Al imputado se le acusa de haber adquirido bienes inmuebles entre octubre del 2012 y julio del 2013 por un valor superior a los 14 millones de pesos, sin que ello corresponda a los ingresos que percibía.

Entre las propiedades señaladas están dos departamentos por más de 500 mil pesos cada uno, un terreno con valor superior al millón y medio de pesos en Acapatzingo y una casa en la colonia Vista Hermosa valuada en más de siete millones de pesos.

El ex servidor público acudió acompañado de tres abogados y se reservó el derecho a declarar, se notaba nervioso pero confiado en la actuación de la Fiscalía Anticorrupción, cuyo titular también fue un hombre cercano al gobernador Graco Ramírez Garrido. La próxima semana el señalado podría ser vinculado a proceso, como ya ha sucedido con otros miembros del gabinetazo graquista, pero eso depende de la Fiscalía Anticorrupción y el Poder Judicial, ambos afines a los intereses del ex gobernador perredista.

De la misma forma como ha sucedido con Alejandro Alonso Arriola, en los próximos días tocará el turno de Jerónimo Bernal, Sergio Beltrán Toto y Andrik Ruíz de Chávez; todos ellos son parte del selecto club de nuevos ricos, formaron parte de la élite de poder en el sexenio pasado y a todos se les relaciona de forma directa con Rodrigo Gayosso Cepeda.

El tiempo juega un rol importante en esta historia: para los acusados los días transcurren lento hasta que se cumplan los tiempos de ley y los delitos prescriban; para las autoridades las semanas pasan volando, porque mientras los fiscales de Graco sigan protegiendo a los pillos la lucha es desigual.

Esta semana se sumó un personaje más a la lista de acusados. Uno más que contrata abogados y pierde el sueño.

La semana pasada, cuentan los que saben, habrá otros imputados.

  • nota

La intempestiva salida del alcalde Antonio Villalobos de una sesión de cabildo “por motivos urgentes de seguridad de su familia” provocaron distintas especulaciones al respecto, sobre todo porque el edil no ha querido decir las razones de su repentina huida y la colocación de más equipo de video vigilancia en su vivienda.

Desde hace varias semanas el edil capitalino ha estado bajo la lupa de la población, primero por sus pintorescas (y desafortunadas) expresiones sobre el uso de tangas femeninas y luego por el encontronazo epistolar que sostiene con su homólogo hormonal, el secretario de obras del gobierno estatal.

Pero lo de fondo en la compleja historia pública del Lobito no son estos lamentables y vulgares duelos verbales, sino lo que pasa dentro y alrededor de la administración que encabeza, la falta de resultados de su gobierno y los señalamientos sobre supuestas relaciones con grupos de la delincuencia organizada. Ahí está el verdadero problema del alcalde.

Una y otra vez se cuentan historias sobre lo que pasa en la comuna, se charla en torno a una mesa de café, pero también se publican en medios impresos de comunicación o se transmiten por la vía digital. Todos coinciden en lo mismo: algo raro ocurre en  Cuernavaca, los problemas no son producto de la casualidad, ni es normal que sigan apareciendo narcomensajes en contra de la autoridad municipal.

Hasta ayer por la tarde el alcalde Antonio Villalobos todavía no retomaba sus actividades oficiales; desde que salió corriendo de la reunión de cabildo abierto en Ciudad Chapultepec nadie sabe dónde está o por qué dijo que se ausentaba por un serio problema de seguridad familiar.

Esperemos que la situación que enfrenta el edil no sea grave, ni tenga consecuencias; esperemos que a pesar de su acelerada salida todo ande bien y pronto regrese a sus actividades cotidianas.

Pero sobre todo esperemos que alguna luz ilumine al munícipe en sus trabajo, que no siga el juego de quienes lo provocan, ni escuche a quienes le llenan la cabeza de veneno.

La ciudad necesita un alcalde dedicado a atender los múltiples conflictos que enfrentan los ciudadanos, convencido de que la mejor promoción es el trabajo y que la política es para hacer amigos.

Tropezarse es normal, lo importante es corregir a tiempo.

Recordemos una máxima en política: hay peleas que no implican subirse al ring, sino bajarse al lodo; y pelear a lo pendejo con pendejos es una lucha estéril: ahí te ganan por experiencia.

  • post it

El gobernador Cuauhtémoc Blanco ha modificado su estrategia, ya se le ve más en eventos públicos y conviviendo con sus gobernados. Bien.

Será importante que comience a acercarse a los liderazgos locales, que dialogue directamente con ellos y se deje que el pueblo lo conozca más allá del futbol.

Si lo hace, su trabajo será mucho más sencillo.

  • redes sociales

Gobernar bajo el escrutinio público, así son las cosas ahora que existen las redes sociales.

Las expresiones de cualquier figura públicas en las redes sociales siempre tienen consecuencias, aún cuando inocentemente digan que son “comentarios a título personal”.

Comentarios para una columna optimista:

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