Ahora van contra la CNDH
Nunca, desde la creación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en 1990, una secretaría de Estado había dado una respuesta tan llena de rencor y de desprecio por esa noble institución, como la acaba de dar la Secretaría de Bienestar.
Al gobierno no le gusta que se le interpongan en su camino, y a quien lo haga le echa encima una andanada de insultos y calumnias para amedrentar.
La CNDH emitió una recomendación a la Secretaría de Bienestar, en mayo de este año, por “la violación a los derechos humanos de las personas usuarias y beneficiarias del Programa de Estancias Infantiles para Apoyar a Madres Trabajadoras”.
La Secretaría de Bienestar, antes Sedesol, rechazó la recomendación en los siguientes términos:
“Con apego a la verdad (la suya, que es la única), resulta lamentable la actuación de la CNDH. Durante el periodo autoritario neoliberal, en lugar de ser la institución que defendiera al pueblo de las atrocidades cometidas por las autoridades y sus protegidos, se convirtió en un instrumento de simulación, para mantener la impunidad del régimen de injusticias, corrupción y privilegios.
“En los hechos, nada hicieron los titulares de esta institución para terminar con la guerra de exterminio que se desató por órdenes de Felipe Calderón y que convirtió al país en un cementerio (omite decir la carta que ahora hay más asesinatos que en la época del presidente Calderón)…
“Tampoco actuaron con independencia y realmente nunca exigieron justicia frente a las infamias durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, quien dejó sin castigo los crímenes de Tlatlaya, Tanhuato, y se esmeró en ocultar la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa” (olvida la Secretaría de Bienestar las recomendaciones e investigaciones de la CNDH en los casos citados).
Sobre el tema concreto del fin de los apoyos a las Estancias Infantiles, dice la Secretaría de Bienestar al titular de la CNDH, Luis Raúl González Pérez:
“Por eso resulta una aberración inaceptable que, por motivaciones políticas y por consigna de intereses creados, dicha dependencia emita una recomendación dirigida a nuestro gobierno en la que defiende violación a derechos humanos y la corrupción en perjuicio de niñas, niños, padres y madres de familia en las llamadas estancias infantiles, promovidas por particulares, la mayoría militantes o simpatizantes del Partido Acción Nacional”.
Añade la Secretaría de Bienestar: “ahora, esta misma institución (la CNDH) defiende el mismo modelo privatizador de subrogación de servicios a particulares que incumple el mandato constitucional, según el cual corresponde al Estado mexicano garantizar la seguridad social”.
Toda esa andanada, cargada de ideología estatizante y de rencor social hacia la iniciativa privada, viene de una de las más importantes secretarías del gobierno hacia la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Quieren acabar con ella y hundir moralmente a su prestigiado titular.
¿Cómo garantiza la seguridad social el Estado mexicano en el caso de las Estancias Infantiles que ahorcó sin darles presupuesto?
Lo dice la carta de la Secretaría de Bienestar:
“Por último informamos que 180,060 padres y madres de Estancias Infantiles, ya han recibido apoyos directos como consta en los documentos posteriormente expuestos.
“En los primeros cuatro meses de 2019, se entregaron recursos por 666.7 millones de pesos. Para el mes de junio se entregarán otros 354.2 millones de pesos y así se seguirá haciendo en lo que resta del año”.
Más claro, ni el agua: se cierran las estancias y se les da dinero en efectivo a los padres y madres de familia para que encarguen a sus hijos con quien puedan (no con una institución del Estado mexicano, como pomposamente dice la secretaría).
Es decir, los niños no estarán en manos profesionales, no se desarrollarán con otros niños ni tendrán una dieta adecuada.
Los niños serán depositados con la tía o los abuelitos que los sentarán a ver televisión y a comer chatarra.
Dice la carta de la Secretaría de Bienestar que en las estancias había corrupción y el censo estaba inflado. Muy sencillo: castiguen la corrupción (hasta ahora no hay un solo caso) y hagan bien el censo.
Pero no se trata de eso, sino de comprar clientelas electorales y destruir a una institución encargada de vigilar los excesos y abusos del Estado.
Les molesta para su proyecto estatista y avasallador.
Y van por ella.