De aquel episodio se realizó una investigación interna en la PGR. La hizo Alejando Chávez Flores, de cuyas conclusiones la visitadora de entonces, Adriana Campos López, solamente dio "vista" porque carecían de sustento y rigor, además de que contenían (plagio) partes de un escrito de los abogados de los jóvenes de Ayotzinapa.
Entonces, la misma señora reconoció que, cuando Zerón y el sicario (quien señaló el sitio en que depositó los restos) realizaron ese recorrido, estuvo presente el agente del Ministerio Público federal Abraham Eslava (se constata en el expediente), pero antier, en una nueva resolución, Adriana Campos lo desapareció para perfilar una persecución penal contra el ex director de la AIC (gracias a quien se identificaron en Austria los restos de dos de los 43).
La veleidosa y oportunista visitadora logró mantenerse en el puesto con Raúl Cervantes, Arely Gómez, el encargado del despacho al final del peñanietismo y con el fiscal Alejandro Gertz Manero.
Hoy, milagrosamente, las actuaciones tanto de Zerón como de Eslava (quien después fue titular de la Seido) que en 2016 esta señora determinó eran materia de la Secretaría de la Función Pública para una investigación administrativa, las ve ya como asunto penal.
Es un caso evidente de corrupción en su variante deshonestidad intelectual, al practicar una ética tan elástica como emitir resoluciones contradictorias y excluyentes sobre un mismo caso.
Los cambios de parecer se sostienen en una falsaria nueva pero indecente "investigación interna", motivada por un amparo solicitado por los padres de los 43 y un recurso de revisión promovido por El Chereje.
¿Se le olvidó que el encargado de la diligencia fue un MP? ¿Que hay oficios de guarda y custodia? ¿Que Eslava tenía fe pública? ¿Que el MP es una figura indivisible y Zerón un mero auxiliar del mismo...?
Para complacer a vividores del dolor ajeno, las pruebas que pueden conducir a la verdad no son tomadas en cuenta pero se inventan otras.
De vómito, pues.