DOS perdedores, un ganador y una funcionaria que se quería colgar la medalla sin merecerlo es el saldo de la caída del superdelegado en Jalisco, Carlos Lomelí.
PIERDE su más ferviente defensora: la presidenta de Morena, Yeidckol Polevnsky, pues no pudo frenar su remoción.
También Manuel Peraza, el superdelegado en Nayarit, quien obtuvo su cargo gracias a la influencia de Lomelí en la región.
GANA el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, quien había insistido en que el superdelegado andaba en malos pasos y no le hacían caso.
Ayer, hasta cerró con el Presidente un acuerdo para la Línea 4 del tren urbano en Guadalajara.
Y QUIEN quería quedarse con el crédito fue la titular de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, a pesar de que fueron organismos de la sociedad civil y medios de información los que sacaron a relucir los trapitos sucios de Lomelí.
¿Tan pocas victorias tienen que se roban las que no son suyas?
Es pregunta ¡que no da crédito!
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CUENTAN en Baja California que los abogados que litigaron para hacerle un traje a la medida de sus ambiciones al gobernador electo, el morenista Jaime Bonilla, fueron Guillermo Ruiz, Hiram Sánchez y Alejandro González.
DE HECHO fue González quien presentó los alegatos jurídicos para extender a cinco años un gobierno que los ciudadanos votaron para que durara solamente dos.
Y RESULTA que los tres litigantes son del equipo del magistrado del Tribunal Electoral federal José Luis Vargas, quien -vaya coincidencia- cuando era abogado privado se especializó en defender a candidatos del PRI en Baja California en temas electorales.
SEGURO que con su amplia experiencia les pudo enseñar a sus allegados el camino... y en dónde, en Mexicali, podían tomar el taxi para llegar a la sede del Tribunal Electoral bajacaliforniano.
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DE MANERA sorpresiva se apareció en la gira presidencial por Nayarit la oficial mayor de Hacienda, Raquel Buenrostro, catalogada como la villana favorita de todas las dependencias federales, pues trae cortitos con el gasto a los secretarios.
EN EL ACTO, Andrés Manuel López Obrador le preguntó cuánto dinero lleva ahorrado y ella le contestó en voz bajita: 113 mil millones... cifra que el Presidente celebró levantándole la mano como si acabara de ganar un campeonato de box.
A LO MEJOR el festejo fue porque la funcionaria ya lleva varios “noqueados” que de plano acabaron abandonando el ring en el que se ha convertido el gobierno federal en tiempos de la 4T.