Eres tan fuerte como tu mayor debilidad. Florestán
Cuando ya el tema es la elección presidencial de 2018, dentro de 28 meses, por encima de las del próximo 5 de junio en 13 estados, poco se habla de proceso ignorado por los partidos, en especial PAN y PRI: las elecciones para jefe de Gobierno, ya de la Ciudad de México.
Si nos vamos a las anteriores, en la primera, julio de 1997, solo el PRD se ocupó de presentar un candidato competitivo: Cuauhtémoc Cárdenas, quien derrotó de calle al panista Carlos Castillo Peraza y al priista Alfredo del Mazo, que eran piezas partidistas fuertes, pero no muy animados para el esfuerzo agotador e intenso de una campaña.
Para 2000, Andrés Manuel López Obrador venció a Santiago Creel, neopanista, que ni con el efecto Fox pudo ganar. En un tercer lugar distante quedó el priistas Jesús Silva Herzog, un personaje extraordinario, pero no para eso del templete cotidiano.
En 2006, se repitió la historia: Marcelo Ebrard barrió a Beatriz Paredes, del PRI, y a Demetrio Sodi, nominado por el PAN.
En 2012 fue el turno de Miguel Mancera, quien pasó por encima de Beatriz Paredes, quien repitió por el PRI, y de Isabel Miranda de Wallace, que el PAN improvisó como su candidata.
El punto es que en las cuatro elecciones, solo el PRD tuvo un candidato fuerte, respaldado por el aparato de gobierno del Distrito Federal y sus estructuras, llamémoslas, sociales, ayudados por la indiferencia y falta de cuadros del PRI y del PAN que en las dos últimas elecciones, 2006 y 2012, se dieron por perdidos desde las nominaciones. El PRI, le decía, repitió a Beatriz Paredes y el PAN, en 2006, tuvo que importar a Sodi, quien era senador por el PRD, con cero identificación panista, y en 2012 a la señora Miranda de Wallace, muy respetable, pero sin arraigo partidista.
Y a esos candidatos hay que agregar la ausencia partidista del PAN y del PRI en el Distrito Federal, dos fantasmas que no han podido encarnar y que, hasta donde aprecio, no podrán a menos que, en el caso del PRI, postule a un candidato fuerte, presidenciable, y el PAN uno atractivo. Eso, más la división de la izquierda, PRD-Morena, les podría abrir una oportunidad que nunca han tenido.
RETALES
1. CASA. Elba Esther Gordillo, quien sigue ingresada en un hospital privado, podría recibir ya el beneficio de la prisión domiciliaria por el tema de la edad y de su salud;
2. DESAFUERO. Hoy se instala la sección instructora, primer paso para desaforar a la diputada local panista de Sinaloa, Lucero Sánchez. Al documentarse su relación con Joaquín Guzmán Loera, que siempre negó, provocó una crisis en el PAN estatal, que sigue sin nominar candidato a las elecciones de junio; y
3. FERRARI. El dueño del Ferrari rojo, Alberto Sentíes Palacio, es buscado por la procuraduría capitalina por coautoría en la paliza que sus escoltas dieron a un particular, el viernes en Viaducto Tlalpan, y huyeron. m
Nos vemos mañana, pero en privado
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