Triunfalismo que avergüenza
Al gobierno le parece bien festinar que atrapemos a migrantes como si fueran trofeos para presumir.
Detuvimos a tantos que iban en un camión. Apresamos a otros que estaban en una casa escondidos. Retuvimos a decenas que se ocultaban en un contenedor.
Hasta sacaron una propaganda en radio para exaltar que estamos haciendo bien la tarea de frenar migrantes.
Sólo les falta decir: ¿Está usted a gusto, Mr. Pompeo? No se apure, vamos por más.
Dar a conocer las cifras de detenciones en Palacio Nacional en tono triunfalista, es festejar algo que debería avergonzarnos.
Son centroamericanos que huyen de la pobreza, la violencia, o van a encontrarse con su familia a Estados Unidos.
Lo mismo que hicieron paisanos nuestros durante décadas, y ahora les rendimos homenaje cuando regresan como congresistas o científicos, y agradecemos sus remesas que sostienen, en parte, a la economía.
Por supuesto que necesitamos tener control sobre nuestras fronteras. Saber quién entra y a qué viene. Y de manera ilegal no se puede ingresar.
Lo que duele es que esa tarea no se hace por seguridad nacional, sino porque nos la impuso Donald Trump.
Festejarlo es una obscenidad.
Este fin de semana estuvo en México el secretario de Estado Mike Pompeo, y la Cancillería se montó en un triunfalismo inaceptable, o excesivo.
Pompeo vino a nuestro país en el marco de lo que adelantó al darnos los primeros 45 días de plazo para bajar sensiblemente el flujo migratorio ilegal a Estados Unidos: “la evaluación de México será a diario”.
Por lo visto hay a quienes no les incomoda que el secretario de Estado de Trump diga que nos va a evaluar a diario. En fin, cuestión de piel, supongo.
La Secretaría de Relaciones Exteriores, luego de la visita de Pompeo, dijo que a la luz de los resultados alcanzados en detenciones de migrantes, Estados Unidos descartaba hacer de México un “tercer país seguro”.
Momento: no dijo eso ni por asomo.
El comunicado del Departamento de Estado expresa que el secretario Pompeo “agradeció al canciller Ebrard por los crecientes esfuerzos para aplicar la ley en materia migratoria que, según sugieren los indicios iniciales, están conduciendo a reducir los flujos de migrantes”.
Son “indicios iniciales”, nada más. No nos quitan el pie del cuello.
Además, en los hechos ya somos “tercer país seguro”. Con la nueva política de asilo de Estados Unidos, éste no se podrá solicitar desde un país vecino (léase México).
Así es que todo el que entra a México para solicitar asilo en EU, se queda en México.
Y Estados Unidos nos manda sus deportados (10 mil en cuatro meses, sólo a Baja California).
¿Qué festeja el gobierno de México?
Triunfalismo con los “indicios iniciales” de Pompeo.
Triunfalismo porque atrapamos a más centroamericanos.
Triunfalismo por no ser un “tercer país seguro”, que ya lo somos: nos lo impusieron.
Informó el canciller Ebrard que continuarán en labores de vigilancia fronteriza 25 mil elementos de la Marina, Ejército y Guardia Nacional.
Es decir, militarizamos nuestra frontera, lo que tanto criticamos a Estados Unidos que hacía con nosotros, aunque ellos en un número mucho menor.
Violamos protocolos internacionales de derechos humanos al militarizar fronteras.
De esos 25 mil elementos, 15 mil se encuentran en la frontera norte. ¿Por qué? En todo caso la que hay que cuidar es la sur.
¿Qué nos pasó de pronto?
Nos convertimos en el muro de Trump.
Nuestros agentes y tropas despliegan labores de Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, en territorio nacional.
Hubo demagogia migratoria al inicio del sexenio. Mucha. Se dieron facilidades a quienes quisieran cruzar México para llegar a Estados Unidos: autobuses, dinero, alojamiento…
Y luego vino la resaca por esa medida desatinada. Nos convertimos en perseguidores de centroamericanos.
Dice la SRE que se planteó con Pompeo la creación de un grupo binacional para traer a México el dinero del Chapo Guzmán. Más triunfalismo sin sustento.
No hay tal grupo binacional.
Estados Unidos no ha dicho una palabra al respecto.
Y al Chapo no le han encontrado un solo dólar.