Soldados se han convertido en moneda de cambio o son blanco de agresiones por parte de civiles, sin que afrentas sean contestadas.
Los soldados del Ejército Mexicano se han convertido en moneda de cambio en diferentes estados de la República o simplemente son blanco de agresiones por parte de civiles sin que las afrentas sean contestadas.
Por decomisar armas en Michoacán, combatir el robo de combustibles en Hidalgo o por intentar instalar retenes en Oaxaca, los militares han sido retenidos o expulsados a palos de comunidades, mientras que en Guerrero pobladores los usan como rehenes a cambio de fertilizantes.
En los hechos más recientes, ayer el Coronel Víctor Maldonado Celis falleció en un hospital de Uruapan, Michoacán, luego de recibir un balazo en un poblado de Ziracuaretiro, en condiciones poco claras en las que una de las versiones apunta a una emboscada.
También en Michoacán, pero en la localidad de Los Reyes, la tarde del sábado pobladores corrieron a palos a soldados que realizaban labores de reconocimiento en al menos dos vehículos.
El 26 de mayo, un grupo de soldados fue capturado en La Huacana por integrantes de grupos de autodefensas que exigían que les devolvieran armas incautadas, lo que consiguieron al día siguiente.
"Se tenía la opción de que ingresara un mayor número de efectivos militares para rescatar a sus compañeros, sin embargo, se optó por devolver el armamento", justificó el Ejército.
Dos días después de esos hechos, pobladores de la comunidad de El Chauz, también en La Huacana, intentaron retener a otro grupo de soldados; sin embargo, esa acción sí fue frustrada con disparos al aire.
En tanto, el jueves pasado pobladores de San José Río Manzo, del Municipio oaxaqueño de San Juan Lalana, expulsaron a militares de la Guardia Nacional que pretendían instalar retenes en la comunidad.
El 13 de enero, tres militares fueron golpeados y capturados por pobladores de la comunidad de Santa Ana Ahuehuepan, en el Municipio de Tula, Hidalgo, después de realizar un operativo en contra del huachicol.
Dos meses después, el 12 de marzo, ocho soldados fueron retenidos en la misma entidad, pero en el poblado de Ulapa, del Municipio de Tetepango, luego de realizar labores contra el mismo delito.
En abril, 40 militares fueron retenidos por habitantes de loa población de Heliodoro Castillo, en Guerrero, que se oponían a la destrucción de cultivos de amapola.
Para exigir fertilizante al Gobierno federal, habitantes de la comunidad de Totolapan, Guerrero, retuvieron el 31 de mayo a 30 militares.
La acción se replicó el 1 de julio en la comunidad de Barranca de Guadalupe, en el Municipio de Ayutla de los Libres, donde 29 soldados fueron retenidos.