La andanada contra Nuño. ¿Por qué?

De manera absolutamente infundada se ha lanzado una tormenta en contra del secretario de Educación por los lamentables hechos de Oaxaca, donde murieron ocho personas.
Nuño es el encargado de aplicar la reforma educativa, no la ley a los violentos.
En distintos medios de comunicación se observa que hay la intención de pintar a Aurelio Nuño como el responsable de que haya bloqueos, desabasto y muertos en Oaxaca. ¿A título de qué?
Porque golpear a Nuño es golpear a Peña, deporte nacional que practican hasta muchos priistas sin darse cuenta de las consecuencias.
Nuño no mandó a los habitantes de Tlaxiaco a bloquear carreteras a Nochixtlán –a más de dos horas de distancia–, ni le indicó a encapuchados que saqueen tiendas en la ciudad de Oaxaca y en Juchitán. O que maten de dos balazos a un reportero en esa localidad istmeña.
Es de locura querer responsabilizar a Nuño de las muertes, cuando fueron personas que ni siquiera eran maestros los que bloqueaban y bloquean carreteras y lanzaban bombas molotov a la policía al grito de “muera el estado burgués”.
El secretario de Educación tiene la obligación de hacer cumplir la reforma en su materia, y así lo ha hecho de manera eficiente aun en estados como Oaxaca, Chiapas y Guerrero, donde la mayoría de los profesores presentaron sus exámenes de evaluación.
Hay una minoría, numerosa y violenta, que se opone con métodos ilegales a que las plazas magisteriales se concursen y que los maestros asciendan por méritos académicos y no por sus proezas sindicales.
¿Qué debe hacer el secretario de Educación ante eso? Aplicar la reforma educativa que votó el Congreso Federal y que está en la Constitución.
Piden los miembros de la CNTE, y los que están en la cargada antiPeña en los medios, que se vaya Nuño. ¿Por qué? “Por la represión en el Istmo”.
Nada que ver tiene la SEP con lo ocurrido ahí. ¿Por qué entonces el problema es Nuño?
Distorsionan la realidad con propósitos políticos: obligar al gobierno a echar atrás la reforma educativa y dejarlo como un “pato cojo”, que lo único que le resta es echarse en un sillón a esperar el fin del mandato.
Hoy debería haber un clamor extendido para que Nuño permanezca en el cargo, porque lo contrario sería claudicar en un terreno vital para el país, como es la enseñanza.
Pero no, es más fácil decir, dibujar y escribir que Aurelio Nuño se tiene que ir “por autoritario”.
O sea que llevar a la práctica la reforma educativa es “autoritario”, y el funcionario que cumple la tarea para la cual lo designaron debe ser castigado con su renuncia.
Es ridículo hasta tener que refutarlos, por falta de sentido común.
De lo que se trata es de colapsar al gobierno en su último tercio.
Como ya no tiene sentido gritar o escribir “fuera Peña”, es más rentable exigir “fuera Nuño” para mandar al ostracismo a esta administración, mientras se espera la llegada del Mesías, tropical por cierto.
Twitter: @PabloHiriart
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