Lavarse las manos… en sangre
Una vergüenza.
El espectáculo que vimos ayer después de la masacre en un bar de Coatzacoalcos es al mismo tiempo un retrato perfecto del desastre que vivimos en términos de seguridad pública y justicia en el país, y la advertencia de que como vamos las cosas difícilmente van a cambiar.
Los asesinos deciden hacer algo monstruoso: cierran todas las salidas atrapando a los asistentes al bar, le prenden fuego, los ven morir; 28 fallecidos según la información cuando escribo esto.
¿Cómo reacciona el gobierno estatal?
Unas horas después del crimen, el gobernador, sin más detalles, dijo que tenía “indicios” —vaya usted a saber cuáles o de dónde— de que uno de los autores materiales de la masacre era un tal Ricardo N, alias La Loca. Dijo también que ese señor había sido detenido en julio y que 48 horas después había sido liberado por la fiscalía del estado.
Minutos después, en la mañanera, le preguntaron al Presidente sobre el tuit del gobernador y él respondió que habría que investigar eso.
Valga decir que eso sucedió después de la reunión del gabinete de seguridad cotidiana de las 6 de la mañana. ¿Qué se habló ahí del suceso? ¿Qué le informaron al Presidente? ¿El gobernador pasó esa información al gabinete de seguridad?
Importa porque a media mañana la fiscalía del estado dijo que el tuit de el gobernador estaba mal. Que al tal Ricardo lo había detenido la Policía Naval y que lo había puesto a disposición de la Fiscalía General, quien por no encontrar elementos lo había liberado. Y que esa información era pública.
En entrevista con Joaquín López-Dóriga, el gobernador salió a decir que eso era cierto pero que la Fiscalía General le había preguntado a la estatal si tenía algo y que entonces… En fin: el desastre.
A lavarse las manos.
En resumen: un hombre del que ahora, quién sabe cómo, se tienen indicios de ser responsable de la peor matanza del sexenio, había sido detenido por la Marina, que se lo pasó a la Fiscalía que no le halló nada y después, parece, le preguntó a la otra fiscalía, que tampoco tuvo nada y salió libre. Y el gobernador salió a culpar al fiscal estatal, al que odia y a quien el Presidente dijo que tal vez habría que investigar.
Casi 30 asesinados. Veracruz, México, agosto de 2019.
Que caiga un meteorito.
@puigcarlos