Un giro en materia de energía
Ayer surgieron versiones encontradas con relación al sector de hidrocarburos.
La corresponsal de The Financial Times, Jude Webber, publicó un texto en el que contó que un funcionario del gobierno le dijo que el próximo año se reanudarían las asociaciones de Pemex con el sector privado. Y, además, se volvería a las licitaciones petroleras para aguas profundas, pues el Plan de Negocios de Pemex no contempla esas áreas.
Dado el trabajo profesional que hace la corresponsal del periódico británico no me cabe ni la menor duda de que lo publicado es completamente cierto. Es decir, que hay un alto funcionario del gobierno mexicano, que hizo las afirmaciones correspondientes.
De lo que no estoy seguro es de que todos los funcionarios mexicanos involucrados en el tema estén en la misma línea.
Hay un hecho claro e indiscutible: el presidente López Obrador está ajustando su visión respecto al sector energético.
No se trata de un cambio en lo esencial. Quiere que Pemex y la CFE se fortalezcan y que México sea menos dependiente de las importaciones de gasolina.
Pero, se ha dado cuenta de que para recuperar el nivel de producción de hidrocarburos o bien para asegurar el abasto regular de electricidad, tiene que dar espacios al sector privado.
Esa percepción, en buena medida, ha derivado del acercamiento que ha tenido con empresarios. Ha escuchado sus argumentos y ante los hechos, ha tenido que coincidir con ellos en múltiples aspectos.
Y, obviamente, eso ha ocurrido también porque hay empresarios que se han tomado el tiempo y la energía para acercarse al presidente López Obrador, y establecer los puentes de comunicación que les permiten darle argumentos y razones.
El trabajo sigue haciéndose. Esta semana, Carlos Slim argumentó que, más allá de la cancelación del proyecto del aeropuerto en Texcoco, hay 1 mil 600 proyectos de infraestructura que se van a plantear.
El sector privado está preparando este catálogo que se presume que sea la principal palanca para el crecimiento en los próximos años.
Y se trata de proyectos que requieren de una forma u otra que participen tanto el sector privado como el sector público, así sea el primero el que ponga los recursos.
En este nuevo espíritu de colaboración de las empresas y el gobierno, resultó reveladora la foto que difundió en redes sociales el presidente López Obrador hace un par de días, cuando recibió en Palacio Nacional a Claudio Descalzi, CEO de la empresa italiana ENI.
Una de las ganadoras de las asignaciones en la reforma energética, fue a llevar simbólicamente al presidente una muestra del aceite que ya está extrayendo.
Sume estos hechos al tema del acuerdo relacionado con los ductos, y que fue anunciado el martes pasado, y encontrará un cuadro en el que se empieza a configurar un nuevo ambiente con relación a la participación privada en el sector de la energía, sin cambiar de manera esencial la perspectiva del gobierno.
Moody’s y las otras empresas calificadoras observan con todo detenimiento estos hechos, pues pueden ser determinantes de sus decisiones en el curso de las próximas semanas y meses.
Le puedo comentar en este último día hábil del mes de agosto, que hoy podemos estar más optimistas –o menos pesimistas, como usted lo quiera ver– respecto al futuro económico del país, y en específico, del sector energético.
Veremos si se trata solo de una ilusión o de un hecho fundado.