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HISTORIAS DE REPORTERO

Una metáfora beisbolera para un presidente con casa llena

Lo debe saber bien el presidente López Obrador, aficionado práctico del beisbol: a veces, cuando estás en la caja de bateo mirando la pelota que lanza el pitcher, conforme ésta se acerca, parece buena, se antoja batearla con todo, sacarla del parque si es posible, pero en algún momento del trayecto entre el montículo y el home, el bateador detecta que la bola no es como la imaginaba. Y aunque ya haya empezado el movimiento de bateo, el swing, el bateador puede detenerse y evitar abanicar de strike. A eso se le llama hacer medio-swing. El truco es que detengas a tiempo el recorrido del bat para evitar que te canten el strike.

Lo digo porque a lo mejor el presidente mexicano ya se dio cuenta que hay algunas bolas con las que no puede meter el jonrón que soñaba. A juzgar por el Presupuesto 2020 entregado este fin de semana por la Secretaría de Hacienda al Congreso, dos de los tres grandes proyectos del presidente López Obrador, dos de los tres grandes jonrones, se quedaron en medio-swing.

El Tren Maya costará, según cifras de Fonatur, 120 mil millones de pesos. Para este 2019 se le dedicaron “cacahuates“ de presupuesto. Apenas unos millones para hacer estudios y demás. Y para el próximo año no se ve un avance relevante: según el Presupuesto 2020 entregado al Poder Legislativo, al Tren Maya se van a destinar 2 mil 500 millones de pesos, lo que equivale a 2% de su costo total. Si consideramos que prometieron tenerlo listo para 2022, va francamente a paso de tortuga. Ya sin contar que, diversas fuentes involucradas en el proyecto me han confiado que está congelada la compra de terrenos por donde va a pasar el tren porque no hay acuerdos con las comunidades.

Otro de los grandes proyectos es el aeropuerto de Santa Lucía. La Secretaría de Comunicaciones y Transportes ha difundido que costará 95 mil 260 millones de pesos. En el Presupuesto para el próximo año se le están destinando 5 mil 372 millones de pesos, lo que equivale a un 6%. También se ha prometido que Santa Lucía estará funcionando para 2022. Si a la falta de recursos se le suman los amparos que van avanzando, no se ve cómo, o por lo menos, no se ve claramente.

Hasta ahí las dos bolas malas.

En cambio, la pelota que parece estar decidido el presidente a pegarle es la refinería de Dos Bocas. La Secretaría de Energía ha calculado el costo de la refinería en 164 mil millones de pesos, de los cuales en el presupuesto 2020 se destinan ya 41 mil millones, es decir, el 25%.

La diferencia con respecto de los otros dos llamados grandes proyectos es bastante notable. En los primeros dos parece haber dudas, en Dos Bocas parece haberse tomado una decisión.

Pero como en el beisbol no siempre las ganas de meter un jonrón se convierten en jonrón. A veces son elevados fáciles de atrapar, o peor aún, pueden ser rolas al short stop que se traducen en doble play, doble out. Baste recordar que incluso las empresas avaladas por el presidente como capaces y legítimas para construir esta refinería, se pronunciaron recomendando no hacerla.

Por surgir como una esperanza frente a los pésimos gobiernos que le antecedieron, por la enorme popularidad y legitimidad de la que goza, el presidente López Obrador tiene todo para meter un jonrón con casa llena. He visto muchos partidos de beisbol en mi vida. He visto muchas casas llenas y grandes bateadores en la caja. Y he visto muchas pifias y pocas historias de gloria. Ya veremos de qué lado se quiere colocar el presidente.

SACIAMORBOS.— Apenas el 30 de agosto opiné en estas Historias de Reportero, bajo el título “La oportunidad de rectificar”:

“Los grandes (y malos) proyectos. Ha dicho que Santa Lucía va. Ha dicho que Dos Bocas va. Todo mundo sabe que son pésimas ideas. Curioso, pero para ser un gobierno que se mueve a velocidades trepidantes, a manotazo limpio, los dos grandes proyectos lucen lentos, atorados, paralizados. ¿Será que vaya a privar la sensatez?”. Me lo sigo preguntando.

Ámbito: 
Nacional