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Cinco versiones de periodistas que revisaron el caso Iguala

En entrevistas con La Razón, 4 de 5 autores de libros consideran que el Estado es responsable de la desaparición de los normalistas

Descarta un crimen político

No, por supuesto que no, el Estado no es responsable; hay responsabilidades compartidas. Esa noche hubo enfrentamientos que no tienen que ver con los estudiantes, entre sicarios de Guerreros Unidos y Los Rojos. Hay un doble conflicto entre dos grandes cárteles que operaban; era un conflicto entre los grupos, los estudiantes iban ahí, en la combi y los atacan, los sicarios asumieron que eran (los estudiantes) parte de los otros, por eso los desaparecen.

La investigación estatal fue un desastre; la primera semana de la investigación estatal que estaban buscando a los chavos casa por casa. Se dejó en libertad a El Gil, que es uno de los miembros de Guerreros Unidos en Iguala, y que, según los testimonios, estuvo implicado en la desaparición de los estudiantes.

No fue un crimen político; hubo un enfrentamiento entre el crimen organizado donde estuvieron involucradas autoridades estatales y municipales. Está el basurero de Cocula donde murieron entre 19 y 20 personas, no se sabe en dónde están los demás o quiénes son; hay cosas que no sabemos, pero hay casos que están investigados en Innsbruck.

“No fue un crimen político; hubo un enfrentamiento entre el crimen organizado donde estuvieron involucradas autoridades estatales y municipales. El Estado no es responsable”

Jorge Fernández Menéndez
Escritor y periodista

Empezar de cero la investigación es irracional, es ilógico; no se puede empezar de cero donde ya hay detenidos, donde hay definidos 800 tomos de averiguaciones; hay cosas que no sabemos, pero también hay cosas que sí: sabemos cómo se detuvo a los muchachos, quién los detuvo, que la policía de Iguala los entregó a la de Cocula, que los entregó a los sicarios. Y sabemos del basurero de Cocula, que fue el destino.

El tema del narcotráfico, que están involucrados las autoridades municipales y estatales, y que llevan a los hechos del 26 de septiembre de 2014. No sabemos si todos los muchachos fueron quemados en el basurero de Cocula, los estudios de expertos internacionales confirmaron que ahí hubo un incendio y que pudieron ser al menos 19 o 20 cuerpos. Además de los testimonios de sicarios, que confiesan haber matado a los muchachos.

Ve nexos del Gobierno con el narcotráfico

El Estado es claramente responsable a muchos niveles: por omisión, acción, intervención, organización, porque fueron ataques muy coordinados, que no pueden ser más que de una coordinación tipo C4 o de Fuerzas Armadas. Esta investigación apunta —y lo ha confirmado el GIEI— que el Estado ha colaborado con el narco para atacar a los eslabones más vulnerables de la población. En este caso, un grupo de jóvenes campesinos indigenas. Sí, fue el Estado.

El proceso estuvo manipulado, hubo torturas, está hecha una porquería la investigación. El Estado debería estar investigando a los alrededores de Iguala, de Cocula; son las mismas familias las que lo están haciendo.

La verdad es la de las familias, la de los sobrevivientes. Yo me acerqué con las familias buscando la verdad desde su lado, no la versión histórica que se había construido desde el poder. Para mí esa es la verdad, la experiencia de las víctimas; es una verdad que los pone en riesgo, que estigmatiza la verdad del Estado.

“Todas las líneas de investigación se han conseguido gracias a la lucha de los papás; echar para atrás esas indagatorias representaría volver a burocratizar el dolor, el sufrimiento”

Tryno Maldonado
Escritor

Todas las líneas de investigación se han conseguido gracias a la lucha de los papás; echar para atrás esas indagatorias representaría volver a burocratizar el dolor, el sufrimiento y la destrucción del tejido social. Lo justo sería acatar lo que resolvió el Tribunal de Tamaulipas, que ordenó la conformación de una comisión investigadora y retomar no desde cero, sino todo ese tramo de investigación. Es muchísimo trabajo que se ha hecho.

El Estado nunca va a hacer justicia contra el Estado; estamos equivocados si creemos que la justicia punitiva es suficiente. Para muchos pueblos indígenas, la justicia implica sanación, y en estos procesos que proponen Peña Nieto y la 4T, no hay esa sanación ni para las familias ni para el tejido que destruyó la desaparición forzada.

Tuve oportunidad de escuchar la palabra de los padres, de las madres, para ver qué ocurrió realmente. Preguntarles a los sobrevivientes qué vieron, a las madres sobre sus hijos, fuera de la historia que se estuvo mostrando en los medios o de la versión histórica.
“Ocultó PGR un autobús con droga”

Sí. No se limitó a Iguala, sino a Cocula, Huitzuco y lugares más lejos, donde no había balacera, pero sí retenes para no dejar pasar a ningún vehículo; estuvieron involucrados el Ejército, el MP, policías federales, del Ejército, Guerreros Unidos. Por radio o por celular se comunicaban con los jefes para decirles qué se estaba haciendo.

El expediente está muy defectuoso; hace 4 años la “verdad histórica” se estaba cayendo a pedazos por lo mal hechas de las averiguaciones, se pronosticaba que los policías iban a salir poco a poco. El Gobierno mexicano ha sido incapaz de dar una explicación veraz.

El Ejército ha insistido en negar su presencia, pero sí la tuvo; les quitó sus celulares a los estudiantes; finalmente los liberaron, pero los amenazaron con no irse o les enviaban a la policía.

“En Los expedientes intentaron encubrir que un autobús estaba oculto por la PGR; después estaba retapizado y cambiaron al chofer”

José Reveles
Escritor y periodista

No desde cero, pero sí retomar desde donde se comenzó a desviar. La PGR tardó en traer la información de Guerrero. Las declaraciones están dispersas; la PGR escogió la versión de Cocula, pero esa versión se cae por sí misma. Hay datos risibles, de que los echaron al basurero, pero no fue una versión creíble. Los restos que encontraron en Cocula no pertenecían a los 43 estudiantes. Nunca hubo una investigación seria.

Tiene que haber testigos hasta el último punto, hasta que pueda resolverse, donde quiera que estén los estudiantes, porque los padres no van a desistir. Las familias van a seguir buscando y exigiendo que se den resultados; cuando los haya, habrá justicia. Pero sí tienen que salir los testigos hasta el último punto en que se diga en dónde están los alumnos.

Esa tarde pasó un vehículo con droga donde estaba un policía. Hubo un autobús donde había droga que pasó por donde iban los estudiantes. Los autobuses donde ellos iban tenían más de 100 disparos; les tiraron a matar. En los expedientes intentaron encubrir que un autobús estaba oculto por la PGR; después estaba retapizado y cambiaron al chofer. Cambiaron el número a las patrullas, y ahí hubo más implicados.
“Murillo no investigó, conspiró”

Absolutamente sí. A pesar de que fue una investigación muy sucia, que hubo siembra de pruebas; hay muchos elementos para mostrar que participó la policía y el Ejército. Hay muchos elementos para mostrar que la desaparición no fue una casualidad, ni una ocurrencia del momento, sino un crimen de Estado.

Es una investigación mal hecha. Hubo en el sexenio de Enrique Peña una conspiración por muchos lados para ocultar muchas cosas. Más que una investigación, lo que hizo Jesús Murillo fue una conspiración.

Es una desaparición, un crimen que se salió de las manos de todo mundo y en el que todos estuvieron involucrados. Primero, porque el C4 de Iguala estaba controlado por militares; segundo, los militares en Iguala tuvieron información en tiempo real de todo lo que estaba pasando.

“Me parece que La guerra que nos ocultan aporta eso. ¿Qué hay en el campo militar? Una sección de inteligencia que opera desde los 60 y que en el operativo de 2014 había militares adscritos a ella”

Francisco Cruz
Escritor

Hay muchos huecos que investigar todavía, ¿va a poder hacerlo el Gobierno de López Obrador? No lo sé. Es un caso muy sucio. Me parece que no van a empezar de cero, pero sí deben limpiar las investigaciones. Hay muchas cosas que hicieron el GIEI y los forenses argentinos.

Ha pasado tanto tiempo que hay que considerar que el Gobierno de EPN desapareció muchas pruebas. Es un gran rompecabezas que va a llevar mucho tiempo armar bien, que haya voluntad de veras de las autoridades de no proteger a nadie; no sólo al Ejército, a políticos que están involucrados, empezando por Peña Nieto. Hay que conocer todos los documentos secretos. Hacer justicia es lo mínimo que puede hacer el Gobierno de López Obrador, y me parece que no va a ser tan fácil.

El control del C4 en manos del Ejército, y que toda la historia de lo que pasó en Guerrero, no puede resumirse en un crimen, nada de ‘fue una ocurrencia’. Me parece que La guerra que nos ocultan aporta eso. ¿Qué hay en el campo militar? Una sección de inteligencia que opera desde los 60 y que en el operativo de 2014 había militares que habían estado adscritos a la sección de inteligencia.
El ataque fue directo a los alumnos, dice

No solamente se sostiene la afirmación de que fue el Estado, sigue siendo el Estado; tal afirmación es absolutamente necesaria para proceder con una investigación seria.

La PGR presentó una ficción basada en la tortura, la mentira, la destrucción de evidencias, la siembra de falsas pistas, filtraciones y el invento de un escenario de crimen falso. Tanto periodistas como el GIEI y la ONU documentaron tortura contra muchos de los inculpados, que el Gobierno mexicano negó tajantemente.

Dos de las verdades fundamentales son: 1) policías de los 3 niveles de Gobierno colaboraron para atacar, matar y desaparecer a estudiantes y otras personas, mientras el Ejército observó o coordinó; y 2), PGR, Presidencia, Marina y Sedena colaboraron para torturar a decenas de detenidos con la finalidad de producir una versión falsa de los hechos, e inventar un falso destino final de los estudiantes desaparecidos. También que la PGR sembró en el río San Juan, en Cocula, un hueso calcinado de Alexander Mora.

“Los ataques fueron coordinados y en todo momento los policías sabían quiénes eran los estudiantes. No hubo ninguna confusión”

John Gibler
Escritor

Me parece muy peligroso y sospechoso que alguien insista en empezar la investigación desde cero; podría ser una maniobra para no tomar en cuenta toda la información que muestra los crímenes de Estado. Hay mucha información confirmada, rigurosamente documentada y sustentada en los informes del GIEI, el EAAF y la ONU.

A 5 años de distancia urge más que nunca encontrar a los estudiantes, documentar y hacer pública la información sobre qué pasó, cómo, y qué papel jugó el Estado en cada caso. Para mí los policías son culpables de desaparición forzada, pero también los abogados, Enrique Peña, toda la estructura del Estado.

Documento, con base en entrevistas con sobrevivientes y testigos, los ataques. Lo que cuentan contradice las mentiras oficiales. Los ataques ocurrieron horas después del informe del DIF, fueron coordinados y en todo momento los policías sabían quiénes eran los estudiantes. No hubo ninguna confusión.

Ámbito: 
Nacional
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