Se complica el entorno mundial
Uno de los pocos motores económicos que ha seguido funcionando en México es el de las exportaciones no petroleras, que en el mes de agosto crecieron en 4.6 por ciento y en los primeros ocho meses del año lo hicieron a una tasa de 5.2 por ciento.
Para este sector que se mantiene con dinamismo es muy mala noticia la que ayer se dio a conocer respecto a la dinámica fabril en los Estados Unidos.
El índice de pedidos del Instituto de Gerentes de Compras (ISM) del sector fabril se ubicó en un nivel de 47.8 puntos, que es el más bajo desde hace 10 años e implica contracción económica.
La explicación de este comportamiento tiene que ver fundamentalmente con el desempeño del comercio internacional.
Ayer, la Organización Mundial de Comercio (OMC) actualizó sus cifras respecto a su previsión del crecimiento del comercio este año, el cual estima en 1.2 por ciento y se compara muy desfavorablemente con el 3 por ciento registrado en el 2018.
Para el 2020, el pronóstico es una recuperación a 2.7 por ciento de crecimiento, pero siempre y cuando las condiciones comerciales regresen a la normalidad y cesen los conflictos comerciales.
De acuerdo con datos del Departamento de Comercio de Estados Unidos, las importaciones de bienes de EU en el mes de julio cayeron en -0.6 por ciento.
México hasta ahora ha logrado escapar a esta caída y en el mes de julio, las importaciones provenientes de nuestro país crecieron 6.7 por ciento, de acuerdo con los datos de EU.
Las principales exportaciones mexicanas a nuestro vecino del norte están asociadas con la actividad industrial norteamericana. Por eso resultan mala noticia las cifras que anticipan un freno en la actividad fabril.
Los datos de la Reserva Federal indican un comportamiento no muy diferente que nos habla de un virtual estancamiento. La producción industrial en agosto creció apenas en 0.4 por ciento respecto al mismo mes del año pasado y en el caso específico de las manufacturas, hubo un retroceso de -0.4 por ciento.
El crecimiento de las exportaciones de bienes y servicios contribuyó con 0.9 puntos porcentuales al resultado económico del segundo trimestre del año. Es decir, sin el impulso de este sector, en lugar de tener cero crecimiento, la economía hubiera caído en -0.9 por ciento.
Esa es la razón por la cual puede ser muy preocupante que se apague ese motor.
De hecho, lo que hay que buscar es el desarrollo de cadenas de valor en las que participen de manera más activa los proveedores mexicanos para que el crecimiento de la exportación pueda tener un mayor efecto doméstico.
El consumo, que es la otra de las variables que habían empujado a la economía, por su debilidad, ya no contribuyó al crecimiento en el segundo trimestre, sino que le quitó 0.2 puntos porcentuales al desempeño económico.
En el mediano y largo plazos, un agravamiento del conflicto comercial entre China y Estados Unidos, ofrece oportunidades a las empresas establecidas en México para tener una mayor presencia en el mercado norteamericano.
Sin embargo, en el corto plazo, el efecto negativo de este enfrentamiento, sin lugar a duda, tendría un costo para el desempeño de la economía mexicana.
El ambiente internacional está muy complicado, por lo que se requiere que más pronto que tarde se manden señales positivas para la inversión en México.