1. Los rudos. El conflicto con policías federales que se niegan a pertenecer a la Guardia Nacional continúa y está por convertirse en el cuento de nunca acabar. Cuando todo indicaba que las negociaciones para que reciban su liquidación como lo indica la ley, iban viento en popa, todo se fue al traste. Enrique Carpizo, su abogado, informó que los bloqueos en la capital fueron porque recibió amenazas. Mientras los policías disidentes gritaban ¡fuchi!, ¡guácala!, afectando las vitalidades, los ciudadanos sufrieron y se preguntaron por qué nadie hace nada. El abogado acusa un atentado y un mensaje de parte de Alfonso Durazo, secretario de Seguridad, y que por eso volvieron a las calles. Afectaron otra vez a miles de personas. ¿Nadie tiene el tacto político para acabar con este problema que lleva ya lo mismo que la Cuarta Transformación?
2. Desgaste. ¿Por qué renunció Jesús Orta como secretario de Seguridad Ciudadana? ¿Acaso porque le llovieron los casos difíciles? Como cuando una mujer de 56 años murió después de que policías la sacaran de la estación Tacubaya, pues la creyeron ebria cuando en realidad sufría de una enfermedad, o la filtración que dio a conocer el secuestro de Norberto Ronquillo, caso por el que Orta tuvo que comparecer ante el Congreso local, o la joven que acusó a elementos de la policía capitalina de haberla violado en la Azcapotzalco, lo que originó que organizaciones de mujeres se manifestaran en la Procuraduría causando destrozos en las marchas. Y el pasado 26 de septiembre se vio desbordado por los actos vandálicos en memoria de los desaparecidos de Ayotzinapa. Le llovió a don Jesús Orta. Que Omar García Harfuch, su sustituto, vaya sacando el paraguas.
3. Que siga así. Dice Miguel Barbosa, gobernador de Puebla, que no hay crimen organizado en la entidad, sin embargo, reconoció que se siguen cometiendo delitos de alto impacto. “Todos los días hacemos acciones de desmantelamiento de bandas, no tenemos registro de que haya la presencia de cárteles, son células de delincuentes locales y todo el tiempo estamos sobre ellas”, dijo. Para lograr este milagro social se arrendaron mil patrullas y se adquirió equipamiento para la policía. De acuerdo con Luis Cresencio Sandoval, titular de la Sedena, en Puebla hay desplegados 18 mil 432 elementos que realizan acciones de seguridad pública. No por nada el Presidente de México brindó su total respaldo a Barbosa. Prometió apoyarlo con todo lo que necesite, “y más”. Que la paz pronto visitará Puebla. A ver si es verdad.
4. Dispuestísimos. En Guanajuato, Luis Ernesto Ayala, secretario de Gobierno, afirmó que la actual administración estatal colabora con los municipios en materia de seguridad. Señaló que la preparación, equipamiento y la mejora de las condiciones laborales de los elementos que integran las corporaciones de seguridad municipales son fundamentales para el mejor desempeño de su trabajo. La autoridad estatal, dijo, mantiene firme su apoyo para reforzar a las policías locales, “así como el compromiso asumido por el gobernador, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, de no dar un paso atrás en materia de seguridad”. Mientras el hombre gastaba saliva en estas frases, calles de Guanajuato se teñían de sangre. En unas horas asesinaron a 11 personas.
5. Otro fracaso jarocho. Malas noticias para el gobernador Cuitláhuac García. El boletín del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica de septiembre pasado reporta que Veracruz, en lo que va del año, ocupa el primer lugar nacional por el número de nuevos casos de sida, el segundo por VIH y el tercero por tuberculosis. Por si fuera poco, sigue siendo la entidad con más mujeres con VIH y con sida. De acuerdo con datos de CENSIDA e IPAS, la entidad tiene el primer lugar en el país en mortalidad femenina a causa del sida: 4 por cada cien mil habitantes, cuando el promedio nacional es de 1.4; y segundo en masculina: 14.7 por cada cien mil habitantes, frente al promedio nacional de 7.1. Además, es el primer lugar por muertes maternas con VIH, aportando el 15% del total nacional. ¿Qué opina, señor gobernador?