Migración y disculpas, palabras y hechos
Después del último exabrupto —ya había llamado antes “fifís” a los policías federales—, donde se fue con todo contra los migrantes africanos y asiáticos que llegan a México, el comisionado del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño, emitió el viernes una “nota informativa” en la que dirigió una disculpa “a las y los migrantes que se vieron afectados por mis expresiones”.
Decía la tarjeta: “Lamento sinceramente este discurso que no volverá a repetirse. Reconozco que esta coyuntura representa una excelente oportunidad para implementar una serie de medidas que nos permitan mejorar la gestión migratoria en el país, de acuerdo con el paradigma de los derechos humanos. Finalmente, quiero transmitir a todas y todos los trabajadores del Instituto Nacional de Migración, que la estigmatización de las y los migrantes no puede ser nunca una guía legítima para orientar su actuación”.
Garduño, por lo pronto, salvó la chamba. Ya sabemos que a los funcionarios mexicanos eso es lo que más les importa.
Lo que no está claro es si este evento tendrá algún impacto real en el trato cotidiano que desde el arreglo con Trump se ha dado a quienes quieren ingresar a México huyendo de sus países con el objetivo, o no, de llegar a Estados Unidos.
Como lo han documentado desde hace tiempo muchas organizaciones de varias partes del mundo, el abuso contra los migrantes es cosa de todos los días. La impunidad en la investigación de esos delitos es de 99 por ciento.
Cito: “En la práctica la denuncia de delitos es difícil y las oficinas a cargo de las investigaciones no cuentan con recursos humanos y financieros suficientes, ni con estrategias integrales y claras para investigar los delitos. Igualmente, hacen falta procedimientos efectivos para que las personas migrantes denuncien delitos y abusos cuando están detenidas en estaciones migratorias. Uno de los delitos del que son víctimas las personas migrantes es el abuso por parte de las autoridades mexicanas”.
Y ahora, solo por la cifra de migrantes detenidos las cosas están peor. La disculpa, tal vez, debería ser por la política aplicada. Las palabras solo la reflejaban. Disculpa sin cambio de poco sirve.
@puigcarlos