El jaloneo por CNDH
Los pasillos del Senado de la República estuvieron muy movidos el día de ayer con motivo de la votación (fallida) para elegir al nuevo titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Las versiones que se propagaban desde todas las bancadas eran en ocasiones coincidentes y en otras contradictorias. La mayoría de la bancada de Morena se posicionó claramente en favor de Rosario Piedra Ibarra, presuntamente con el aval del presidente López Obrador. Sin embargo, el bloque opositor impulsó en mayoría en primera votación a José de Jesús Orozco y en la segunda a Arturo Peimbert. En esta ocasión fallaron los cabildeos entre los principales operadores de los partidos, y nos advierten que existe un riesgo serio de que el próximo martes 5 la situación de la CNDH se vuelva a empantanar, lo que obligaría a las comisiones unidas de Derechos Humanos y de Justicia a enviar una nueva terna. Atentos.
¿Aplicar la Ley?
La Secretaría de Gobernación camina sobre un campo minado en el conflicto entre taxistas y aplicaciones, y en lo particular el subsecretario Ricardo Peralta está muy expuesto al quedar en medio de las partes en conflicto. Los integrantes del Movimiento Nacional Taxista están molestos con el funcionario, pues en la minuta de la reunión que sostuvieron el pasado martes sí se establecían los operativos que unas horas después quiso matizar Peralta. Los taxistas ya amenazaron con volver a desquiciar la Ciudad de México. En Segob aseguran que en el conflicto por la operación de servicios de aplicación en aeropuertos ‘se apegan a lo que marca la ley’. ¿También aplicarán la Ley para los taxistas que vuelvan a bloquear las vialidades?
Desgaste prematuro
Al interior del PAN, algunos destacados militantes comentan que, de manera paradójica, el fenómeno de desgaste y las luchas internas por el control del partido que comenzaron en el periodo de Felipe Calderón y que tuvieron su punto más álgido en las pasadas elecciones federales, se está repitiendo en Morena, hoy partido hegemónico. La percepción es que el panismo empezó su debacle cuando accedió al poder en 2000 y comenzó a acentuarse a los 9 años; pero por lo visto hoy en los enfrentamientos y la lucha sin tregua en Morena, este desgaste prematuro les tomó a los miembros del partido guinda 9 meses. ¿Tendrá que verse obligado López Obrador a poner orden?