Fallido enfoque sobre la violencia
Hasta para intentar explicar un extraordinario asunto criminal como la frustrada captura y extradición de Ovidio Guzmán López, el gobierno de la 4T recurre a la ideologización que ahonda los enconos y a la autocomplaciente propaganda.
El presidente López Obrador fijó la pauta cuando, sin venir al caso, afirmó: “Nuestros adversarios quisieran que nos fraccionáramos, que nos dividiéramos…”. Y repitió que la que se aplica hoy “es otra estrategia, ya no es enfrentar la violencia con la violencia, no es enfrentar el mal con el mal…”. ¿Quién de sus opositores ha propuesto tamañas barbaridades?
Siguieron los secretarios de Seguridad y Defensa. Alfonso Durazo retomó el hilo ideológico y propagandístico, pero el general Luis Cresencio Sandoval hizo una diáfana exposición del operativo en que la voz cantante la llevaron sus subordinados (apoyados por soldados con insignias de la desorganizada Guardia Nacional y policías federales).
Reconoció Durazo que “nunca como ahora, en todo lo que va de su corta existencia, nuestro gobierno había sido objeto de tan dura crítica”, pero justificó: “Un tropiezo táctico no invalida la estrategia de seguridad en su totalidad”. Dejó claro que los titulares del gabinete que encabeza ignoraban el operativo y sacó de su chistera una hipótesis insensata: “En Culiacán habría sido fácil recurrir a un combate de exterminio sin cuartel, no respeto a las garantías individuales y al final de cuentas habríamos ganado…”. Anuló todo lo hecho antes contra la narcoviolencia porque las bandas proliferaron y se fortalecieron, los muertos y desaparecidos se acumularon y de nada sirvió “la aparatosa captura de cabecillas”, puesto que “la inseguridad y la violencia crecieron exponencialmente”.
Nota al calce: pese a que se afirma que no se hace lo mismo que gobiernos anteriores, en lo que va del año han sido aprehendidos 44 “objetivos prioritarios”, según reveló al hablar del culiacanazo el fiscal general de la República.
Con la nueva “estrategia”, sostuvo Durazo, “estamos iniciando, como indicaba el señor Presidente, una nueva época en materia de seguridad, y esto abre la posibilidad de que todo cambie en el futuro”.
Y repitió un propósito que puede llevarse decenios o generaciones completas: “El plan de paz y seguridad parte de un principio rector: la paz y la tranquilidad son fruto de la justicia (…). Decidimos no continuar con la idea conservadora de la guerra. Los anteriores gobiernos no lograron resolver el problema (…). El poder de los grupos criminales solo puede entenderse por una corrupción. Nos hemos propuesto terminar con ese mal endémico de la vida pública. Tenemos que garantizar empleo, educación, salud y bienestar. Nuestra estrategia para combatir la inseguridad va dirigida a atender la raíz de la aguda crisis que enfrenta el país en esta materia, particularmente en los jóvenes…”.
Ajá.
Ovidio, sus secuaces y los millares de delincuentes de otras pandillas de narcotraficantes provienen de la falta de oportunidades. Pobrecitos, ¿verdad?