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La UNAM elige rector con el lastre de la inseguridad

Los episodios de violencia en el campus de la universidad más grande de América Latina y la relación con López Obrador son los grandes desafíos a los que se enfrentará el candidato elegido

La joven Andrea Vargas no ha olvidado sus nombres, víctimas de la violencia que ha salpicado a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en los últimos tres años. Una bala perdida, un feminicidio, una muerte sin aclarar. Todos, ejemplos de las fisuras de seguridad del centro universitario más grande de América Latina. Vargas, estudiante del quinto semestre de la licenciatura de Ciencias Políticas, ha recordado en voz alta sus nombres para exigir al próximo rector que este tipo de tragedias no vuelvan a ocurrir. “Son un escándalo todos estos casos y la violencia de género que sigue sin ser resuelta”, señala. A sus espaldas se observa una manta con la frase: “contra la imposición del rector”.

La ebullición al interior de los pasillos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales discurre en paralelo a la recta final del proceso de elección del próximo rector. Una carrera por el mandato de una casa de estudios con más de 356.000 estudiantes y 41.000 docentes. Los candidatos, el actual rector Enrique Graue, la socióloga Angélica Cuéllar y el jurista Pedro Salazar, serán entrevistados a puerta cerrada en el transcurso de esta semana por los 15 miembros de la junta de gobierno universitario. Una vez examinadas las tres propuestas este grupo dará a conocer el nombre de quien conducirá la vida académica de la UNAM durante los próximos cuatro años.

El proceso de elección ha sacado a relucir los pendientes más urgentes de la universidad. Los episodios de violencia al interior de los diferentes campus universitarios, las recurrentes denuncias de acoso sexual por parte de profesores desde el bachillerato hasta las aulas de posgrado y la relación del centro universitario con la Administración de López Obrador son las principales preocupaciones de la comunidad universitaria.

Graue, que aspira a mantenerse como rector, asegura que la experiencia del último cuatrienio le ha permitido tener un mejor diagnóstico de los escollos que aún faltan por resolver. Su plan de trabajo se concentra en reforzar la vigilancia, aumentar la conectividad en los campus y continuar con los programas de investigación, esto último a pesar de los recientes recortes del presupuesto del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). “Necesitamos que la Administración actual entienda y entienda bien la importancia que significa la investigación, la innovación y el desarrollo tecnológico para el futuro de la nación”, ha dicho.

La candidata Angélica Cuéllar, directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, apela a su experiencia de más de tres décadas al interior de la universidad para promover un viraje en el rumbo de la máxima casa de estudios de México. Una de sus banderas es la creación de un Observatorio de Asuntos de Género. Mientras que el director del Instituto de Investigaciones Jurídicas, Pedro Salazar, asegura que su primera tarea como rector sería hacer un análisis minucioso sobre los incidentes de violencia en todas las instalaciones de la UNAM.

La exigencia de seguridad permea en las 730 hectáreas de extensión en las que se despliega Ciudad Universitaria, al sur de Ciudad de México. Jóvenes de las ramas de ciencias, ingeniería y humanidades coinciden en esta percepeción de una mayor vulnerabilidad en los espacios universitarios. La actual Administración asegura que las medidas de vigilancia se han reforzado: solo en Ciudad Universitaria se tienen instalados 175 postes enlazados a la Central de Atención de Emergencias de la UNAM; además de 62 botones de emergencia localizados al interior de los edificios.

Lucero Velázquez, de 20 años, es escéptica a estos datos. Las historias de robos de sus compañeros en las inmediaciones, la oscuridad que existe en algunas zonas del campus contrastan con dichas cifras. “Cuántos casos no se han dado de feminicidios, violaciones dentro de instalaciones de la UNAM y siempre dicen que no pasa nada y cubren todo”, señala la estudiante de la Facultad de Química.

Angélica García, alumna de la licenciatura de Medicina Veterinaria y Zootecnia, detalla que la inseguridad se agudiza en las instalaciones que la UNAM tiene en otros Estados mexicanos. “Hay muy poca seguridad en los ranchos a los que vamos, a veces solo hay un vigilante por turno en un rancho que a veces son más de 10 hectáreas, hay ranchos en Veracruz, Querétaro o Hidalgo. Una vez en Puebla hubo un secuestro virtual y en Tres Marías (Morelos) amarraron a los profesores y se llevaron borregos”, relata la joven de 21 años.

Braulio Guémez está a un semestre de concluir la carrera de Sociología. El estudiante, de 23 años, considera que el protocolo contra la violencia de género no ha frenado los ataques contra las mujeres, principalmente. Sobre el próximo relevo en la rectoría, Guémez cuestiona la poca información que existe entre los universitarios sobre la elección: “No creo que deba de haber una junta de sabios que decida, debería ser un proceso más democrático porque es algo muy ajeno a la comunidad estudiantil”, concluye.
El desafío del nuevo rector ante el Gobierno de López Obrador

El próximo rector tendrá que trabajar con el Gobierno de López Obrador. Cerca de un 89% de los recursos anuales de la universidad provienen de las partidas federales. Este año el Gobierno asignó una bolsa de 39.778 millones de pesos (2.069 millones de dólares), de un total de 44.942 millones de pesos (2.338 millones de dólares) con los que cuenta la universidad para operar en 2019.

La investigadora Alma Maldonado señala que la relación de la UNAM con la actual Administración no ha sido sencilla dados los embates de la presidencia a temas como la autonomía, el examen de admisión o el recorte a recursos de la ciencia”, asevera. En esta misma línea, Manuel Gil Antón, profesor del Colegio de México, advierte que los próximos cuatro años serán tensos ante la aspiración de inclusión educativa propuesta por el presidente y su discurso de austeridad. “Quiere tener más personas en la universidad y que no paguen cuotas, eso implica darle más dinero a la UNAM”, sostiene.

Enrique Graue: “La violencia de género se ha visibilizado en la UNAM y es así como vamos a corregirla”
El rector hace un balance de cuatro años de gestión mientras aspira a un segundo mandato al frente de la universidad más grande de América Latina

Con voz calmada y frase cortas Enrique Graue Wiechers (Ciudad de México, 1951) entrelaza sus propuestas con los resultados de su gestión. El rector, de 68 años, hace énfasis en el crecimiento de la oferta educativa. Prefiere la palabra evolución a la de cambio. Asegura que se ha luchado contra la violencia de género y el clima de inseguridad al interior de las instalaciones universitarias, pero reconoce que aún es necesario fortalecer estas acciones y en aras de consumar las estrategias que ha implementado busca su segundo mandato como rector de la UNAM.

Pregunta. ¿Cuál sería la principal diferencia entre el proyecto planteado hace cuatro años y el actual?

Respuesta. Tenemos que continuar modernizando la forma en la que educamos. Hemos ampliado mucho nuestra capacidad de conectividad, unos 197.000 alumnos hoy ya tienen conectividad al 100%. Nos falta como una tercera parte y esta tendrá que seguir creciendo. Por supuesto podemos mejorar la cobertura educativa. Estamos por inaugurar una escuela en Mérida (Yucatán), una gran instalación, y otra escuela en Juriquilla (Querétaro) y tenemos 14 nuevas licenciaturas.

P. ¿Cuánto se amplió la matrícula durante su gestión?

R. 10.000 estudiantes, esto es un crecimiento de 4,5% y 10.000 estudiantes es un mundo, es una nueva universidad.

P. Pese a esto, la UNAM rechaza a 9 de cada 10 jóvenes que presentan el examen de admisión.

R. Cada vez tenemos más aspiraciones de ingresar a la universidad. La UNAM no puede crecer indefinidamente, solo en la medida en que haya recursos específicos para conseguirlo y creceríamos, en ese caso, en el lugar donde se requiere educación superior, por ejemplo, en la región sur, sureste.

P. ¿Cuáles son los principales retos en materia de investigación?

R. Seguiremos facilitando la labor de nuestros investigadores, aquí sí hay una continuidad. Mantendremos los programas que tenemos para estimular la investigación y al personal académico dedicado a ello. Nuestra preocupación aquí es la disminución del gasto en la investigación nacional.

P. ¿Se refiere a los recortes del Gobierno al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología?

R. Sí, lo cual sí afecta a la investigación nacional. Lo que tenemos que hacer es ser más propositivos en relación con los grandes problemas nacionales que tienen que estudiarse, fortalecer la investigación básica, levantar la voz para la necesidad de mayores recursos e influir en que tengamos una nueva ley en Ciencia y Tecnología acorde a las necesidades del país.

P. Con relación a la necesidad de pedir más recursos, ¿será más crítico con la Administración de López Obrador en caso de lograr un segundo mandato?

R. No hay ninguna razón para ser críticos. Necesitamos que la Administración actual entienda y entienda bien la importancia que significa la investigación, la innovación y el desarrollo tecnológico para el futuro de la nación.

P. ¿Qué opina de la propuesta de acceso a la educación superior sin examen de admisión que plantea el actual presidente?

R. No podríamos educar a este gran volumen, por eso existen los exámenes de admisión. Haciendo grandes esfuerzos podríamos crecer para 2024 la oferta educativa (en el nivel superior) del 37% a casi el 50%.

P. Una de las denuncias más recurrentes de la comunidad universitaria son los casos de acoso y violencia de género. ¿Qué se está haciendo para resolver estas denuncias?

R. Hay que erradicar la violencia de género de nuestra universidad. Fuimos la primera institución que tuvo un protocolo contra la violencia de género y se han tomado medidas cuando se ha demostrado el caso. Ha habido alrededor de 40 recisiones de contrato y más de 100 jóvenes sujetos de medidas disciplinares que van desde la expulsión hasta la suspensión de actividades por algún tiempo.

Durante los tres años que lleva implementado este protocolo se han recibido 1.014 denuncias, un 70% ha sido resueltas. La violencia se ha visibilizado y visibilizándola es como vamos a corregirla. Suena como que nos ha aumentado la violencia de género y no, estaba ahí, pero estaba soterrada.

P. La violencia ha cimbrado a la UNAM. En abril se registró la muerte de Aideé Mendoza al interior del CCH Oriente.

R. Es inaceptable que una joven fallezca por la violencia, este es el caso de Aideé Mendoza. Ahora, tengamos claro que esto fue por una bala perdida. No es una agresión de estudiante a estudiante. Es un dolorosísimo acontecimiento, pero finalmente es una bala perdida. Hay que hablar con gran firmeza del desarme de la ciudadanía. Esto no quiere decir que no tengamos inseguridad en nuestros espacios. La inseguridad del país ha aumentado y en la medida que aumenta la inseguridad nos vemos sujetos a estos problemas.

P. ¿El presupuesto asignado por el Gobierno federal a la UNAM para 2020 será desafiante?

R. El presupuesto viene este año con la misma cantidad del pasado más inflación. Rondaría los 40.000 millones de pesos (2.098 millones de dólares). Nunca es suficiente el presupuesto, sobre todo si uno quiere crecer y porque la educación de calidad siempre lleva implícito una mayor erogación. Pero es un presupuesto suficiente.

Angélica Cuéllar: “El mayor problema de la UNAM es el bachillerato, los chicos tienen deficiencias cognitivas”
La directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales sustenta su candidatura a la rectoría en una trayectoria de más de 35 años

Angélica Cuéllar Vázquez (Ciudad de México, 1954) desea marcar un hito en la historia de más de un siglo de historia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) al convertirse en la primera mujer que dirija la universidad más grande de América Latina con más de 356.000 estudiantes. La doctora en Sociología, de 65 años, se reconoce a sí misma como una mujer muy disciplinada y como una “universitaria de Cepa”. Habla con rapidez sobre sus planes para atajar la violencia machista, para promover la sustentabilidad y mejorar la calidad de la educación en el nivel de bachillerato. Con más de 35 años de trayectoria dentro de la universidad pública, Cuéllar asegura con aplomo que la comunidad universitaria está lista para tener una mujer en la rectoría.

Pregunta. ¿Qué mirada aportaría desde las ciencias sociales y las humanidades?

Respuesta. Seguir proyectando a la universidad en todo lo que es. En el tema de seguridad, la propuesta es hacer diagnósticos muy claros y muy concisos de cada una de las entidades universitarias. Tú no puedes, en una universidad tan compleja como esta con tantos planteles, contar con una sola estrategia de seguridad. Tienes que hacer diagnósticos muy precisos sobre tus áreas vulnerables. Yo creo más en la prevención que en una cultura punitiva. Los sociólogos servimos para hacer diagnósticos.

P. ¿Consideraría más elementos de seguridad en la UNAM de ganar la elección?

R. No es cuestión de números. Es cuestión de dotar de mayor capacidades y habilidades a los vigilantes, que son los responsables inmediatos, con protocolos de género, protocolos de atención a víctimas y de cómo responder en una situación de crisis y manejar un conflicto.

P. Ya existe un protocolo de violencia de género en la UNAM…

R. Y se aplica. Esta facultad es la que más lo ha aplicado. Se han expulsado 33 estudiantes y he firmado 11 recisiones de contrato de profesores en mi periodo.

P. ¿Cómo instrumentará el Observatorio de Asuntos de Género que propone en caso de ganar?

R. Yo no pienso crear una secretaría como Pedro Salazar (uno de sus rivales en la elección a rector). Un observatorio es algo mucho más simple desde el punto de vista administrativo, que dé seguimiento de que todas las políticas institucionales de género se estén aplicando. No se necesita más burocracia.

P. ¿Por qué cree que en toda la historia de la UNAM no ha habido una rectora?

R. Porque predomina el mundo masculino en la toma de decisiones. En la vida pública sigue dominando el mundo masculino. Aquí mismo, en la UNAM, hay más directores que directoras, hay más premiados que premiadas. La mujer, por muchas condiciones de su biología, no tiene muchas veces las mismas condiciones de ir creciendo en su carrera profesional porque no tiene condiciones sociales que le permitan crecer a la par de un varón.

P. ¿Cree que la comunidad universitaria este abierta a una mujer rectora?

R. Sí, la comunidad está lista. La junta de gobierno valorará los proyectos, valorará las trayectorias y tomará una decisión en consecuencia. Estoy segura de que no habrá un veto de género.

P. En caso de ganar, ¿cómo sería su interlocución con el Gobierno de López Obrador?

R. Como con cualquier otro gobierno, cordial y con respeto.

P. ¿Le pediría algo?

R. Tanto como pedir, no. La UNAM, con toda la riqueza que tiene, puede fortalecer los proyectos sociales que él tiene en mente. Si él [López Obrador] quiere que la UNAM ayude a un proyecto nacional para que todos los jóvenes de educación media y de educación superior tengan acceso a la educación, la UNAM puede ser una opción. Repliquemos la UNAM en todo el país, pero no con costos a la universidad. Que el Gobierno federal y los gobiernos locales pongan los recursos y nosotros ponemos el expertise.

P. ¿Dónde ve el mayor problema en la UNAM?

R. En el bachillerato. Los chicos de bachillerato están con deficiencias cognitivas importantes. Es otro de mis ejes, hacer buenos diagnósticos porque nuestros chicos están saliendo mal formados, sobre todo los del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH).
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Pedro Salazar: “Lo que más piden los universitarios es seguridad”
El director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM reconoce en la seguridad la principal demanda de la comunidad universitaria

El director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM asegura que es momento de volver a mirar la rectoría desde las humanidades. Con esa convicción Pedro Salazar Ugarte (Ciudad de México, 1971) ha decidido participar en el proceso de elección la Máxima Casa de Estudios. Licenciado de Derecho por el ITAM, hace 16 años ingresó a la universidad pública como investigador del Instituto que ahora dirige. “Nuestra brújula es el saber con rigor metodológico, imparcialidad política y vocación de incidencia social”, resume el jurista de 48 años sobre la visión que tiene sobre la universidad más grande de América Latina.

Pregunta. ¿Por qué participa en el proceso?

Respuesta. Creo que ha llegado el momento de volver a mirar la rectoría de la UNAM desde las humanidades. El principal problema que vive hoy nuestro país es un problema social y en ese sentido creo que la mirada de las humanidades es el mirador con el que tenemos que observar lo que las y los estudiantes nos piden.

P. ¿Qué le pide la comunidad universitaria?

R. Tristemente, lo que más pide en este momento es seguridad.

P. ¿Es un asunto pendiente de esta rectoría?

R. Es una asignatura pendiente de este país. No quiero ser injusto en esa valoración. Me hago cargo que tenemos que garantizar la seguridad dentro, pero no quiero abstraerme de que el problema de la seguridad está instalado en nuestras distintas esferas de convivencia.

P. ¿Cuál es su propuesta en esta materia?

R. Lo primero es contar con un diagnóstico de las necesidades de seguridad de nuestros distintos campus para poder dar respuesta a las problemáticas de cada uno. Lo segundo, la universidad debe tener un programa muy bien delineado de cooperación con sus entornos en materia de seguridad. Nuestro personal de vigilancia requiere más capacitación, debe de saber prevenir eventos y tener la capacidad de reacción inmediata, una perspectiva de género y, como prioridad, la protección de las víctimas. Este es un gran desafío porque uno de los reclamos de la comunidad es que no siente que esos cuerpos estén respondiendo a los problemas que enfrentan en la vida cotidiana.

P. ¿Cuáles son los rasgos distintivos de su proyecto?

R. He propuesto en mi plan de trabajo crear una Secretaría de Igualdad e Inclusión que permita que los temas que tienen que ver con la perspectiva de género, la equidad y el combate a todas las formas de violencia estén presentes en todos los ámbitos de la vida universitaria. Por el otro lado, tengo una gran conciencia del salto tecnológico al que estamos asistiendo. En ese sentido, la universidad debería de contar con algo que no tiene: un centro interdisciplinario en inteligencia artificial y tecnologías, una instancia que coordine los esfuerzos universitarios en un ámbito temático del cual tenemos que estar aprendiendo todo el tiempo.

P. ¿Cómo será su interlocución con el Gobierno de López Obrador?

R. La universidad no solo interactúa con los gobiernos, interactúa con los poderes legislativos, judiciales, con los órganos autónomos, con el sector privado, con el sector social, con el sector mediático. Una universidad debe de saber articularse con una gran diversidad de actores y no debe de tener como prioridad única la interlocución con éste o aquel gobierno.

P. ¿Será crítico con el Gobierno federal?

R. Si la universidad no es crítica, no cumple su misión social. La universidad debe de problematizar, debe de cuestionar y al mismo tiempo debe de saber dialogar, aportar. Si nosotros dejamos de cuestionar, dejamos de cuestionar conocimiento.

P. ¿Cuál es el viraje que propone?

R. Es una suerte de continuidad transformadora.

P. Si hablamos de continuidad ¿por qué no respaldar el proyecto del rector Graue?

R. No, porque la dimensión transformadora es muy importante. La transformación reside en la capacidad de comprensión de los desafíos del presente: el cambio climático, los derechos medioambientales, las violencias, los reclamos de la agenda feminista, la desigualdad social. Yo creo que esos problemas no se han visto con la coordinación y con la urgencia que deberíamos de hacerlo.

Las nuevas generaciones están ávidas de un proyecto que los convoque de una manera esperanzadora. Necesitan saber que su horizonte de vida va a ser un horizonte de vida digno, autónomo y tener la seguridad de que tienen un futuro promisorio. En los jóvenes percibo desesperanza, desazón y mucha necesidad y mucha avidez de conocimiento y de proyecto. La universidad debe de ser la casa del pensamiento que construya ese discurso convocante de futuro. Estamos para responder a lo que una sociedad ávida de respuestas está pidiendo.

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Nacional
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