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SERPIENTES Y ESCALERAS

 

Lo confirma él mismo: No voy a quedarme hasta el final de mi gobierno. Y presume: Soy la opción para una alianza entre el PRD y el PAN en el 2018. No está loco, sabe lo que hace: Graco quiere evitar la crisis de fin de sexenio y busca cobijo político para tener impunidad. El tabasqueño es una meretriz política.

 

“Así soy yo. Yo soy una gente que puede construir y dialogar con todos. He pensado y lo he decidido en este tiempo de reflexión: no debo quedarme solamente a terminar mi gobierno, debo participar en este desafío político. Me ofrezco como perredista y si hay un gran acuerdo para encabezar la candidatura presidencial, estoy dispuesto a hacerlo también”.

Así habla el gobernador de Morelos con El Universal. De esta manera Graco Ramírez confirma que abandonará el cargo antes de que concluya su mandato constitucional para buscar la candidatura presidencial por el PRD y trata de construir una alianza con Acción Nacional. “Soy la opción” dice el tabasqueño.

La entrevista del mandatario no es casual, forma parte de su estrategia de salida y se acompañó de la difusión de una encuesta en la que presume un repunte en su aprobación: el 53% de los morelenses avalan mi forma de gobernar, dice.

Lo cuentan los editores del rotativo: la gente ha reaccionado a esa entrevista, hay muchos comentarios negativos y correos a la redacción. Lo mismo se lee en las redes sociales: salvo los troles del comandante Gustavo, la gran mayoría de los tuits por la declaración del tabasqueño son de burla, de enojo y de reclamo.

Pero eso no merma el ánimo del gobernador. La encuesta a que hace referencia un rotativo y que fundamenta las declaraciones del tabasqueño circuló en las oficinas del palacio de gobierno desde hace tres semanas y fue hecha ex profeso. Fue el propio gobierno quien la mando hacer, quien la pagó y quien luego la entregó al periódico para su publicación. ¿Cómo podría salir mal?

El salto del mandatario es obligado y se conoce en los pasillos de poder desde hace varios meses. Será en febrero del 2017 cuando abandone el cargo, dicen, para dedicarse de lleno a la candidatura o (eventualmente) a buscar la dirigencia del PRD. Los escenarios que observa Graco Ramírez tiene que ver con su interés de mantenerse vigente en la política nacional, por buscar acomodo en el próximo sexenio, pero sobre todo para evitar estar al frente del gobierno cuando las cosas se compliquen. El temor de Graco y su familia es al séptimo año.

Al perredista le urge abandonar el barco, sabe que el final de su mandato será terrible y comprende que quedarse a cerrar la puerta le pondría en una situación sumamente vulnerable. La candidatura presidencial por el PRD es una alternativa viable para el tabasqueño, su grupo tiene un control importante de la dirigencia y sus acuerdos con el gobierno federal le ayudarían a lograr ese objetivo, porque se volvería un adversario sumamente cómodo para el PRI.

Hay dos ópticas desde las cuales se debe observar la candidatura del tabasqueño: socialmente (vista desde Morelos) se trata de una locura, de un proyecto sin destino, de una apuesta a perder; pero políticamente Graco es un aliado del PRI y sería un candidato cómodo que ayudaría al gobierno federal a refrendar su triunfo. Graco Ramírez está dispuesto a hacer cualquier cosa por dinero y poder, no tiene empacho en vender su dignidad, en rentar sus convicciones ni en traicionar a sus amigos. Es el candidato que cualquier partido desea… como adversario.

La apuesta de Graco es por la impunidad. El tabasqueño es la expresión más asquerosa de la política y un ejemplo de lo peor que puede tener un ser humano. El tabasqueño presume cosas que no son, se burla del dolor de la gente, engaña sin recato y lastima por placer. Su ambición económica es conocida desde siempre y los abusos que ha cometido su familia representan actos ilegales que, si el estado de derecho se aplicara, deben castigarse con cárcel.

Por eso Graco ya se quiere ir de Morelos. Por eso su candidatura y los acuerdos que ofrece para convertirse (una vez más) en el esquirol de la izquierda.

Graco no está loco al tratar de ser candidato, por el contrario, es una muestra de su habilidad como político, pero a la vez de su degradación como ser humano.

·         posdata

De cara a la renovación de la dirigencia estatal, el CEN del PRI envió a un delegado especial para que encabece los trabajos para sacar al priísmo morelense del bache en el que se encuentra hundido desde hace varios años.

La llegada del embajador tricolor se pospuso una semana luego de la renuncia de Bronto Fabio Beltrones, pero finalmente fue presentado en Cuernavaca Fernando Charlestón Hernández, ex diputado federal y ex secretario de Planeación y Finanzas en el gobierno de Javier Duarte en Veracruz.

Dicen que para que la cuña apriete debe ser del mismo palo y esa parece ser la lógica tricolor. El nuevo delegado apareció en Morelos al lado de los tres peores personajes que tiene el PRI y unas horas después de que se conoció su nombre se supo que carga en sus alforjas sendas acusaciones de corrupción y malos manejos de recursos en el Veracruz de Javier Duarte.

Políticamente hablando la presentación del delegado se vio mal, porque a su lado ya se colocaron los personajes que han hundido al PRI en Morelos: Marisela Sánchez, Guillermo del Valle y Amado Orihuela, este último títere de Rodrigo Gayosso.

Socialmente la historia es peor: Fernando Charleston fue secretario de finanzas en el gobierno de Javier Duarte y su nombre aparece en 21 denuncias presentadas ante la Auditoría Superior de la Federación contra varios funcionarios por diversos fraudes que superan los 28 mil millones de pesos; a él se adjudican personalmente más de 843 millones de pesos desviados del erario.

La estancia del nuevo delegado del PRI en Morelos seguramente será breve. Un personaje con tales antecedentes difícilmente puede encabezar la restructuración de un partido (aunque obviamente se entendería muy bien con los grupos que hacen negocio con el poder) y es imposible que pueda construir una nueva base política cuando tiene a su lado a quienes han hundido al priísmo morelense.

El colmo: en esta historia de renovación partidista en el PRI, la tripleta Marisela-Del Valle-Amado acusan malos manejos financieros del comité que encabeza Rodolfo Becerril, cuando fueron ellos tres los que saquearon al partido e históricamente han vendido las candidaturas.

La llegada de Fernando Charleston no mejorará la situación en el priísmo de Morelos. Si la renovación pasa por las manos de quienes históricamente han saqueado a ese partido (y así parece, porque están al lado del delegado), es evidente que el futuro tricolor no va a mejorar.

La única opción para que el Revolucionario Institucional supere la crisis que hoy le aqueja es comenzar una reestructura interna, cambiar paradigmas, tomar la agenda social de Morelos y elegir a un dirigente que no surja de los Mariselos o de los Amados.

Más claro: la solución a los problemas del PRI en Morelos depende de los priístas morelenses. Es evidente que al CEN no le interesa arreglar lo que está descompuesto en la tierra de Zapata.

·         nota

Considero a Matías Quiroz un buen hombre. A pesar de sus constantes equivocaciones al declarar, pienso que el secretario de gobierno es una gente decente, de intenciones nobles y congruente en sus actos.

Lo que es claro es que al titular de la política interna no se le dan las declaraciones banqueteras, constantemente se tropieza con su lengua y tiro por viaje se vuelve víctima de sus expresiones.

No me cabe en la cabeza la idea de que Matías, a pesar de la obediencia canina que guarda al gobernador y el miedo patológico que tiene a Gayosso, considere delincuentes a todas las víctimas de la violencia, sobre todo a menores de edad que han sido abatidas en situaciones dramáticas y dolorosas.

Pero insisto: Matías Quiroz no sabe declarar y no tiene un equipo de comunicación que le ayude; sus equivocaciones son un duro lastre para su imagen y constantemente suenan ofensivas para la sociedad. La última: “Las mujeres asesinadas en Alta Vista están relacionadas con la delincuencia organizada”

¿En serio? ¿Una niña de 5 años vinculada con el crimen organizado?

No hay forma de entender una declaración así, más que interpretar que el secretario no dijo lo que dijo. Pienso (interpreto) que el jefe de la política interna peca de imprudente, revela líneas de investigación sin comprobar y hace conclusiones personales más allá de su investidura. En castellano: creo que Matías habla sin pensar, no mide sus palabras y por ello a cada rato se mete en problemas; aún así quiero suponer que (al menos en este caso) no dijo lo que dijo.

Aunque la especulación se ha vuelto normal en nuestra sociedad, esta no tiene cabida en una autoridad. El secretario de gobierno no puede criminalizar a una víctima, no tiene derecho a juzgar a priori a quien pierde la vida en un hecho violento ni debe revelar líneas de investigación, por mucho que un reportero le insista en el tema.

Supongo que la nobleza personal de Matías le hace responder siempre a las preguntas y ello cotidianamente le mete en camisa de once varas. Esta última joya discursiva en la que victimiza a dos mujeres y comenta que una niña (¡Niña!) de 5 años es parte de la delincuencia organizada debe interpretarse como una torpeza, porque de otra manera se entendería como una perversidad.

Insisto: Considero a Matías Quiroz un hombre bueno, pero también pienso que el secretario de gobierno carece de equipo y es víctima de una severa incontinencia verbal.

Ya es muy grave la inseguridad y la violencia que padecemos en Morelos como para que ahora a las víctimas se les criminalice desde el gobierno.

·         post it

La historia dio la vuelta al mundo: dos mujeres, una embarazada y una niña de 5 años fueron ejecutadas a plena luz de día en una avenida principal de la colonia Alta Vista en Cuernavaca.

No fueron, como ha sucedido otras veces en Morelos, víctimas mortales de un fuego cruzado o daños colaterales en una agresión; en este caso se trató de una ejecución directa contra madre e hija, cuando la primera acababa de recoger a la segunda del kínder al que asistía.

La historia es cruel desde cualquier ángulo; no hay justificación alguna ante tal hecho aunque desde el gobierno se hable de que el acto fue una venganza del crimen organizado. Ejecutar a una nena de 5 años es un acto que no tiene nombre, justificación, ni perdón de Dios.

El problema de violencia en Morelos es mayúsculo: el Consejo Ciudadano de Seguridad reconocen más de 200 crímenes violentos en lo que va del año aunque la contabilidad de ejecutados hasta el día de ayer es de 236. Tan sólo en los últimos tres días 14 personas han sido asesinadas.

La crisis de inseguridad es mayúscula aunque el gobernador se empeñe en negarla. La personalidad y aspiraciones presidenciales del perredista le obligan a ocultar los hechos, aunque para muchos ciudadanos es evidente que su estrategia de seguridad ha fracasado.

Lo malo no es únicamente que las autoridades se nieguen a reconocer la realidad e insistan en ocultar las cosas; lo peor es que recurrentemente el gobierno criminaliza a las víctimas, minimiza las cosas y supone que la realidad cambia diciendo que “los delincuentes se están matando entre ellos”.

En el Morelos de Graco hasta los niños asesinados son parte de la delincuencia organizada.

·         redes sociales

Así lo comenta Katia DÁrtigues en El Universal, a propósito de la declaración del gobernador de Morelos:

Lo vi ayer en la primera plana de El Universal: Graco Ramírez diciendo no sólo que quiere ser presidente, sino que podría (no se ría) ser una opción para la alianza PAN-PRD y hasta para uno que otro priísta progre.

No me sorprendió. En julio del 2012, siendo apenas gobernador electo de Morelos, Graco Ramírez me dio una entrevista para televisión. AMLO aún era perredista.

- ¿Apoyarías a AMLO para una tercera candidatura?

- Si AMLO no va a la confrontación y se plantea con una gran madurez de autocrítica, comenzar un proyecto de inclusión, sí iría. Sino, estoy pensando que yo puedo ser candidato ¿Por qué no?

- ¿Te apuntas de una vez?

- Sí, me apunto. (Soy) Viejo, sabrosón y con experiencia

Por lo visto cuatro años no le han dado un baño de realidad. ¿O usted lo ve como el candidato de una alianza? “

Comentarios para una columna sin candidatura: eolopacheco@elregional.com.mx

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