Juicio Político
Gobernar un estado no es sencillo, sobre todo cuando no se acepta ayuda.
Los sexenios tienen momentos y circunstancias que van marcando ciclos y definiendo la manera como los gobernantes pasarán a la historia. En Morelos la lógica cambió en 1997 cuando Jorge Carrillo Olea fue obligado a renunciar al cargo luego de una severa oleada delictiva e innumerables manifestaciones de repudio. A partir de ese momento todo ha sido diferente y cada seis años la historia se repite: violencia, conflictos sociales y la reiterada demanda de que el gobernador sea depuesto. Hoy no es la excepción.
Los últimos cinco gobiernos morelenses guardan muchas similitudes y han vivido circunstancias similares. Con el general priísta la lógica política mutó cuando los ciudadanos se dieron cuenta de que organizados y juntos era posible derrocar al villano. Jorge Carrillo Olea gobernó con una legión extranjera que desconocía al estado y a su gente, fue indolente ante los problemas sociales y omisa ante el incremento de la inseguridad.
Al militar nunca le importó lo que pasaba en esta tierra, a cada momento se iba a la Ciudad de México y desde allá se enteraba como poco a poco las cosas se complicaban, sin suponer que esta descomposición social le acarrearía severos problemas personales. El jojutlense se formó al viejo estilo del PRI y suponía que sin importar lo que sucediera con lan población no habría consecuencias para él, porque el poder gubernamental era omnipotente e inquebrantable; por eso dejó en manos de otros la labor de administrar y cedió el poder a alguien de su gabinete.
Lo que no midió el entonces gobernador fue que las manifestaciones crecerían, que los secuestros llamarían la atención nacional y que su mala relación con el presidente daría pie a su renuncia; cuando el general comprendió que su suerte y la de su gobierno estaban echadas trató desesperadamente de recomponer las cosas, de reencontrarse con la gente y dialogar con los inconformes, pero ya era tarde.
La renuncia del gobernador Jorge Carrillo Olea sentó un precedente político que ha definido el rumbo de los siguientes sexenios; hasta antes de su intempestiva salida los morelenses suponíamos que era imposible lbrarnos de un mal gobierno y que era imposible lograr un cambio porque las pesadillas duraban seis años. Después del general ningún otro gobernador ha sido depuesto, pero en todos los sexenios se ha intentado enjuiciar y sacar al jefe del ejecutivo.
En este punto vale la pena analizar varias cosas: 1- Igual que a Jorge Carrillo Olea, a Sergio Estrada Cajigal, a Marco Adame Castillo y a Graco Ramírez los han intentado expulsar a través de un juicio político. 2- Aunque en ningún caso después del priísta han procedido los juicios, estos amagos han servido a las legislaturas para negociar con el gobernador, es decir, para pedir dinero a cambio de no dar trámite al procedimiento. Estrada, Adame y Graco pagaron muchos millones de pesos a los diputados a cambio de no dar entrada a los juicios políticos. 3- Las peticiones de Juicio Político han estado soportadas en los graves problemas de inseguridad que se han padecido en todos los sexenios, pero nunca han lograro resolver el problema. 4- Aunque ninguna legislatura después de la de JCO ha dado trámite a un juicio, cada vez que se presenta una solicitud de este tipo los gobiernos entran en declive y pierden credibilidad, confianza y capacidad de interlocición social.
Todos los elementos que dieron pie a que un grupo de ciudadanos presentara una solicitud de juicio político contra el gobernador Jorge Carrillo Olea (contra Estrada Cajigal, contra Marco Adame y contra Graco Ramírez) están presentes ya en la administración de Cuauhtémoc Blanco. Igual que en sexenios anteriores el desgaste de la administración es muy fuerte, la simpatía hacia el gobernante ha bajado y el enfado ciudadano creció exponencialmente. La única diferencia entre lo ocurrido en sexenios pasados y lo que vemos ahora es que antes el declive comenzó después del tercer año y hoy el hundimiento se nota desde los primeros meses.
Desde hace varias semanas un grupo de ciudadanos ha comenzado a trabajar en el documento que sustentará la petición de juicio político contra Cuauhtémoc Blanco Bravo; hay abogados, empresarios, intelectuales y profesionistas que dialogan y buscan elementos para construir un documento sólido que no pueda ser desechado por el congreso ni con una negociación económica de por medio. Hay políticos de diferentes partidos que asesoran y orientan sobre los tiempos pertinentes para presentar el documento y que sugieren esperar a la renovación del parlamento, pensando que en la siguiente legislatura Cuauhtémoc Blanco no tendrá mayoría ni capacidad de maniobra.
En el análisis que hacen toma en cuenta algo más: igual que en la época de Jorge Carrillo Olea, ahora el gobernador de Morelos no cuenta con la simpatía del Presidente de México ni con el respaldo del partido hegemónico; la proyección política es que Blanco Bravo intentará ganar las siguientes elecciones sin Morena, solo con el PES y al hacerlo cometerá el error que se necesita no solo para deponerlo del cargo, sino para perseguirlo legalmente y buscar encarcelarlo junto con su hermano.
La inseguridad y la violencia son los elementos que nuevamente respaldarán la petición de juicio político contra el gobernador, pero las ausencias políticas del mandatario, su alejamiento de los círculos de poder nacional y nula interelocución con la sociedad local permitirán que el proceso avance.
La rueda ya comenzó a moverse.
• posdata
Cosas complejas ocurren desde hace meses en el gobierno de Temixco. El municipio es difícil de origen y desde hace años ha estado inmerso en una dinámica de violencia y corrupción que afecta a todos sus habitantes y coloca a esa comunidad en el ojo del huracán.
Las cosas han sido difíciles para Temixco desde hace décadas, los gobiernos que han pasado se han convertido en parte del problema y no en un camino para su solución; muchas veces el municipio ha sido escenario de situaciones terribles, desde la venta de alcohol adulterado que mató o dejó ciegas a decenas de personas, hasta la ejecución de una familia completa, incluyendo un bebé de 3 meses de edad.
A pesar de ser un municipio metropolitano, limítrofe con la capital, el rezago de Temixco es visible desde todos los ángulos; basta cruzarlo y observar la pobreza de su gente y la mala calidad de los servicios que presta. El trienio pasado fue de terror desde las campañas, cuando se hablaba de la participación directa de la delincuencia organizada y el asesinato de la alcaldesa a unas horas de haber tomado protesta; el actual no es diferente: sigue la violencia, la corrupción gubernamental y la impunidad en todas las áreas.
Hoy con un nuevo gobierno las cosas no se ven mejor a pesar de que la presidenta municipal es emanada de las filas de Morena (o quizá precisamente por ello); por el contrario, con Jazmín Solano López el ejercicio de poder se asemeja más a la ocurrencia que a la preparación y eso tiene que ver con su evidente falta de capacidad profesional y nulo talento político.
Para la alcaldesa parece más importante iniciar la edificación de un nuevo edificio presidencial (lo cual, dicen, lleva implícito un buen negocio personal) que atender las innumerables e históricas carencias que tienen casi todas las colonias de su municipio; para la dama es más urgente tener una oficina más cómoda y fifí en la cual despachar que, por ejemplo, atender la severísima crisis de inseguridad y violencia que azota a su pueblo desde hace varios años.
Entendamos algo: dicen que Jazmín Solano no da pasos en falso, porque todo lo consulta con su coordinador de asesores, el ex perredista, ex graquista y ahora morenista Anastacio Solís Lezo. Tacho Solis es un hombre de izquierda, experimentado en política, pero (en vista de lo que hace la alcaldesa) poco diestro en materia de asesoría gubernamental.
El problema no es que a la flamante política se le ocurra edificar un nuevo edificio de tonalidades guindas y ribetes obradoristas, ni tampoco que para validar su ocurrencia intente recurrir a una consulta popular; lo realmente delicado es que Temixco no tiene rumbo, está sumido en la violencia, en la pobreza y se ha convertido en territorio seguro para múltiples grupos delictivos.
En lugar de andar pensando en tonterías o caminos para abultar sus cuentas personales a costa del erario, el gobierno de Temixco debería buscar alternativas para que su pueblo salga adelante, para que se multiplique el empleo, para que lleguen nuevas inversiones, para que la gente pueda caminar segura por las calles y los pobladores tengan mejores servicios.
Piénsenlo así: ¿En qué beneficia a los temixquenses contar con un nuevo palacio municipal? ¿No sería mejor tener más seguridad, mejores empleos o nuevas inversiones? ¿Lo entenderán la alcaldesa y su asesor? ¿O fieles al estilo 4T dirán que toda la crítica es fifí y emanada de grupos conservadores?
• nota
Para que un juicio político proceda se necesita una cosa: que la presidencia de la república lo avale; si eso ocurre, el motivo y las pruebas son lo de menos.
En el caso de Morelos la reflexión es básica: el desinterés del futbolista por la política, su falta de relaciones a nivel nacional y la intervención de su hermano en el ejercicio de poder son los aspectos que abren camino a que Cuauhtémoc Blanco sea enjuiciado con el visto bueno del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Al tiempo.
• post it
Tratemos de entender el problema de violencia e inseguridad a partir de las frases de los gobernantes:
“Morelos es violento, pero no inseguro” Hugo Erick Flores, delegado federal.
“Hay un chingo de delincuentes” Cuauhtémoc Blanco, gobernador.
“El incremento de los homicidios no afecta a los ciudadanos” Pablo Ojeda, Secretario de gobierno.
“Las las víctimas (de feminicidio) tenían actividades no muy propias de una dama” José Antonio Ortiz Guarneros, Comisionado de seguridad de Morelos.
• redes sociales
Cualquier parecido con la realidad… puede que no sea coincidencia:
Un señor va en su coche y de repente se percata de que está perdido; se detiene, maniobra y le pregunta a alguien que va pasando en la calle:
¡Disculpe! ¿Podría usted ayudarme? He quedado de verme a las dos de la tarde con un amigo, llevo media hora de retraso y ¡no sé dónde me encuentro!
Claro que sí -le contesta- se encuentra usted en un coche, a unos 7 Km. del centro de la ciudad, entre 40 y 42 grados de latitud norte, y 58 y 60 de longitud oeste.
Es usted ingeniero, ¿verdad? -dice el del coche
Sí señor, lo soy. ¿Cómo lo ha adivinado?
Muy sencillo, porque todo lo que me ha dicho es "técnicamente correcto" pero "prácticamente inútil": continúo perdido, llegaré tarde y no sé qué hacer con su maldita información.
¿Usted es militante de Morena verdad? como el ganso -pregunta el de la calle.
En efecto -responde orgulloso el conductor del vehículo- ¿cómo lo ha sabido?
Porque no sabe dónde está, ni hacia dónde se dirige, ha hecho una promesa que no puede cumplir y espera que otro le resuelva el problema. De hecho, está usted exactamente en la misma situación que estaba antes de preguntarme, pero ahora, por alguna extraña razón ahora parece que la culpa es mía...
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