El año de 1981 lo cambió todo para muchas personas en el mundo. Fue en ese entonces cuando los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos ofrecieron una conferencia de prensa donde describieron cinco extraños casos de neumonía en Los Ángeles. Así iniciaba la historia del VIH y el Sida.
"Pero no es un virus que te vaya a matar, es más la ignorancia social la que te puede relegar que el propio padecimiento o el diagnóstico. Al saber qué es el VIH, cómo funciona, qué es lo que hace en tu cuerpo y de qué manera puedes controlarlo, puedes ayudar a reeducar a la sociedad", explica Israel Dirzo, de la organización VIHVE Morelos, una agrupación enfocada en apoyar a personas con VIH, pero también en erradicar el estigma.
En los últimos años, Dirzo se ha planteado la tarea de visitar escuelas para que las nuevas generaciones aprendan a ver y hablar del VIH sin miedo ni condenas. "Estamos acariciando la cura, este año se acaba de implementar el nuevo paradigma con nuevos esquemas médicos que prometen ser medicamentos de una cuarta generación, menos agresivos al cuerpo y con menos efectos secundarios", afirma Dirzo.
Un poco de historia
Después de los primeros casos, el Sida (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) fue bautizado así en 1982. Durante los años siguientes aparecieron varias teorías que intentaron explicar el origen de la enfermedad: desde aquella que sugería que había sido generada por el uso excesivo de drogas y de alta actividad sexual con diferentes parejas, hasta quienes creían que era provocada por la práctica de sexo anal, combinada con el uso de inhalantes de nitrito (poppers).
Estigmatizada desde su origen, cuando aparentemente se propagaba sólo entre hombres homosexuales, hubo quienes quisieron bautizarla como Inmunodeficiencia relacionada con gays (GRID, por sus siglas en inglés). Sin embargo, el tiempo ha demostrado que el virus puede ir de un cuerpo a otro sin importar el género: hacia 2015, el 51 por ciento de la población total que vivía con este virus en el mundo estaba compuesto por mujeres.
Aunque el VIH-Sida sigue siendo incurable, actualmente la ciencia ofrece opciones de prevención tanto para quienes desean proteger su organismo contra el virus como para quienes desean no contagiarlo a su pareja y mejorar su calidad de vida, como la Profilaxis Preexposición (PrEP) y el Tratamiento Antirretroviral (TAR).
Vivir con VIH: un testimonio
Carlos Batalla tiene 26 años, y fue hace tres cuando supo que tenía VIH. Desde luego, no fue una noticia fácil de asimilar, pero, pasado cierto tiempo, su vida no sólo continuó, sino que mejoró.
"Al principio fue complicado, porque los efectos secundarios que tenía el medicamento dejaban a un lado mi calidad de vida, pero después de un mes mi cuerpo se acopló y no tuve ningún otro problema: con un poco de información mi vida fue incluso mejor", relata Carlos, quien pertenece a la generación de jóvenes que da cuenta de los primeros resultados del proceso de desmitificación del VIH: desde hace tres meses, el joven forma parte de la Red de Jóvenes Positivos Capítulos Morelos, una red internacional que busca unificar y apoyar a los jóvenes que viven con VIH.
"La gente no debe tener miedo, si salen positivos ya hay tratamientos que permiten vivir el VIH como una enfermedad controlable", afirma Carlos.