El ataque contra Zeta
“En Baja California, libre como el viento” es el lema del semanario Zeta. Y ésa ha sido la manera en que este medio ha informado a lo largo de casi cuatro décadas de existencia.
Comencé mi carrera periodística en 1988, prácticamente al tiempo que había sido asesinado Héctor Félix Miranda, cofundador de Zeta con el también inolvidable Jesús Blancornelas.
A Jesús tuve el privilegio de tratarlo muchas veces. Cada vez que el trabajo me llevaba a Tijuana, nos reuníamos a desayunar o a comer. Hablar con Blancornelas era contagiarse del espíritu libérrimo con que ejercía el oficio.
Zeta sabe de amenazas, presiones y agresiones. La trayectoria del semanario está llena de ellas. Ahora vive una más por parte del gobiernito bajacaliforniano (que sólo durará dos años, aunque tramposamente pretenda hacerlo por cinco).
El viernes pasado, el secretario de Gobierno de la entidad, Amador Rodríguez Lozano, citó a conferencia de prensa, a la que fueron invitados únicamente tres medios locales —entre los cuales no estaba Zeta— para calumniar al semanario y a su codirectora, Adela Navarro Bello.
Rodríguez Lozano está molesto por las dos ediciones más recientes de la publicación, las cuales han ventilado casos de presunta corrupción en los que se le señala.
De acuerdo con lo difundido por Zeta, Rodríguez Lozano habría participado en un esquema de moches, en el que se solicitaron 20 millones de pesos a un empresario con la promesa de entregarle contratos de proveeduría, a través de la efímera secretaria de Bienestar, Cynthia García Soberanes.
A menos de un mes de haber asumido ella ese cargo, se hizo pública una presunta conversación de WhatsApp entre García Soberanes y el subsecretario de la misma dependencia, Rosendo Colorado García, en la que discuten sobre la negociación de comisiones ilegales en la licitación de un proveedor de alimentos para desayunos escolares.
Luego de la revelación, la secretaria de Bienestar cayó en coma y, unos días después, renunció el oficial mayor del estado, Jesús Núñez Camacho.
El viernes, en su restringida conferencia de prensa, Rodríguez Lozano atacó a Zeta afirmando que el semanario “está enojado porque no se le compra publicidad” y luego se lanzó contra la vida personal de Adela Navarro.
Por esto último, Rodríguez Lozano debió ofrecer disculpas en un video de menos de dos minutos. Pero sigue sin responder a los señalamientos publicados por el semanario.
El fin de semana, Zeta dijo, con mucha claridad, que ni ha solicitado un convenio de publicidad con el gobierno estatal ni éste se lo ha ofrecido.
En un comunicado, el semanario agregó que el ataque de Rodríguez Lozano constituye “un atentado a la libertad de expresión” y anunció que llevará su denuncia ante instancias de defensa de los derechos humanos y protección a periodistas.
Es importante que esta agresión no se deje pasar. Las autoridades identificadas con la llamada Cuarta Transformación han venido mostrando una gran intolerancia a la crítica y la han emprendido contra los medios de comunicación.
Algunos funcionarios se sienten envalentonados por lo que escuchan en las conferencias mañaneras en Palacio Nacional. De lo que quizá no se han dado cuenta aún es que los periodistas no están dispuestos a aceptar que se ponga una cortapisa a su trabajo. Cueste lo que cueste, van a defender su libertad. Ojalá que en ello cuenten con el apoyo de la sociedad civil.
Si Zeta sobrevivió a un gobierno sumamente pernicioso como el de Xicoténcatl Leyva (1983-1989), sobrevivirá al gobiernito de Jaime Bonilla. Pero es importante no dejarlo solo. Que se sepa que hay colegas y ciudadanos en general que valoran su trabajo en favor de la información libre y la rendición de cuentas de los gobernantes y que darán la cara por él.