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Más sobre "The Irishman"

En la sabrosa conversación que Scorsese, Pacino, De Niro y Pecci sostienen sobre The Irishman, y que Netflix ofrece como un complemento de la película, el director dice que aquí por primera vez pudieron entrar al mundo real de un hitman, un sicario de carne y hueso, cuya siniestra historia fue recogida en un libro del género true crime escrito por Charles Brandt: I Heard You Paint Houses (Oí que pintas casas, jerga para decir que alguien mata por encargo).

Siguiendo la trama de Brandt, la película habría llegado a aclarar uno de los grandes misterios del crimen en Estados Unidos, a saber: quién mató al líder de los transportistas Jimmy Hoffa.

Que sea el Irishman quien mata a Hoffa en la película le permite a Scorsese y a un brillante De Niro introducir en el personaje algo parecido a la lealtad y la traición, algo parecido a la culpa, pues Hoffa había llegado a ser lo más parecido a un amigo que el Irishman había tenido en su vida.

Pero ni siquiera la verdad puede alegarse aquí para sembrar humanidad en el personaje, un matón siniestro que dice en la misma película no arrepentirse de nada, pues la versión de Brandt ha sido desmentida nada menos que por el hijo adoptivo del propio Hoffa (https://bit.ly/2RD0uP4).

Se trata de una versión que el propio Irishman fabricó y difundió poco antes de morir, probablemente por dinero, y que fue desmentida también por el FBI, pues los rastros de sangre dejados en el lugar donde supuestamente mataron a Hoffa, según el Irishman, no coincidieron con el ADN del propio Hoffa. El Irishman simplemente habría matado ahí a otro de sus muchos asesinados.

Con lo cual regreso a mi molestia esencial con el film: humanizar a estos matones, inducirnos a la simpatía con ellos, conceder rasgos de lealtad, culpa, amistad, dilemas morales, a quien la misma pantalla nos está mostrando como un sicópata frío, una máquina de matar, incapaz de ninguna de esas cosas.

Humanamente admirable en el film solo es la hija del Irlandés, que descubre de niña el monstruo que es su padre y no le habla el resto de sus días.

hector.aguilarcamin@milenio.com

Ámbito: 
Nacional