EN MEDIO de todo el lío del T-MEC, que se firmó sin leer la letra chiquita, pasó desapercibido el duro revés que se llevó uno de los proyectos consentidos del Presidente: el Tren Maya no entusiasmó a los inversionistas.
EL PROYECTO anunciado por Andrés Manuel López Obrador era que la iniciativa privada financiaría el 90% de la obra; sin embargo, hace unos días anunció como si fuera un triunfo que su gobierno se hará cargo del 100% de los gastos.
ES DECIR, ahora tendrá que sacar de algún cajón los 120 mil millones de pesos que se necesitan para el trenecito.
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QUIENES sí saben sobre seguridad pública dicen que Alfonso Durazo podría estarse poniendo el pie a sí mismo con eso de limpiar las instituciones policiacas de todo lo que huela a Genaro García Luna.
Y ES QUE, para bien y para mal, toda una generación de mandos policiacos se formó durante la época del ex secretario, hayan tenido o no contacto con él.
Y son ellos los que ocupan posiciones claves en las corporaciones tanto del gobierno federal como de los estados.
De hecho, dicen que esos mismos a los que Durazo llama “cómplices” son quienes, en realidad, le han ayudado a ir sacando la chamba.
UN CASO interesante es el de Omar García Harfuch, el titular la policía capitalina, que viene de esas épocas pero que nada tuvo que ver con García Luna y a pesar de eso, por alguna extraña razón, Durazo parece empeñado en ponerle piedritas.
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TODOS ESPERANDO el estreno de la última película de Star Wars y resulta que la producción que más sorprendió a los críticos cinematográficos fue… ¡el video de Elba Esther Gordillo!
Y es que la cinta tiene ese tono de amenaza fantasma al estilo de George Lucas, el sutil lenguaje de las películas de mafiosos de Martin Scorsese y una buena dosis de comedia y cinismo como sólo Quentin Tarantino sabe hacerlo.
Todo eso sin mencionar, por supuesto, el trajecito de Scrooge que luce La Maestra.
¡Directo al Óscar!
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QUÉ RAROS usos y costumbres tienen los legisladores de Estados Unidos.
En la histórica sesión para votar sobre el impeachment de Donald Trump hubo un laaargo debate que siguió un protocolo centenario, en el que se dijeron cosas durísimas, la mayoría, en discursos de apenas 30 segundos.
Y, no, no hubo toma de tribuna, no hubo mentadas, ni patadas, tampoco se detuvo el reloj legislativo y mucho menos apareció un Noroña actuando como porro.
¡Bien raro!