AMLO: De adalid anticorrupción... a tapadera de Bartlett
La exoneración de Manuel Bartlett derrumba el discurso anticorrupción de Andrés Manuel López Obrador. A un año de gobierno, el presidente ha decidido rendir su principal bandera.
Nadie puede decirse engañado. Desde que publicamos los reportajes sobre las casas y las empresas vinculadas al director general de la Comisión Federal de Electricidad, el presidente adelantó en una conferencia mañanera lo que ocurriría: su secretaria de la Función Pública iba a investigar y lo iba a exonerar por falta de pruebas.
Todo lo demás fue darle forma a la decisión tomada: Feliz Navidad, Bartlett.
Pero el regalo navideño se extiende a todos lo funcionarios de la autoproclamada 4T.
Gracias a esta investigación oficial, Bartlett y todos los funcionarios del actual gobierno ya saben lo siguiente:
1.- Se vale que omitan declarar los bienes que posean, usen o disfruten. Por ejemplo, si viven en una mansión en Las Lomas de Chapultepec, no tienen que declararla si no está a su nombre aunque haya sido comprada a través de una empresa de la que hayan formado parte durante años y de la que se sacudan la víspera de asumir un nuevo cargo público. Claro, nada importa que la ley obligue a declarar la casa donde viven.
2.- Se vale que sus parejas tengan muchas propiedades, siempre y cuando declaren para sus trámites oficiales domicilios distintos. Mientras más casas, más opciones de simular que no viven juntos: no hay concubinato, y por lo tanto, no tienen nada que ver, aunque reconozcan públicamente que forman una “pareja sentimental” desde hace veinte años. Así, por más que se acumulen casas a nombre de su pareja, no tienen que declararlas.
3.- Se vale que sus hijos se vuelvan millonarios desde universitarios, al cabo que la Función Pública no va a investigar cómo hicieron sus fortunas ni si éstas tienen que ver con la carrera política del papá. Ya grandotes nomás digan que no son dependientes económicos. Total, el imperio ya está consolidado.
4.- Se vale que sus hijos y parejas tengan empresas contratistas del gobierno y no incluirlas en su declaración de intereses, aunque la ley diga que están obligados a declararlas y la autoridad a determinar si hay conflicto. Es decir, se vale que los hijos o pareja de un director general de CFE, por ejemplo, tengan contratos millonarios con Sedena y no se incluya ese detalle en su declaración.
5.- Se vale acumular a través de su pareja y sus hijos un imperio inmobiliario de 23 propiedades, una red de 12 empresas, recibir contratos del gobierno y ocultarlo todo.
Si llega a ocurrir que la prensa les encuentra todas sus propiedades, empresas y contratos, la Función Pública corroborará que lo publicado es real, pero aplicará una investigación modelo Virgilio Andrade-Casa Blanca y les extenderá un certificado de honestidad con la venia del “presidente más honesto desde Benito Juárez”.
Eso sí —y esto es quizá lo más ridículo—, todos los bienes y empresas que la prensa les documente públicamente, al año siguiente ya tendrán que incluirlos en su declaración. De risa loca.
Lo fácil sería ridiculizar el papel que ha decidido jugar Irma Eréndira Sandoval. Pero de eso se ha encargado ella solita.
El fondo es que la exoneración a Bartlett trae la firma del presidente López Obrador quien hoy hace su más espectacular maroma frente a la Historia: de adalid anticorrupción... a tapadera de Bartlett. Vaya medalla para un izquierdista.