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OBSERVADOR POLÍTICO

Los retos del 2020

Durante el 2019 se registraron cosas buenas y malas. Lamentablemente, destacaron las negativas por encima de las positivas y por esa razón, anhelo al igual que miles de ciudadanos que lo sucedido en el año que recientemente concluyó, quede en el olvido y jamás regrese. Y estos sucesos condenables y lamentables son los relacionados a los hechos delictivos más violentos de las últimas décadas en Morelos y México.

INSEGURIDAD, EL RETO PARA CUAUHTÉMOC BLANCO.- Fueron 7 décadas las que gobernó el PRI en Morelos –hasta el año 2000-, dos sexenios que le tocó al Partido Acción Nacional con Sergio Estrada Cajigal y Marco Adame Castillo; y posteriormente la llegada de uno de los peores gobernadores como fue Graco Ramírez Garrido Abreu, que dejaron todos importantes avances en el desarrollo del estado sin embargo, de igual manera, provocaron un estancamiento en el Estado de Morelos que difícilmente se podrá resolver como lo es la inseguridad, tema que ha rebasado y por mucho, al gobierno que encabeza el ex futbolista Cuauhtémoc Blanco Bravo.

Y es que, los responsables de la prevención como la procuración de la justicia, han declarado reiterativamente, que han avanzado y logrado avanzar en su área. Algo totalmente falso porque las estadísticas señalan que en el año apenas finalizado, se registraron alrededor de mil homicidios dolosos en la entidad. Aunado a que organizaciones como la Comisión Independiente de los Derechos Humanos de Juliana García Quintanilla y José Martínez Cruz, denunciaron que fueron alrededor de nueve decenas de mujeres las que perdieron la vida en casos típicos de feminicidio. En conclusión, la delincuencia y los asesinatos en lugar de disminuir aumentaron alarmantemente y eso para nadie, que viva en Morelos, puede ser considerado como noticias buenas. Razón suficiente para que en este año, uno de los propósitos ciudadanos que se reflejaron en las redes sociales, fue que haya voluntad de la autoridad local y cuerpos policíacos para hacer esfuerzos reales y efectivos que provoquen un combate frontal y efectivo, a fin de alcanzar la tan anhelada paz y tranquilidad que tanto anhelan los ciudadanos.

Precisamente, son los municipios más poblados de Morelos, es donde todas las corporaciones policíacas deben de intensificar los operativos para garantizar la reducción de delitos, porque precisamente la capital, lideró el primer lugar en homicidios, y obvio, los demás son Jiutepec, Temixco, Emiliano Zapata, así como Cuautla en el oriente.

LA REPRESENTACIÓN PARTIDISTA- Los partidos políticos sin excepción en Morelos, están en una severa crisis; actualmente viven en un letargo y en la mayoría, sus dirigentes, cuestionados, solo se han convertido en administradores de las prerrogativas que les otorga el Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana, es decir, administración un negocio multimillonario porque los partidos pequeños, lo menos que perciben son alrededor de medio millón de pesos mensuales.

Los partidos, en su mayoría, existen confrontaciones y divisiones las cuales se irán incrementando de manera importante conforme avanza el periodo para los procesos internos para la selección de candidatos porque, como ya es costumbre, todos intentan obtener las tan ansiadas candidaturas plurinominales, es decir, aquellas que aunque pierdan todo y no ganen nada, con el simple hecho de obtener el tres por ciento de la votación del padrón electoral, en automático tienen el registro y como premio de consolación una diputación local. Y es precisamente lo que se vive hoy en Morelos, en donde hay once partidos políticos con registro y de los cuales, la chiquillada, aquella que apenas alcanzó el tres por ciento como el PRI, PAN, PRD, PT, Movimiento Ciudadano, Nueva Alianza, Verde Ecologista y Socialdemócrata, cuentan con una representación en el poder Legislativo, a pesar de que no alcanzaron ningún triunfo electoral en la entidad en la elección del primero de julio del 2018.

CRISIS EN EL PRI.- Y es precisamente lo que está sucediendo en el PRI, donde pese a los errores de un dirigente torpe, débil políticamente y sin ningún proyecto político como sucede con Alberto Martínez González, se aferra a mantenerse en el cargo que por honestidad y principios él mismo tuvo que renunciar desde hace mucho tiempo.

La Pave, como le llaman a quien dice ser presidente tricolor en Morelos, llegó a la dirigencia con el respaldo de Amado Orihuela Trejo, ex candidato gubernamental, sin embargo, llevó al PRI a quedar reducido casi a cenizas y con pocas posibilidades ya no de incrementar su escasa votación del año pasado, sin con el riesgo de desaparecer por la división, confrontación y éxodo de militantes que decidieron desde hace mucho en abandonar al partidito que quedó de lo que fue el otrora Partido Revolucionario Institucional.

Personajes como Alberto Martínez son los que le han hecho mucho daño a lo que queda de este partido político, sumado a otros personajes como Jorge Meade Ocaranza, que intenta regresar para apoderarse de los restos del “RIP” y otra vez candidatearse a lo que sea con tal de seguir viviendo en el presupuesto. Sin embargo, estos dos priistas que han vivido como reyes y se han beneficiado de los recursos millonarios que este partido les ha generado, deberían de ponerse de acuerdo para aclarar los dos auto robos que se generaron días previos a la elección donde el PRI quedó en el sótano de la votación electoral, para conocer incluso, el motivo por el cual ninguno de los dos, presentó las denuncias penales correspondientes, sin importarles la afectación a cientos de operadores políticos que se quedaron sin su respectiva paga.

En fin, en breve en todos los partidos políticos otra vez regresarán aquellos que lo hacen cada tres años para ver de qué manera se benefician y continuar cobrando salarios ofensivos y manejando dinero a diestra y siniestra sin importar que puede ser la última ocasión en ver en un proceso electoral al partido que gobernó durante siete décadas en México y el estado.

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