Incognitapro

BITÁCORA DEL DIRECTOR

Caminar

La historia política reciente de México ha estado marcada por caminatas.

No me refiero a las efímeras marchas que terminan en el Zócalo de la Ciudad de México –de las que hay una o más todos los días y que generalmente se olvidan al poco tiempo–, sino a los largos trayectos a pie, entre ciudades, que convierten a quienes gobiernan y a quienes protestan en pacientes jugadores de un juego de ajedrez político.

Una de esas caminatas que se quedan en la memoria es la que realizó Luis H. Álvarez, entre Chihuahua y Querétaro, a principios de 1986.

El panista Álvarez, entonces alcalde de la capital chihuahuense, había perdido la candidatura a gobernador contra su correligionario Francisco Barrio, pero mantuvo su promesa de caminar hasta la cuna de la Constitución para protestar por las reformas a la ley electoral del estado con las que el PRI preparó el terreno para el fraude electoral de ese año.

Pese a sus 66 años de edad, Álvarez caminó 40 kilómetros en la primera jornada de la marcha. Cuentan que sus acompañantes llegaron al sitio de la pernocta arrastrando la cobija, pero que a don Luis aún le sobraba energía. “Ahorita vengo –les informó–, voy por leña”.

Otra caminata memorable fue la de don Salvador Nava, quien salió de San Luis Potosí hacia la Ciudad de México el 28 de septiembre de 1991, dos días después de que su rival en la contienda electoral de ese año, Fausto Zapata, había tomado posesión de la gubernatura. El movimiento que lideraba Nava exigía la renuncia de Zapata, a quien acusaban de haber ganado los comicios mediante un fraude. El 10 de octubre, Zapata renunció al cargo y Nava detuvo la marcha poco antes de llegar a Querétaro.

Unos días después, a finales de noviembre, el entonces dirigente perredista tabasqueño Andrés Manuel López Obrador encabezó el Éxodo por la Democracia, una movilización de Villahermosa a la Ciudad de México para protestar por los resultados de las elecciones municipales.

La caminata, que duró más de un mes, bajo el sol abrasador del trópico y en el frío del Altiplano, logró tumbar al gobernador Salvador Neme Castillo y catapultó la carrera política de López Obrador y lo convirtió en una figura nacional.

Hoy ya Presidente de la República, a López Obrador le tocará ver una de esas caminatas desde el otro lado de la mesa.

El jueves 23, saldrá una marcha desde Cuernavaca hacia la Ciudad de México, encabezada por los activistas Javier Sicilia y Julián LeBarón. A diferencia de las anteriores, el propósito de esta caminata no será protestar contra el resultado de una elección, sino contra la violencia criminal que asuela al país desde hace más de una década y la incapacidad de las autoridades para hacerle frente.

Ayer, en entrevista para Imagen Radio, Julián y Bryan LeBarón me dijeron que el objetivo de la marcha era ser la voz de “miles de mexicanos víctimas de la violencia que no han logrado justicia”.

El tiempo dirá si esta caminata, que –de acuerdo con lo anunciado– concluirá el domingo 26 frente a Palacio Nacional, tendrá un lugar en la historia como aquellas de Álvarez, Nava y López Obrador, que lograron mover las estructuras políticas del país y por eso son recordadas.

Desde luego, la distancia entre Cuernavaca y la capital es mucho menor que la que recorrieron aquellos hombres el siglo pasado, pero quizá el país nunca había estado en el peligro en que se encuentra hoy. La atención, cuando menos, ya la tiene.

BUSCAPIÉS

*Los investigadores que consultan el fondo documental de la Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales, en el Archivo General de la Nación, se toparon con la noticia de que dicho acervo, que incluye documentos fechados entre 1923 y 1982, está cerrado desde el 6 de enero “por encontrarse en un proceso de revisión”. Hasta ahora ninguna autoridad ha querido explicarles el porqué y la duración de la medida, que no tiene precedentes desde que ese fondo se abrió al público en 2002.

Ámbito: 
Nacional