La confianza está en entredicho
La confianza de los empresarios inversionistas es un tema que siempre ha sido escurridizo.
En diversas ocasiones le he comentado en esta columna que el inversionista tiene que operar en medio de la incertidumbre.
A ningún empresario le asusta el no tener certezas plenas.
Cuando alguien decide arrancar un proyecto, trátese de la apertura de la más modesta tienda, del establecimiento de una enorme planta industrial o del desarrollo de un rascacielos, tiene que tomar decisiones sobre algo que desconoce: el futuro.
Para poder invertir requiere que haya por lo menos algunos indicios de que ese futuro le traerá resultados positivos.
Si no es así, será muy difícil que haya inversiones.
Visualizar ese futuro de indicios positivos no es un asunto de modelos matemáticos o de cálculos de probabilidades. Más bien se trata de un sentimiento, ni más ni menos que de la confianza.
El economista inglés John Maynard Keynes desde hace poco menos de un siglo describió a este ánimo como “espíritus animales”, justamente para referirse a que se trata de algo más instintivo, intuitivo, que estrictamente racional.
Cuando un gobierno trata de propiciar las inversiones de los empresarios, lo más importante es generar un estado de ánimo que permita producir entusiasmo y confianza.
Si lo que existe es incertidumbre creciente y percepción de hostilidad, por más intentos que se hagan para propiciar la inversión, ésta no se va a presentar.
Lo que ayer expresó la presidenta del Consejo Ejecutivo de Empresas Globales, Claudia Jañez, debe ser motivo de preocupación para el gobierno del presidente López Obrador.
Dijo Jañez: “las empresas globales que operamos en México hemos visto con profunda preocupación cómo se ha incrementado la percepción de incertidumbre y hostilidad a la iniciativa privada. Nos está costando mucho trabajo convencer a nuestras casas matrices de continuar invirtiendo en México”. Y eso que estas empresas eran las que expresaban más fe en las perspectivas del país.
No se trata solamente de una declaración, sino de una realidad que documenta mes con mes el INEGI cuando presenta las cifras de inversión productiva .
Los datos más recientes, al mes de octubre, indican una caída de 8.7 por ciento respecto al mismo mes de 2018.
Desde julio de 2018, en 10 de 16 mediciones, el registro ha sido negativo en las comparaciones mes contra el mes anterior. El volumen de inversión de octubre pasado es ya 10.3 por ciento inferior al que se realizó en junio de 2018, el mes previo a la elección del año antepasado.
El equipo del presidente López Obrador tiene integrantes que saben perfectamente que esta situación es insostenible y que requiere un cambio importante para permitir, al menos, un crecimiento moderado de la economía.
En muchas ocasiones le he comentado en este espacio que se necesita un ‘golpe de timón’ con el mismo impacto que tuvo la cancelación del proyecto del aeropuerto de Texcoco, pero ahora en sentido inverso.
Tal vez sea iluso plantearlo, pero si ese giro en política económica no se produce, lo más probable es que el mal desempeño de la economía se extienda por un tiempo mayor.
Y no habrá popularidad que resista esta circunstancia, lo cual tendrá como efecto una pérdida del respaldo que hoy tiene el presidente López Obrador.
Esto es algo que tienen que entender los defensores de la 4T… si no quieren ver que su proyecto naufrague en los próximos años.