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La caravana migrante pone a prueba el pacto migratorio entre México y EE UU

Cientos de migrantes centroamericanos avanzan hacia la frontera de México en diferentes rutas para evitar las detenciones

El corredor centroamericano ha cambiado desde la aparición de las primeras caravanas masivas de migrantes a finales de 2018. La firma de acuerdos en materia migratoria entre Estados Unidos, México, Guatemala, El Salvador y Honduras en los últimos seis meses ha dificultado el viaje al norte. “La intención del Gobierno de Donald Trump es que el flujo migratorio se detenga desde antes”, dice Alma Eunice Rendón, experta en asuntos migratorios. “Incluso a Trump le puede ayudar hablar de la caravana y la delincuencia en este momento: el impeachment avanza y las elecciones se acercan”.

El cambio de paradigma se ha notado en el comportamiento de la última caravana migrante, formada el martes en San Pedro Sula, la segunda ciudad de Honduras. Cientos de ciudadanos hondureños, entre 600 y poco más de 1.000, se reunieron entonces en la terminal de autobuses de la ciudad. El miércoles empezaron a salir. En 2018, la ruta sur, que pasa por Esquipulas, Ciudad de Guatemala y llega a Tapachula, ya en México, atrajo a la mayoría. Esta vez una parte ha ido por allí, pero muchos han cruzado de Honduras a Guatemala por el paso de Corinto, cerca del mar Caribe.

“Damos por hecho que buena parte de la gente va a llegar por donde siempre, Tapachula”, dice Salva Lacruz, del Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova, con sede en la ciudad fronteriza. “Pero sabemos que hay gente que va a ir por Tabasco”, esto es, por los pasos de El Ceibo y Frontera Corozal, cerca de Tenosique. “E incluso”, añade, “hay gente que va a llegar por La Mesilla”, un paso cercano al de Tapachula, aunque algo más al norte, dirigido a Comitán y San Cristóbal de las Casas. Para Lacruz, “estas innovaciones son para tener más opciones de cruzar. Y claro, al final el grueso del control migratorio está por Tapachula”.

Los efectos de los acuerdos se han notado también en el comportamiento de las policías. En Honduras, en el paso de Corinto, la policía disparó gas lacrimógeno contra ciudadanos que trataban de cruzar la frontera sin hacer el trámite migratorio. En Guatemala, trabajadores del ICE estadounidense, la agencia que controla migración y aduanas, asesoran a la policía desde el terreno, cosa que no ocurría en anteriores ocasiones. De acuerdo a reportes de agencias y medios locales, la policía guatemalteca muestra en esta ocasión una actitud distinta, más estricta con los migrantes y el control de documentos. En México, las autoridades han mandado un mensaje claro: no van a dar salvoconductos. La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, insistía el miércoles en que “México no es un país de tránsito”.

Este jueves, los diferentes grupos de la caravana avanzan por Guatemala. Los migrantes están menos organizados, van en grupos de aproximadamente 20 personas y avanzan a pie o en camión, dependiendo del humor de los conductores. Parece que algunos grupos ya han llegado a Ciudad de Guatemala y otros están cerca del paso de El Ceibo.

Aunque el control policial ha aumentado, los migrantes avanzan hacia Guatemala y llegarán a la frontera de México, controlada por la Guardia Nacional. La presencia de la Guardia Nacional en el sur de México desde el affaire arancelario de junio es constante. Entonces, Trump amenazó con imponer aranceles a las exportaciones mexicanas si el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador no redoblaba sus esfuerzos contra los migrantes. Para Ramón Márquez, responsable del albergue La 72, de Tenosique, la situación ahora es propicia para controlar la caravana. “El Gobierno lo tiene todo a favor para hacer un muro con la Guardia Nacional”, en cualquier lado de la frontera, dice. “Pero vaya”, añade, “si cruzan por El Ceibo o Corozal, yo no creo que les dejen llegar a Tenosique, los detendrán antes”.

Lacruz opina que la Guardia Nacional hará lo que ha hecho en otras ocasiones. “Las estrategias de contención son clarísimas: dejan internarse a los migrantes, caminar y caminar y cuando ya están cansados, los detienen sin usar violencia”.

Eunice Rendón señala que los acuerdos alcanzados estos meses no apuntan a las causas de la migración, sino a la pura contención. “No es solo un asunto de pobreza, es una cuestión también de violencia, gente que huye de amenazas de muerte”, defiende.

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Nacional
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