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TEMPLO MAYOR

UNA DE las más bonitas tradiciones de la política mexicana es irse a turistear -con cargo al erario, por supuesto- cada año a Madrid con el pretexto de la Feria Internacional de Turismo. Y si no lo creen, le pueden preguntar, por ejemplo, al secretario de Turismo de ¡Coyuca de Benítez!, Joel Ríos, que anda por aquellos rumbos.

DICEN QUE el funcionario municipal es la envidia de muchos turisteros de Guerrero que tuvieron que viajar pagando de su propio bolsillo. Ahora nomás falta ver que los turistas fluyan en borbotones hacia ese poblado de la Costa Grande, al fin que las cosas andan muy tranquilas por allá.

OTRO QUE decidió alejarse de la inseguridad y los conflictos en su estado fue el michoacano Silvano Aureoles, quien por segundo año consecutivo voló a España. Lo que no se sabe es si fue a promover la ruta de la mariposa monarca o algún tipo de turismo de aventura por los pueblos controlados por el narco o las autodefensas, o los paseos en tren por las vías bloqueadas por la CNTE.
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PA’ QUE no haya dudas: el gobierno mexicano mantiene la tradición de asilo, más allá de filias y fobias ideológicas. En la embajada en Venezuela se encuentran asilados José Gregorio Guerra, director de Participación Ciudadana de la Asamblea Nacional, y Maritza Rondón, asesora principal de la presidencia de ese órgano legislativo. Es decir, son dos colaboradores cercanísimos del líder opositor Juan Guaidó… pésele al Maduro que le pese.
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ES CURIOSO: el actual gobierno nunca ha chocado… ¡lo chocaron! Cada vez que la administración de Andrés Manuel López Obrador enfrenta una crisis (usualmente creada por sus propias decisiones) resulta que no hay responsables internos, pero sí algún saboteador externo.

CUANDO no es Felipe Calderón el culpable de todo, el desabasto de gasolina es cosa de los funcionarios de Pemex, el desabasto de medicinas es un complot de las farmacéuticas, la crisis de inseguridad es un invento de los medios y ahora, en el colmo, la falta de tratamientos para niños se la colgaron al director del Hospital Infantil, el médico Jaime Nieto Zermeño.

LA FÓRMULA no falla: el desastre del Insabi es un sabotaje. La caída de la producción de Pemex también es obra de un sabotaje. ¿Los amparos contra el aeropuerto de Santa Lucía? Un sabotaje legal de los conservadores.

Y hablamos del incremento del robo de combustibles, obvio, también se trata de un sabotaje. O como decía el ex jefe de Gobierno de la capital, Andrés Manuel López Obrador, cada vez que algo le salía mal: “¡Es un compló!”

Ámbito: 
Nacional